Salud
Depresión: «Un día te levantas y crees que no sobrevivirás»
Ana Ribera lucha para acabar con el estigma de las enfermedades mentales. Ella estuvo 15 meses de baja, pero lo superó. A pesar de todo, hoy sigue viviendo con temor a recaer.
Ana Ribera lucha para acabar con el estigma de las enfermedades mentales. Ella estuvo 15 meses de baja, pero lo superó. A pesar de todo, hoy sigue viviendo con temor a recaer.
Me levantaba con mis hijas a pesar de que llevaba despierta desde las dos de la mañana. Les daba de desayunar y cuando bajaban al colegio volvía a meterme en la cama. Media hora antes de que vinieran al mediodía me duchaba y les preparaba la comida. Reservaba todas mis energías para ese ratito con ellas. Cuando se volvían a ir, me tumbaba otra vez en el sofá». Es el relato de una depresión que duró 15 meses. Ana Ribera asegura a LA RAZÓN en una conversación en la Librería Editores del centro de Madrid que es una enfermedad que «te consume»: «Tú eres tu depresión». Precisamente hoy se celebra el Día Europeo de la Depresión, una enfermedad que padecen más de dos millones de personas solo en España. Con su testimonio, Ana pretende ayudar a romper el estigma de las patologías mentales. «La gente me preguntaba que cómo era posible que yo la hubiera sufrido. Nos imaginamos un estereotipo de persona, pero le puede pasar a cualquiera», asegura.
Su calvario empezó sin un motivo concreto. Porque, al contrario de lo que cree la mayoría, a veces no hay un desencadenante. «Tenía 40 años y me acababa de divorciar, pero ese no fue le problema. Me llevo bien con mi ex marido, tenía dos hijas maravillosas y una familia estupenda, un trabajo y una casa», recuerda, pero añade que en un momento algo en ella empezó a no ir bien: «Comencé a no sentirme yo y a perder las ganas de hacer cosas. Creía que estaba triste, cansada, que sería la primavera. La depresión se nutre de las energías que gastas en negarla».
En su caso, la situación llegó un punto en que se tornó insostenible, tanto que no tenía fuerzas ni para salir de la cama. Fue entonces cuando sus familiares decidieron actuar y llevar a Ana al médico, que le recetó medicación y le indicó que debía asistir a terapia. Lo hizo durante un año, dos veces a la semana. «Al principio no quería ir. Nadie quiere. Pero luego se volvió un lugar seguro, una especie de bálsamo donde podía contar lo horriblemente fatal que me sentía».
Aún hoy le cuesta describir las emociones que bullían en su interior en ese tiempo: «Dejas de hablar, de comer, de dormir. El insomnio de la depresión es terrible, porque no es que no puedas dormir, es que te despiertas de madrugada con ansiedad y ya no duermes». Como es lógico, eso influyó no solo en su trabajo, sino también en sus relaciones sociales: «Te vas desconectando poco a poco de tu vida. Empieza cuando dejas de salir y te da igual el trabajo. Pero esa espiral se va haciendo cada vez más estrecha y acaban dándote igual tus hijos, solo quieres que te dejen en paz».
¿Qué es lo que más caracteriza a la depresión? El miedo. «Te levantas por la mañana y piensas que no vas a sobrevivir al día. Pero no es solo un pensamiento, es una certeza. Aunque lo haces, al día siguiente te vuelves a despertar con la misma sensación, y llega un punto en que pierdes la esperanza de que eso vaya a cambiar. Se te olvida quién eras antes de la depresión», cuenta. Para Ana, esta enfermedad es como ver la realidad a través de una «cortina de agua»: «Es como si estuvieras metido en una ola. Ves el mundo totalmente fuera de tu alcance».
Pero hay esperanza. Después de más de un año de batalla, Ana logró superarlo. «Para mí el punto de inflexión fue el primer día de terapia. No paré de llorar en 45 minutos. La terapeuta me dijo que tenía que descansar, que tenía que dejar de pelear, porque estaba enferma. Aceptarlo fue como un descanso», subraya. Y ahí empezó su recuperación, un proceso en el que empezó a ver los progresos «poco a poco». «Ahora soy más consciente de estar bien, de poder con la vida. Aunque tengo mis problemas, como todo el mundo», añade.
El trago tampoco fue fácil de digerir para sus seres queridos, porque como ella misma dice, «estar con alguien que padece depresión no es reconfortante porque lo que quieres es que te dejen en paz, todo es una amenaza. No es como alguien a quien le duele la garganta y le das un caldo». Ana se emociona cuando recuerda el sufrimiento de su familia y la paciencia de sus amigos. Ahora ha ido recuperando poco a poco la vida que llevaba antes, pero como ella misma dice, en esos quince meses dejó de lado a muchas de sus amistades. «Vivo con miedo a que vuelva a pasarme, estoy siempre alerta. Eso es lo que me da terror», concluye.
Ana Ribera participará el próximo fin de semana en «EncuentroMadrid», uno de los eventos culturales más importantes de la capital. Entre el 12 y el 14 de octubre se darán cita en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo voces destacadas de la sanidad, la religión, la política, el periodismo o la música. Ribera intervendrá en la mesa redonda «Salud mental y libertad», en la que también estarán la fotógrafa Lupe de la Vallina, el doctor en Medicina Sergio Zini, y el director clínico de Amalgama7, Jordi Royo. Será el viernes a las 20.30 horas.
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