Educación
ANÁLISIS: ¿El fracaso escolar hunde a un país?; por Mercedes Cabrera
- ¿Cuál sería la clave para mejorar la calidad del sistema educativo y dar esquinazo a los malos resultados en PISA?
– La interpretación que se suele hacer de los resultados de PISA nunca deja ver que nos encontramos en la media de los países de nuestro entorno, no en la «cola» como suele decirse. Eso no quiere decir que esos resultados no deban mejorarse, pero hace justicia al enorme esfuerzo que el sistema educativo español ha hecho en los últimos años para asumir la educación obligatoria hasta los 16 años de una población infantil y juvenil cada vez más heterogénea. Tampoco se insiste lo suficiente en que PISA mide competencias, no conocimientos, y nuestro sistema educativo sigue demasiado prisionero de un aprendizaje memorístico y poco cercano a la realidad de las necesidades actuales.
- ¿Qué lecciones deberíamos aprender de los países que van por delante en educación?
– Para mejorar la calidad de nuestro sistema, lo esencial es la mejora y la formación permanente del profesorado. Los coordinadores de PISA insisten siempre en que los «modelos» educativos no son trasplantables de unos países a otros, por las diferentes peculiaridades de cada uno, pero en lo que sí coinciden los que tienen mejores resultados es en disponer de un profesorado altamente preparado y vocacional. En esa dirección es en la que habría que trabajar. No creo que vaya a mejorarse la calidad de la educación con variaciones en los currículos o la introducción de nuevas pruebas, sino con el estímulo al profesorado y a la dirección de los centros, teniendo siempre en cuenta las características de cada centro, la diversidad de los alumnos, las necesidades especiales...
- ¿Considera un paso hacia adelante reforzar las materias troncales como propone el nuevo borrador de reforma, teniendo en cuenta que esto implica que, por ejemplo, el catalán pase a ser una asignatura «de especialidad»?
– Las materias troncales son muy importantes y habría que insistir en ellas, pero no se trata de dedicarles más horas, sino de renovar los métodos de enseñanza y atender –y saber aprovechar– las necesidades diversas de los alumnos. Eso no se consigue con reformas legislativas, menos todavía si éstas responden a otro tipo de objetivos que poco tienen que ver con la calidad educativa.
- ¿El fracaso escolar supone el fracaso de un país?
–El fracaso escolar es un dato administrativo, resultado de la existencia de un título que se obtiene o no a los 16 años. Si se sustituyera ese título por un certificado que acreditara los conocimientos y competencias que cada alumno ha obtenido al cumplir la edad final obligatoria (como, por otro lado, ocurre en muchos países), esa losa del «fracaso» desaparecería. De hecho, es imposible comparar las cifras de «fracaso» españolas con las de otros países, por que en muchos ese concepto no existe. Lo que se compara en el ámbito europeo, por ejemplo, son las cifras de «abandono temprano» del sistema educativo, que son muy altas en España, por desgracia. Pero son así de elevadas no porque nuestro sistema educativo sea «malo», sino porque es muy rígido y expulsa a los jóvenes sin brindarles medios para reincorporarse a él; y, en segundo lugar, porque la estructura económica y empresarial, así como el mercado laboral españoles han estado demandando durante los años de mayor crecimiento mano de obra poco cualificada. No había incentivo alguno para seguir estudiando cuando podía ganarse un buen sueldo sin necesidad de ello.
Mercedes Cabrera
Ex ministra de Educación
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