Estados Unidos
El maquiavélico J. R. la lía en Antena 3
Maldad, traición, lujuria, envidia, soberbia... En 1979, los espectadores españoles se quedaron ojipláticos ante la versión corregida y aumentada de los siete pecados capitales que destilaban los personajes de «Dallas». Y por encima de todos J. R., el villano más famoso de la historia de la televisión con permiso de Falconetti de «Hombre rico, hombre pobre». Y es que la fórmula de la serie reunía numerosos ingredientes para enganchar a una audiencia, por entonces, mucho más inocente que la de ahora: los Ewing, unos magnates del petróleo que estaban corrompidos por el dinero, el poder y el sexo, y que se intentaban destruir entre sí. El éxito fue tan mayúsculo que el capítulo «¿Quién ha disparado contra J. R.?» fue seguido en 1981 por más de ochenta millones de espectadores en Estados Unidos.
En unos tiempos de «remakes» más o menos afortunados, es evidente que los productores avispados pensaron que «Dallas» podía tener una secuela tres décadas después. Parecía una apuesta segura. Dicho y hecho. La cadena TNT empezó su emisión en junio de 2012. En septiembre, Atresmedia compró los derechos para su emisión en España. Existían dudas sobre si iría en la parrilla de Antena 3 o laSexta. Ayer se confirmó que será en la primera para reforzar la programación de cara al verano.
Reparto original
Una de las mejores bazas de la producción es que se decidió recuperar a parte del reparto original. Una secuela de «Dallas» sin J. R. sería una versión edulcorada que perdería parte de su poderío. El actor que lo interpretó, Larry Hagman, no se lo pensó ni un minuto y se incorporó al proyecto. Lo mismo ocurrió con Linda Grey, que encarnaba a su torturada y alcohólica esposa, ahora su ex. Patrick Duffy, el sosito, de lo puro bueno que era, Bobby Ewing, también se apuntó al reparto.
Las tramas son fieles al original. J. R. regresa con la determinación de retomar sus intrigas. Su ex esposa, Sue Ellen, ya recuperada de sus adicciones seguirá enfrentándose a él y Bobby seguirá a lo suyo: intentado ser un mediador imposible entre las dos facciones de la familia.
La nueva generación de los Ewing sigue perpetuando esa nefasta relación sólo comparable a la de Caín y Abel. Los hijos de J. R. y Bobby son calcados a sus progenitores: el primero, un depredador que persigue con inquina a los suyos; el segundo sólo intenta enriquecer el patrimonio de su familia con un negocio de fuentes de energía alternativas. El conflicto está servido desde el minuto uno.
La serie fue bien recibida por los espectadores estadounidenses, ya que tuvo una audiencia de 6. 900.000 seguidores. Aunque progresivamente fue bajando, rápidamente se confirmó que habría una segunda temporada.
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