Guardia Civil
Detenidas 16 personas por usar veneno ilegal para la caza
Se han llevado a cabo 269 actuaciones en 24 provincias, en diferentes espacios naturales, terrenos cinegéticos, explotaciones ganadero-agrícolas y establecimientos de venta de fitosanitarios
El Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil, en el marco de la operación “Antitox”, desarrollada durante el 2017 con el objetivo de perseguir el uso ilegal de venenos y otros medios no selectivos de caza, como cepos, jaulas trampa, redes o lazos.
El Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil, en el marco de la operación “Antitox”, desarrollada durante el 2017 con el objetivo de perseguir el uso ilegal de venenos y otros medios no selectivos de caza, como cepos, jaulas trampa, redes o lazos; han llevado a cabo 269 actuaciones en diferentes espacios naturales, terrenos cinegéticos, explotaciones ganadero-agrícolas y establecimientos de venta de fitosanitarios de 24 provincias.
Se ha procedido a la detención e investigación de un total de 16 personas, la incautación de 214 métodos prohibidos de caza y el decomiso de numerosos productos tóxicos, como aldicarb, carbofurano y estricnina; así como al hallazgo de 79 animales envenenados (entre ellos especies especialmente protegidas como el águila imperial, el buitre negro o el milano real), y la interposición de 34 denuncias en materia de sanidad vegetal, por infracciones a la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad y legislación cinegética.
Tres ejemplares de águila imperial envenenados
El objetivo de los cebos envenenados suele ser principalmente los depredadores de fauna cinegética (zorros, lobos o garduñas), los depredadores de la cabaña ganadera (principalmente lobo) y aquellos animales que pueden causar daño a los cultivos como el conejo o el jabalí.
Asímismo, históricamente el uso de venenos ha tenido un especial impacto entre las aves rapaces afectando a especies como el águilas y buitres, que se encuentran especialmente protegidas por su delicado estado de conservación.
En mayo de este año, agentes del SEPRONA de la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres, detuvieron a tres personas como responsables de la muerte por envenenamiento de un ejemplar adulto y dos crías de águila imperial cuyo coste de reposición o valor económico fue cuantificado por la administración en 195.000 euros, cuantía que ha sido exigida al autor de los hechos en concepto de responsabilidad civil.
Animales domésticos envenenados
Hay que resaltar la incidencia que el uso de venenos ha tenido entre los animales de compañía, especialmente perros y gatos. Esta situación se repite en los entornos urbanos y, en muchas ocasiones, tendría como objetivo evitar las molestias causadas por los animales domésticos abandonados.
Delitos contra la fauna
La investigación de delitos medioambientales suele desarrollarse en escenarios tan complicados como espacios naturales alejados y de difícil acceso, donde además los autores de estos delitos suelen tener un buen conocimiento del terreno.
Las unidades del SEPRONA llevan a cabo una investigación criminal que exige el uso de sofísticados métodos policiales como el análisis de ADN, el empleo de intervenciones telefónicas, el uso de métodos de posicionamiento o la confección de informes balísticos, además de la colaboración internacional y el apoyo de organizaciones como EUROPOL o INTERPOL.
Unidad Canina de Búsqueda de Venenos de la Guardia Civil
Una de las herramientas fundamentales con las que cuenta la Guardia Civil en su lucha contra el uso ilegal de veneno es el apoyo de las unidades caninas especializadas en búsqueda de venenos del Servicio Cinológico de la Guardia Civil; perros especializados y con gran experiencia en la búsqueda y localización de cebos envenenados en el medio natural, cadáveres de animales y productos tóxicos, que constituyen un apoyo indispensable para los equipos de investigación del SEPRONA.
Uso de venenos
En España ha sido una práctica habitual la utilización de venenos para el control de predadores como el lobo, el oso o las aves rapaces, acusados de causar efectos negativos en el sector cinegético o en explotaciones agrarias o ganaderas. Como consecuencia de esta práctica, muchas de nuestras especies más emblemáticas fueron llevadas hasta el borde de su extinción.
En la actualidad, el uso del veneno está prohibido y además se encuentra tipificado como delito en el Código Penal con penas de hasta dos años de prisión. No obstante esta práctica ilegal aún se produce con demasiada frecuencia. Algunas estimaciones hablan de 185.000 animales muertos por veneno entre 1992 y 2013 y, hoy en día, aún constituye una de las principales amenazas para la supervivencia de especies como el águila imperial, el buitre negro o el milano real.
A partir de 2004 iniciativas como la Estrategia Nacional de Lucha Contra el Veneno del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) y los diferentes planes autonómicos han conseguido mejorar la eficacia en la lucha contra el uso ilegal de venenos.
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