Estados Unidos

Jill Abramson: «Digital o impresa, es vital la calidad de la información»

Abramson, ex directora de «The New York Times», defiende el «muro de pago»

Jill Morrison, ayer en Madrid, fue nombrada en 2012 por «Forbes» la quinta mujer más poderosa del mundo
Jill Morrison, ayer en Madrid, fue nombrada en 2012 por «Forbes» la quinta mujer más poderosa del mundolarazon

C. García.- A pesar de ser una de las gigantes de los medios de comunicación es menuda, aunque su apariencia frágil no disimule su determinación por enfrentarse al Gobierno de EE UU o el de China e incluso a la cúpula de «The New York Times»

A pesar de ser una de las gigantes de los medios de comunicación es menuda, aunque su apariencia frágil no disimule su determinación por enfrentarse a los servicios de seguridad, el Gobierno de EE UU o el de China e incluso a la cúpula de «The New York Times», que la destituyó en mayo de 2014 tras casi tres años en el cargo por causas de las que se niega a hablar. Jill Abramson visitó ayer Madrid para ofrecer una conferencia en la Fundación Rafael del Pino invitada por la Universidad de Navarra. «Creo que es necesario centrar el debate: lo importante no es si el periódico en papel va a sobrevivir, algo que no es descartable, lo importante es saber si va a perdurar el periodismo de calidad», afirmó rotunda una mujer que ha dedicado su vida profesional al periodismo de investigación en el que, tan importante como ser riguroso con los datos, es «ofrecer al lector un relato ameno, crónicas largas que tengan datos jugosos, con profundidad en los contenidos, pero que esté bien escrito y se comprometa con la verdad», afirmó Abramson.

Durante su etapa como directora, vivió en primera persona una de las decisiones más trascendentes del diario en sus más de dos siglos de existencia: la creación del «muro de pago» para acceder a determinados contenidos de la edición digital de «The New York Times».

Decisiones arriesgadas

«Fue objeto de un gran debate dentro de la empresa y una decisión muy arriesgada. Por un lado muchos periodistas consideraban que por ética periodística no se podía obligar a pagar a nuestros lectores por determinadas informaciones», explicó, para luego precisar que «también había que concienciar al público de que el contenido del periódico, por su valor y calidad, merecía la pena realizar un desembolso económico que tampoco era tan excesivo». El resultado no ha podido ser más satisfactorio para el rotativo, ya que como Abramson explicó que «es una fuente de ingresos muy importante», ya que han alcanzado los 800.000 suscriptores, una cifra más que notable, teniendo en cuenta que el objetivo era llegar al millón en diez años. «Hemos tardado en llegar a la conclusión de que la versión digital de los periódicos es un acierto porque nuestros artículos tienen mucho más impacto al tiempo de que tenemos lectores globales en todo el mundo, por lo que nuestro grado de influencia es mucho mayor», subrayó.

Para la periodista y profesora, el éxito de «The New York Times», radica en que se sigue apostando por un periodismo riguroso y certero, que vaya con la verdad por delante. Defenderla es la que le ha costado más de un disgusto y es su principal inquietud en estos momentos. No en vano afirma que «Trabajar en Washington se está convirtiendo cada vez más difícil. Los periodistas no han vivido nunca tanta presión como durante las administraciones de Bush y la de Obama», algo que le escandaliza en un país como Estados Unidos, «que se enorgullece de las libertades». Y es que, aunque no lo mencionó el paisaje político e informativo que describió –con un Gobierno y un Pentágono hermético que no desdeñan la propaganda para intoxicar a los periodistas al tiempo que se guardan información fundamental para el ciudadano y presiona a los periodistas para que desvelen sus fuentes– es lo más parecido a un episodio de «House of Cards». También denunció la insostenible situación que se está viviendo en China, donde la edición digital de «The New York Times» está vetada desde que el periódico publicase un largo serial sobre la corrupción de sus dirigentes. «Es una vergüenza que millones de personas no puedan acceder a los contenidos de uno de los periódicos más prestigiosos del mundo».

Poder e influencia

Directora de «The New York Times» entre 2011 a mayo de 2014 –un hito en la historia del rotativo–, Jill Abramson, estudio literatura en la universidad de Harvard. Sus inicios periodísticos fueron en la revista «Time», para la que trabajó desde 1973 a 1976. Después, colaboró con «The American Lawyer», «The Wall Street Journal». En 2012, la revista Forbes la calificó como la quinta mujer más poderosa del mundo. En la actualidad está embarcada en un «star-up» en la que va a publicar una única historia al mes.