Educación

Mariano del Castillo, in memoriam

Mariano del Castillo, in memoriam
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El 9 de enero pasado falleció Mariano del Castillo Rodríguez, director del Instituto de Técnicas Educativas de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), miembro de la Comisión de Educación y Formación de CEOE, vocal de la Junta Directiva de CEIM y Vicepresidente del Consejo General de la Formación Profesional.

En estos momentos tan próximos a su pérdida, son muchos los recuerdos que se agolpan en mi memoria. Recuerdo perfectamente cuando le conocí, en agosto de 1988. Yo era un recién licenciado en Físicas – una de tantas cosas que me unía a él -, buscando mi primer trabajo. Pasaba unos días en la sierra madrileña y allí un amigo común me habló de la posibilidad de entrar en Tajamar, donde Mariano era el director, pues necesitaban un profesor. Inmediatamente se puso en contacto con Mariano y este, con la diligencia y la generosidad que le caracterizaba, dejó Madrid en medio de sus vacaciones para venir a conocerme. De aquella entrevista recuerdo su pasión al hablar de la educación, la claridad de ideas sobre el proyecto educativo que quería impulsar, su apuesta por la innovación. Me transmitió una gran ilusión profesional, acompañado de un gran sentido de la responsabilidad.

Ya en Tajamar, tuve la suerte de ser de los primeros profesores en participar en un proyecto de formación de profesores en inglés, que Mariano impulsó en colaboración con un instituto, ahora universidad, en Cardiff. Gracias a este proyecto, unas decenas de profesores pasamos diversos periodos de formación en el Reino Unido. Con su visión clara y profunda de la innovación educativa, Mariano puso el germen de lo que años después se ha convertido en una de las apuestas del sistema educativo, el bilingüismo.

Fue también Mariano el que sembró en mi lo que después sería otra pasión compartida: el amor a la formación profesional. No es exagerado decir que el sistema de formación profesional español, en sus diversos campos, debe mucho al trabajo incansable de Mariano, a su capacidad de encontrar soluciones creativas, de sentar en una mesa a personas con posturas encontradas y alcanzar acuerdos, de aunar voluntades en torno a objetivos comunes, y de concretar acciones que han permitido la sustancial mejora del sistema en estos años. Esta era una de las tareas a las que Mariano dedicaba más tiempo, y a la que dedicó sus últimos momentos laborales. La tarde del pasado viernes, cuando me despedí por última vez en la puerta de su despacho y me dedicó, como hacía siempre, la última de sus sonrisas, trabajaba en varias cosas relacionadas con la formación profesional. En su agenda para esta semana quedan ya para siempre pendientes varias reuniones de trabajo para avanzar en temas de gran trascendencia, como la implantación de la FP dual, la formación para el empleo,...

Pocas personas como Mariano han recibido a la hora de su muerte un reconocimiento tan unánime: Administraciones Públicas, organizaciones empresariales, sindicatos, centros educativos... Todos los que de una forma u otra tuvieron contacto con él destacan su buen hacer profesional, su actitud abierta y conciliadora y, por encima de todo, su cariño, su cercanía, su trato amable, su preocupación por cada persona. En los cientos de testimonios y muestras de condolencia que hemos recibido estos días, un denominador común: “hemos perdido a una gran persona”.

Escribo esto cuando acabo de pasar junto a su despacho, dónde tantos momentos compartimos desde que hace 4 meses tuve la oportunidad de volver a trabajar con y aprender de él. Es momento de recoger el testigo que nos ha dejado y llevar a término la tarea que él comenzó. No será fácil, pero estoy seguro de que contaremos con su eterna sonrisa y su apoyo desde el cielo.

Maestro, compañero, amigo... Hasta siempre, Mariano del Castillo.

Secretario General de CECE