Violencia de género
«Confiábamos en que tarde o temprano iban a dar con él»
Los padres de la joven se muestran muy agradecidos con el trabajo policial.
En la calle Carmen Conde de Algete ayer parecía que había tocado la lotería. Vecinos llorando, abrazándose, unidades móviles de las televisiones, reporteros en directo entrevistándose con la familia «agraciada»... No se descorchó champán porque el trasfondo de la historia es triste. Después de 18 años de desesperación y de mucha paciencia, la familia Blanco Puig tenía algo que celebrar: el autor del homicidio de su hija estaba, por fin, bajo custodia policial. La emoción se respiraba ayer en el pequeño adosado de la familia. Cada vecino que iba llegando, abrazaba a Olga (la madre de la joven) y rompían a llorar, esta vez de alegría, de alivio. Manuel, el padre, siempre atento con la Prensa, atendió a todo el mundo con una sonrisa. «No sé como agradecéroslo», asegura que dijo a los agentes de Homicidios que fueron a darle la noticia a su casa a eso de las 18:00 horas. No pudieron contener la emoción y los familiares de las víctimas y los investigadores se abrazaron. A lo largo de estos años nunca han perdido el contacto y se fue creando una relación de amistad y complicidad fruto de tantos años de frustración. «Nunca perdí la fe. Confiaba mucho en el grupo que ha llevado el caso», confesaba ayer emocionado Manuel Blanco. «Aún estoy en una nube» confesaba a ratos el padre de la chica. Ahora tendrá tiempo de digerirlo. Asegura que no le sorprendió muhco la llamada porque la relación era frecuente, los agentes le iban trasladando los avances en su trabajo y también cuando aquella pista que parecía fiable resultaba ser infructuosa. A lo largo de los casi 20 años ha habido muchas pequeñas alegrías que al final quedaron en desolación. «Pero hace cuatro días me dijeron que estaban en una línea buena», asegura. El caso iba a prescribir en apenas año y medio y sabía que los agentes trabajaban a contrarreloj. El caso de Eva Blanco era la «espinita» de todos los agentes de Homicidios. «Que hayan venido todos a decírmelo ya me parece suficiente muestra del cariño que hay».
La familia Blanco Puig ya puede respirar tranquila. En su caso sí tuvieron un cuerpo al que enterrar y llorar pero les pesaba que no se hubiera hecho justicia con el asesinato de su hija.
La familia es muy querida en la localidad, donde a la entrada se pintó un enorme mural pidiendo justicia para Eva Blanco. Ayer, por fin, se hizo. Eso sí, ahora queda el proceso judicial. Aún queda cerrar la instrucción del caso, la apertura del juicio oral y conocer la sentencia del tribunal que se encargue de juzgar a este hombre; el único imputado por el asesinato de esta joven.
La detención de ayer supone el descanso para la familia pero también para un grupo de Homicidios de la Guardia Civil, implicado al máximo en el caso desde el minuto uno. El broche de oro a nada menos que 18 años de investigación es también un soplo de aire fresco, un grito de «¡ánimo!» a todos aquellos agentes que sienten tanta frustración y creen perdidas tantas y tantas horas de trabajo en líneas de investigación que no siempre dan sus frutos; a aquellos que luchan contra los elementos, contra la burocracia y los «garantistas» como jueces de instrucción o fiscales que no siempre allanan el camino a quienes buscan a autores de crímenes. Sin duda, ayer, era día de celebración.
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