Sociedad

El 78,1% rechaza que sus ídolos le hayan influido

El 68,1% tiene referentes sociales a los que admira, pero el 54,3% cree que ser fan no te ayuda a madurar como persona

Los españoles admiramos a personalidades que destacan en distintos ámbitos, pero no nos dejamos seducir por ellas / Reuters
Los españoles admiramos a personalidades que destacan en distintos ámbitos, pero no nos dejamos seducir por ellas / Reuterslarazon

El 68,1% tiene referentes sociales a los que admira, pero el 54,3% cree que ser fan no te ayuda a madurar como persona.

La idolatría no es una manifestación intrínsecamente positiva o negativa. Nuestra sociedad, al igual que todas las mínimamente desarrolladas, tiene referentes que, según el grado de popularidad del campo en el que destacan, provocan una mayor o menor admiración. Obviamente, el interés ciudadano que despiertan estrellas de la música, el cine o el deporte no es comparable al de un científico, un ingeniero o un arquitecto por mucho éxito y reconocimiento que haya alcanzado en sus ámbitos. Además, ni siquiera esas figuras deben compartir nacionalidad con sus admiradores, pues hablamos también de «encantamientos» globales.

Pero hasta qué punto esas personalidades influyen en la vida de aquellos que los colocan en un pedestal. Pues depende. También aquí el fan actúa y se mueve en función de sus condicionantes y circunstancias personales y los comportamientos y las respuestas compulsivos no suelen ser excepcionales, pues la fiebre del entregado entusiasta, a veces, no conoce límites. En España, por lo visto, estamos vacunados contra esa suerte de hechizos. Para el 78,1%, sus respectivos mitos no han sido un elemento decisivo en la toma de decisiones a lo largo de su vida. En cambio, el 10,4% reconoce que sí le ha condicionado. Lo que queda claro es que una notable mayoría de españoles han tenido y tienen ídolos a los que admiran.

El 68,1% así lo asegura, que en el caso de los encuestados entre 18 y 34 años se convierte en el 74,5%. Por contra, el 26,1% asegura que no tiene referente alguno. Hay un saludable vínculo de los españoles con sus fetiches que se demuestra cuando el 54,3% dice que la condición de fan o seguidor no es algo positivo para crecer como persona.