Reforma de la Ley del Aborto
Coherencia y conciencia
Más que un dilema, los diputados provida del Partido Popular han tenido dos, entendiendo por supuesto que no son diputados unilateralmente provida, sino que consideran que la protección de la vida humana desde su inicio hasta su final natural es un punto crucial de su acción política.
El primero para varios de ellos ha sido de coherencia. En efecto, se trata de saber si la minirreforma que sustituye el «Proyecto Gallardón», minirreforma que se limita a aplicar el régimen general de los actos médicos a este acto no médico del aborto, basta para condonar las razones por las que ellos y su partido recurrieron la «ley Aído» ante el Tribunal Constitucional. La oposición a una parte fundamental del articulado de la norma no fue por razón de oportunidad, ni por un discurso de consenso, sino por la creencia de que la norma afectaba al derecho fundamental a la vida de una forma grave, quebrando la jurisprudencia del propio tribunal. No va a ser fácil entender que esta fuerte objeción se supera con una modificación más o menos cosmética de alguna de las aristas más discutidas.
Pero el segundo problema que puede tener el diputado no es tan sólo de coherencia, sino también de conciencia. Parto de la base de que los problemas jurídicos no son exactamente como los éticos. Es decir, se puede y se debe apoyar una ley reductiva del aborto, aunque no sea óptima, salvando siempre la posición personal de búsqueda de una norma que restrinja aún más la actividad de las denominadas clínicas.
Sin embargo, es cierto que la reducción de la nueva norma debe ser lo suficientemente trascendente como para justificar un apoyo que de facto te convierte en votante de la casi totalidad de la «ley Aído». Pues la norma ligeramente José Miguel Serrano pasa a ser la de tu grupo, la que tú has votado. Quienes ayer no votaron la reforma entendieron evidentemente que no se cumplía la condición exigida.
*Comité de Bioética
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