Educación

Con discapacidad intelectual, pero con título universitario

Un grupo de alumnos con discapacidad mental se gradúan en la Universidad Autónoma de Madrid
Un grupo de alumnos con discapacidad mental se gradúan en la Universidad Autónoma de Madridlarazon

“¡Lo hemos conseguido!”, gritan varios jóvenes a la salida del salón de actos de la Facultad de Formación del Profesorado y Educación de la Universidad Autónoma de Madrid. Tras dos años de esfuerzos, de preparar multitud de trabajos y de estudiar duro para los exámenes, trece jóvenes con capacidades diferentes de la Fundación Prodis han conseguido su título de “Formación para la Inclusión Laboral”, un curso propio que pertenece al Programa Promentor y que prepara a estos jóvenes para el futuro, para que sean capaces de labrarse su propio futuro profesional.

Ana Fernández, de 21 años, es una de las trece nuevas graduadas de esta novena promoción. Está pletórica. Lleva un par de semanas preparándose para este momento. Se ha comprado un vestido verde esmeralda solo para la ocasión. “Es bonito, ¿verdad?”, insiste mientras lo enseña. Y es que gracias a la formación,Ana tiene síndrome de Down, pero eso no le ha impedido seguir con su formación tras terminar sus estudios en el colegio María Corredentora de Madrid, uno de los más punteros en educación para niños contrisomía 21, sabía que quería seguir mejorando y desde hace unos días, “estoy trabajando en el paseo de la Castellana, en un estudio de arquitectura”. “Se llama Richard Ellis”, le puntualiza su padre José Carlos, orgulloso de su hija, que aguanta el título que acaba de recoger. Ana trabaja dos días por semana, “los miércoles y los jueves de diez a dos”, explica. Su madre Esperanza también comenta las virtudes de su hija: “El ordenador se le da fenomenal, y en el trabajo sobre todo gestiona las bases de datos”. Ella dice que “me atasco hablando” y que por eso prefiere labores que no la obligen a estar de cara al público, pero, a pesar de la emoción del momento, se expresa sin problemas. Eso sí, el ordenador sigue siendo su gran aliado. “Te hace una presentación de Power Point en un momento”, añade su madre. Es más, “es ella la que mejor maneja las nuevas tecnologías en casa”. Las tardes también las tiene ocupadas.”Practico ballet y los sábados y domingos tengo actividades de ocio”, también las organiza Prodis y, con ellas, también impulsan su autonomía.

La formación universitaria que ofrece la Autónoma con ayuda de esta fundación no sólo busca dar conocimientos a los jóvenes, sino que también les pone en contacto con empresas para que puedan poner en valor sus nuevas aptitudes. “Les damos la posibilidad de que sigan aprendiendo para que, así, puedan demostrar lo que valen en un puesto de trabajo”, explican desde Prodis. Eso sí, “esos puestos deben ser reales, no queremos que se creen sólo para los chicos porque así no se consigue una verdadera integración”, insisten. Son numerosas las empresas que se han volcado con este proyecto, muchas de ellas con un volumen de negocio muy elevado, como Deloitte, Heineken, ING, Metrovacesa oCamprofrío, entre otras. Y, “todas coinciden es que la llegada de estas personas generan muy buen ambiente en los departamentos en los que trabajan y, muchas de las compañías que participan nos aseguran que incluso aumenta la productividad”.

En la Fundación Prosegur ya trabajan seis personas con síndrome de Down que, previamente, se han formado en la universidad. “Los primeros se incorporaron en la plantilla en 2007.Fueron la primera promoción del programa y, con el tiempo, los puestos con personas con discapacidad han ido creciendo”, explica Azucena Fonfría, responsable de proyectos de inclusión laboral de la Fundación. “Son personas muy trabajadores y, al contrario de lo que se cree, no tienen apenas bajas médicas. Faltan menos que yo”, bromea. Fonfría insiste en que “la diversidad es buena para cualquier empresa, es un plus”.Uno de los motivos por los que, con los años, el número de personas con discapacidad intelectual contratadas en Prosegur ha seguido creciendo y ahora “para una área específica de digitalización documental contamos con 17 personas”.

Rodrigo Baltasar, de 23 años, es otro de los recién graduados y esta semana ha empezado sus prácticas en un banco, el Pichincha. “Tengo que ir con traje y ya me he aprendido el camino que seguir para llegar en autobús”. Pero esta no es la primera vez que Rodrigo trabaja, “he hecho prácticas en la biblioteca de ciencias de la UAM y en la de psicología”. Pero su paso por las aulas de la Autónoma también le han dado otra alegría: se ha echado novia. Tanto ella como él no dudan en seguir con su formación y es que Prodis no deja que “nuestros chicos se oxiden” y y tanto Rodrigo y su novia como Ana se plantean seguir con el Máster que también realiza la Autónoma. “Es como una continuación para que sigan mejorando sus aptitudes y poder aportar aún más cualidades a las empresas que cuentan con ellos”. Y es que como dijo el padrino de esta promoción, Tomás García Madrid, consejero delegado del Grupo Villar Mir, “el valor de las personas no depende de sus capacidades, sino de su fuerza de voluntad”.

Con esta idea en la mente es como Javier López-Aranda, de 30 años, empezó a trabajar en Everis donde “estoy contratado desde hace un año”.Se dedica a “revisar los equipos informáticos y asegura que “trabajo con un equipo muy profesional”.Javier es un ejemplo de integración y de puesta en valor de sus derechos.Es más, junto a su novia, que trabaja en Prodis, “ya estamos planeando casarnos”.