Pakistán
Malala Yousafzai, un grito en favor de la educación
National Geographic Channel estrena mañana un documental sobre la joven ganadora del Nobel de la Paz
El papel de la mujer en el mundo árabe está relegado a las tareas del hogar y el cuidado de los hijos y el marido. Su vida está llena de prohibiciones, desde la forma de vestir a cómo comportarse en público. A pesar de que el Corán reconoce el derecho a la educación para cualquier musulmán, cualquiera sea su sexo, la realidad es bien distinta, especialmente para los grupos extremistas. A pesar del terror que sus formas causan en la población, aún hay gente dispuesta a vencer el miedo y luchar por sus derechos. Es el caso de Malala Yousafzai, quien en 2014, con tal sólo 15 años, se convirtió en la persona más joven en recibir el premio Nobel de la Paz en reconocimiento de su defensa de la educación de las mujeres. National Geographic Channel estrena mañana a las 22 horas un documental sobre su vida bajo el título «Él me llamó Malala».
AL BORDE DE LA MUERTE
Malala heredó de su padre, activista político y profesor, el amor por los libros. En 2009, con once años, comenzó a escribir un blog para la BBC donde bajo un pseudónimo narraba cómo era la vida en Swat Valley, una región al norte de Pakistán donde los talibanes habían llegado dos años antes, habían cerrado las escuelas privadas y prohibido escuchar música, ver la televisión y la educación para las niñas. A pesar de ello, Malala continuó acudiendo a clase y denunciando a la sociedad esta situación. En el blog relataba alguna de las amenazas que recibía, «En mi camino a la escuela he escuchado a un hombre diciendo ‘‘Te mataré’’», y su miedo, «En Swat cuando vas a la escuela tienes mucho miedo de los talibanes. Ellos nos matarán, Nos lanzarán ácido a la cara». Esta historia llamó la atención de Adam Ellick, periodista del diario «New York Times», que a través del documental «Pérdida de clases, la muerte de la educación de la mujer», puso voz y cara a Musala, hasta entonces escondida bajo el nombre de «Gul Makai».
En 2010, los talibanes fueron expulsados de la región y la educación volvió a ser libre. Musala recibió el Premio Nacional por la Paz por parte del gobierno pakistaní y se convirtió en un icono para el pueblo.
Parecía que la pesadilla había llegado a su fin, pero no fue así. Las amenazas que, tanto la joven como su familia habían recibido a raíz de la publicación del documental, se hicieron realidad. En octubre de 2012 un grupo armado atacó el autobús escolar en el que viajaba Malala disparándola en la cabeza y cuello, lo que estuvo a punto de acabar con su vida. La joven fue trasladada hasta Reino Unido donde tras dos operaciones logró salir adelante y reafirmó su intención de continuar con la lucha del derecho a la educación en la mujer. Mulala pasó a ser un referente mundial –la revista «Time» la incluye entre las cien personalidades más influyentes del mundo– y en 2014 le fue concedido el premio Nobel de la Paz.
El documental, dirigido por Davis Guggenheim, ganador de un Oscar por “La verdad incómoda”, es fruto de un trabajo de dieciocho meses durante los que Guggenheim acompañó a la familia Yousafzai y recogió sus sobrecogedores testimonios. Para el director lo que le llevó a tratar esta historia fue que “Lo más extraordinario sobre la historia de Malala es su familia, las relaciones entre ellos y las decisiones que tomaron”, afirma.
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