Violencia de género
El asesino de Pioz: «Pensé que sentiría asco, pero estoy enfermo»
Patrick relató a un amigo el asesinato de la familia en tiempo real. «Apuñalé primero a la mujer, después a los niños».
Patrick relató a un amigo el asesinato de la familia en tiempo real. «Apuñalé primero a la mujer, después a los niños».
Son en torno a las 17:00 horas de la tarde del pasado 17 de agosto. En uno de los chalets de la urbanización La Arboleda de Pioz está aconteciendo una matanza que todavía no ha finalizado. Patrick Nogueira ya ha asesinado a su tía Janaína Santos y a sus dos hijos, de 1 y 4 años, y está aguardando la llegada de su tío, Marcos Campos Nogueira, incapaz de sospechar aún que toda su familia ya ha dejado de existir y que él va a ser el siguiente. Mientras, Patrick no tuvo inconveniente en compartir su atrocidad en directo, a lo largo de dos horas y media de conversación vía WhatsApp, con un amigo, Marvin Henriques Correia, de 18 años. Lejos de sentirse aterrorizado por lo que estaba leyendo y viendo –las investigaciones apuntan a que Patrick le envió fotos de los cadáveres–, Marvin celebraba el cuádruple asesinato y le daba consejos sobre cómo no levantar sospechas. Incluso le dio instrucciones precisas para descuartizar los cadáveres. El programa «Fantástico», de la cadena brasileña Globo, ha tenido acceso a la conversación gracias a un afortunado desliz de Marvin: le dejó el móvil a un amigo sin borrar la conversación y éste, tras ver su contenido, le denunció a las autoridades.
«Estoy esperando al cuarto miembro», comienza escribiendo Patrick, en referencia a su tío Marcos. «Llegué con dos pizzas. Hablamos un poco», prosigue, relatándole a su amigo sus movimientos previos al asesinato. «Me gustaría imaginarme la escena. Tú llegando para matarla. Jajajaja», le contesta Marvin, que celebra lo sucedido. «¿A quién apuñalaste primero? ¿A la mujer?», le pregunta. Patrick responde afirmativamente. «Después a la mayor, de tres años. Después al niño, de uno», confiesa, en referencia a la hija mayor del matrimonio, María Carolina, y a su hermano, David, que había nacido en España.
Si ya sólo con lo relatado hasta ahora el comportamiento de Marvin se desvela atroz, lo que más problemas puede acarrearla es su complicidad con el asesino. «Pasa desapercibido. Sal por delante, incluso. Por la mañana, como si fueras a pasear o algo así», le aconseja. Además, le envía ánimos: «Concéntrate. No falles. Buena suerte». Patrick le dice que ha tomado las medidas oportunas. «Al menos usé guantes. No he dejado huellas», dice. O al menos eso creía. Finalmente, la Guardia Civil sí que dio con huellas y sudor pertenecientes al joven. Con todo, se pone en lo peor: la posibilidad de que le «pillen» y acabe en la cárcel. El hecho de acabar entre rejas españolas no parece ser algo que le atormente. «Si voy aquí a la cárcel, está bien. No me importa. Voy a tener una celda para mí solo», se jacta.
En la conversación se encuentra un momento especialmente sobrecogedor. En concreto, cuando Patrick le transmite sus sentimientos tras los crímenes. «He llegado a dudar. Pensé que me daría asco. Pero me convencí de una cosa: estoy muy enfermo», escribe. En todo caso, parece ser que estos mensajes no revelan por qué cometió el cuádruple asesinato. Sólo se sabe que sus víctimas le inspiraban un odio irrefrenable.
Todo este diálogo se encuentra entre las pruebas que han sido enviadas a las autoridades españolas, que se suman a las evidencias halladas en el registro de la casa de Marvin. El joven se encuentra en prisión provisional hasta su comparecencia ante el juez, el próximo 31 de octubre, según informó el rotativo «O Globo». En todo caso, la Policía brasileña ha asegurado que no será extraditado.
El programa «Fantástico» también ofreció algunas imágenes pertenecientes al interrogatorio al que fue sometido Marvin por parte de los agentes. «¿Sabía que lo que estaba haciendo era un crimen?». «No», responde. «Si retrocediéramos en el tiempo, ¿haría lo mismo o habría obrado de forma diferente?». «Diferente», dice. Pese a todas estas evidencias, el abogado de Marvin insiste en que no hay pruebas suficientes que demuestren que su cliente tuvo una participación activa en el crimen.
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