Papel
«CSI: Cyber», la investigación llega a la red
La cadena Fox emite la primera temporada de esta nueva ficción de la que es la franquicia televisiva más exitosa de este siglo.
Los avances tecnológicos llegan día tras día a nuestras vidas y, sin darnos cuenta, nuestra rutina se parece poco a la de hace una década. Algo similar sucede con el trabajo policial, que poco a poco ha ido mejorando sus técnicas de investigación de delitos gracias a la utilización de las nuevas tecnologías. Y, por ende, estos avances han llegado a las series de televisión policiales, que siempre están dispuestas a utilizar en sus tramas nuevos elementos que sorprendan y atraigan al espectador. Con todos estos ingredientes, la CBS y el todopoderoso productor Jerry Bruckheimer no han podido resistir la tentación de exprimir un poco más la franquicia televisiva más exitosa de este siglo, con el reciente estreno de su versión más tecnológica, «CSI: Cyber». La producción, que en nuestro país ya se puede ver en FOX, se centra en la agente especial Avery Ryan, una mujer que encabeza la división de Delitos Cibernéticos del FBI, la unidad encargada de resolver los crímenes que tienen alguna relación con internet y las nuevas tecnologías.
A la caza del hacker
Avery, encarnada por la recientemente oscarizada Patricia Arquette, se convirtió en agente después de que un pirata cibernético se adentrase en su ordenador y le robase los informes de su consulta de psicología. Este robo terminó con su carrera y provocó el asesinato de uno de sus pacientes, algo que empujó a Avery a dar un giro a su carrera y comenzar a perseguir a aquellos que, desde el anonimato y con un ordenador, destrozaban las vidas de personas inocentes. Junto a Avery trabaja Elijah Mundo, un experimentado forense especialista en armamento. Interpretado por James Van Der Beek, famoso por su papel protagonista en «Dawson crece», Mundo no tiene la experiencia cibernética de sus compañeros, pero se encargará personalmente de encontrar y capturar a los posibles delincuentes.
El experto en tecnología digital Daniel Krumitz, la virtuosa de las redes sociales Raven Ramírez y el ex hacker Brody Nelson serán los responsables de encontrar a los culpables de los más variados delitos cibernéticos. Y todos ellos trabajarán bajo la supervisión de Simon Sifter, al que dará vida Peter MacNicol, habitual en la televisión y conocido por sus trabajos en «Ally McBeal» y «24». Juntos tratarán de atrapar a piratas informáticos, secuestradores, asesinos con conocimientos electrónicos, estafadores y una larga lista de delincuentes. «Cualquier delito en el que haya aparatos electrónicos es, por definición, un ciberdelito», le dice Avery a Simon en el primer episodio, tratando de convencerle para que le deje encargarse de un caso en el que ha sido secuestrado un bebé.
Con su trabajo en «CSI: Cyber», Arquette se convierte en la primera mujer al frente de una unidad contra el crimen, tras los personajes principales de William Petersen en «CSI: Las Vegas», David Caruso en «CSI: Miami» y Gary Sinise en «CSI: Nueva York». Pero, además, el personaje de Avery Ryan se inspira en toda una institución en la materia de la criminología informática y tecnológica, la ciberpsicóloga irlandesa Mary Aiken. En la actualidad Aiken dirige el Centro de Investigación Ciberpsicológica del Real Colegio de Cirujanos de Dublin y trabaja en un proyecto de investigación internacional. Pero además ha sido asesora académica del Centro Europeo del Cibercrimen de la Europol y es experta en perfiles de criminales virtuales y análisis de comportamiento cibernético.
Como sucede con cualquier franquicia, «CSI: Cyber» es el restaurante nuevo que ya hemos visitado, en otra ciudad o en otro momento de nuestras vidas. La acción se ha trasladado a la sede del FBI en Quantico, Virginia, aunque los investigadores se desplazarán por todo el país para colaborar con otros departamentos policiales y atrapar a los delincuentes. Al contrario que sus predecesoras, que únicamente compartían la localización de los delitos, en «CSI: Cyber» todos los casos tienen un nexo común, su procedencia cibernética. Y los rostros que luchan contra el crimen son nuevos, pero las pautas básicas de cada personaje parecen calcadas de los roles presentes en las otras series de la franquicia. Así, Van Der Beek es el guaperas implacable que se encarga de las escenas de acción, mientras que Arquette, con sus frases incuestionables, recuerda ligeramente al personaje de David Caruso en «CSI: Miami». Por definición, el papel de friqui se lo reparten los tres especialistas cibernéticos del equipo, aunque cada uno de ellos desarrollará su propia historia. Y por supuesto Peter McNicol será el jefe comprensivo y sabio que aparece en la oficina cuando más se le necesita.
En lo que se refiere a la estructura de cada episodio, los creadores tampoco se han salido de las líneas marcadas por el sello CSI, con sus secuencias de acción, sus pistas fallidas y el «inesperado» descubrimiento final. Todo ello salpicado con las vidas personales de los agentes, que también comparten momentos de diversión tras el trabajo. Y mucha tecnología de última generación. Si hace una década nos atrapaban con vistosas recreaciones de asesinatos y detalles microscópicos, ahora los avances llegan hasta las autopsias. Sin ver una gota de sangre y en tres dimensiones, los investigadores y los espectadores podremos descubrir los secretos más profundos de cualquier víctima. Para finalizar, y como cabría esperar a la vista de la imperturbable tradición, tampoco falta la canción de The Who en la cabecera de la serie. En esta ocasión el tema elegido ha sido «I Can See for Miles», escrito por Pete Townshend y presente en el disco de 1967, «The Who Sell Out».
El resultado final, que en su estreno logró diez millones de espectadores en Estados Unidos, es un procedimental policial de manual que se restringe a sí mismo al ceñirse estrechamente a los parámetros de CSI. Pero, como es evidente, los procedimentales tienen éxito, la franquicia también, y siendo un producto de entretenimiento no es mejor ni peor que muchos otros. Su oscarizada protagonista y su temática poco habitual, que debería dar mucho juego a sus creadores, son algunos de los ingredientes que la convierten en algo diferente, aunque, por dentro, se parezca tanto a sus tres hermanas CSI.
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