Educación
Cuando volver al colegio es vencer al cáncer
Nuria, de 15 años, es una de los más de 30.000 estudiantes que cada curso reciben formación académica en aulas hospitalarias
El viernes Nuria volvió a clase. Fue su primer día en 4º de la ESO en el IES Madrid Sur. Más de ocho millones de alumnos españoles hicieron lo mismo que ella, sólo que su «vuelta al cole» es un paso muy grande hacia lo que ella considera «la normalidad». La noche anterior no durmió bien. En toda su vida académica había tenido tantas ganas de que se abriera la puerta del instituto, de que sonara el timbre que alerta del comienzo de las clase, de escuchar el barullo, las bromas de pasillo entre compañeros y hasta el «¡callaos!» del profesor.
El curso pasado acudió el primer día de clase, tal como ocurrió el viernes, y ya no volvió a ver a sus compañeros hasta hace dos días. La diagnosticaron un sarcoma (cáncer de huesos) que la ha obligado a recibir tratamiento de quimioterapia durante un año en el hospital Niño Jesús de Madrid. Allí fue una de los 7.300 alumnos que en todo Madrid reciben formación académica en lo que se denomina aulas hospitalarias destinadas a estudiantes enfermos y una de las más de 30.000 que cada año lo hacen de media en toda España.
«Las aulas hospitalarias proporcionan atención educativa al alumno hospitalizados para no romper con el proceso de enseñanza y aprendizaje y de paso evitar que se produzcan procesos de angustia y de aislamiento. También es una forma de fomentar la utilización del tiempo libre en el hospital para formarse», explica Montserrat Soriano, responsable de la Dirección General de Infantil Primaria y Secundaria de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. «Cada niño hace un trabajo individualizado, pero lo importante es que no pierdan contacto con el colegio del que proceden y el currículum educativo. Nuria, que ahora tiene 15 años, ha recibido formación en el hospital y servicio de apoyo educativo domiciliario, con profesores que han acudido a su casa a ayudarla a seguir 3º de la ESO cuando ya no estaba ingresada en el Niño Jesús pero aún se recuperaba de los efectos de la quimioterapia y no lograba reunir las fuerzas para poder acudir a clase. Su experiencia es muy positiva y a la vista está por las brillantes notas con las que terminó el curso. «La ventaja es que te explican sólo a ti una materia, la ayuda es muy personalizada, existe más cercanía con el profesor que en una clase con más alumnos, es una relación diferente. La parte negativa es que a veces te encuentras muy mal y las ocasiones en que estás bien, aunque no te apetezca, tienes que hacer el esfuerzo». Nuria ha llegado a examinarse con el bote de quimioterapia colgado del suero pero si hay algo que la ha ayudado mucho a la hora de afrontar los difíciles momentos por los que ha pasado es haber practicado gimnasia rítmica en uno de los mejores clubes de Madrid, el Club de gimnasia rítmica Vallecas. «Practicar un deporte de equipo me ha servido para estar más ágil mentalmente, para llevar mis muletas, me ha ayudado a esforzarme, a soportar más el dolor porque en la rítmica se sufre. De hecho, yo creo que mi umbral de dolor es más alto». Después del injerto que tiene en la pierna, donde le diagnosticaron el tumor, la práctica de este deporte ha dejado paso a una nueva afición: la música. La guitarra es ahora una de sus grandes aficiones. «Siempre decimos, ¡qué rollo, qué horror tener que volver a las clases, los deberes...! pero la gente no se da cuenta de que el instituto es un lugar donde no sólo recibes formación académica, también es un sitio para socializarnos, es un lugar de encuentro... Este año he tenido mucha suerte, me ha tocado con compañeros muy majos». Ya no hay rastro del tumor pero Nuria aún tiene que ir a rehabilitación para poder caminar sin muletas, recibe medicación y aún se siente algo cansada. «Tu vida hace una pausa y, de repente, le da al “play” sin proceso de adaptación pero, aunque me cueste un poco, aquí estoy, con ganas...¡Y sin lamentarme!»
Atención al alumno enfermo
- Aula hospitalaria dirigida a alumnos de larga hospitalización para que no pierdan el curso. Sólo en Madrid había el año pasado 12 con 7.200 alumnos.
- Centros educativos terapéuticos son hospitales de día que atienden necesidades educativas y sanitarias de alumnos con problemas psiquiátricos.
- Apoyo educativo domiciliario. Un profesor acude a la casa de los niños que han estado hospitalizados y aún no se pueden incorporar a su centro.
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