Adicciones
El cannabis «light» que ya se vende en Europa
Se fabrica en Suiza, se pondrá a la venta próximamente en Francia e Inglaterra y podría ser legal debido a sus muy bajos niveles de sustancias psicoactivas. La empresa no descarta comercializar sus productos en España
Se fabrica en Suiza, se pondrá a la venta próximamente en Francia e Inglaterra y podría ser legal debido a sus muy bajos niveles de sustancias psicoactivas. La empresa no descarta comercializar sus productos en España.
Van a abrir una tienda en Francia, piensan comercializar sus productos en Inglaterra, también planean hacerlo en Italia... ¿y en España? Jonas Duclos es el fundador de CBD420, una empresa radicada en Suiza y centrada en productos elaborados con marihuana. Desde bombones y caramelos, pasando por aceites, y hasta los cogollos de la planta. Y lo curioso es que podría estar funcionando dentro de la legalidad. Estamos ante el cannabis «light».
¿El motivo? Entre las 80 moléculas que se pueden encontrar en la planta de la marihuana, existe una de ellas especialmente controvertida. Se trata del tetrahidrocannabinol, o THC. Es su principal ingrediente psicoactivo. Se trata de una sustancia fiscalizada y prohibida en muchos países. Sin embargo, la marihuana de CBD420 está cultivada de forma que los niveles de THC están por debajo del 0,2%, una cifra muy baja, de forma que podría sortear las barreras legales en buena parte de los países europeos. De hecho, en su país de origen, Suiza, el límite permitido es del 1%; sus productos se pueden encontrar en unos mil establecimientos.
El THC no es el único elemento implicado. La empresa también vende productos que contienen cannabidol, o CBD. Al contrario que el anterior, su uso no está restringido. Además, como afirman desde la empresa suiza, se ha comprobado que su uso es eficaz contra las inflamaciones, la artritis, la esquizofrenia, la epilepsia...
«Defiendo lo que hacemos sobre todo por sus aplicaciones médicas», afirma a LA RAZÓN Jonas Duclos, CEO de CBD420. A este joven de 31 años le fue detectada hace tiempo una enfermedad rara, llamada PRP, que provoca inflamaciones y ronchas en la piel. «Es una enfermedad única y era difícil busca un tratamiento. El THC funcionó a la hora de aliviar mi dolor», explica. Ése fue el motivo por el cual Duclos, banquero de profesión, dejó su trabajo y emprendió este negocio.
Ahora bien, defiende un uso responsable del THC. De ahí que los límites de estos compuestos sean tan bajos. «En altos niveles puede ser perjudicial y provocar efectos secundarios negativos. Que haya sido bueno para mí, no quiere decir que lo sea para los demás. Por ejemplo, puede duplicar los daños en aquellos que sufren paranoia o ansiedad. Por ello, el riesgo de nuestro productos es prácticamente cero», asegura.
¿Lo veremos en España? De momento, Duclos asegura que ya han contactado con él tiendas interesadas en comercializar sus productos. «El caso de España es muy particular», dice. «Es un país en el que los clubes y asociaciones forman un gran movimiento para legalizar el cannabis y están luchando por ello. Pero no queremos presionar a nadie, ni a ellos ni tampoco a los políticos. Nuestro objetivo es vender el mejor producto posible y trabajar junto a las asociaciones», afirma. Así, no descarta la comercialización en nuestro país, «pero antes tendremos que ver cómo evoluciona este negocio con el paso del tiempo».
¿Hay en nuestra legislación algún resquicio legal para el cannabis ‘‘light’’? «Los convenios internacionales de fiscalización de estupefacientes definen qué partes de las plantas de cannabis pueden ser fiscalizables», explica a este diario Bernardo Soriano, de S&F Abogados y portavoz de Regulación Responsable. Soriano señala que, efectivamente, el CBD no está fiscalizado y se podría vender. Mientras, el THC sí que está prohibido, pero al venderse con una concentración inferior al 0,2% «se considera prácticamente un margen de error» y podría comercializarse.
Ahora bien, el problema es la extracción de estos elementos, que sí que está prohibida por las leyes internacionales. «Ese proceso lo debe autorizar la agencia del medicamento del país europeo correspondiente. En este caso, es de suponer que esta empresa ha contado con la aprobación de la agencia suiza. Es un elemento algo absurdo, pero así es: si de un proceso que en teoría es ilegal después obtienes un producto que no está fiscalizado, no hay problema», señala Soriano. Es decir, estos productos se pueden vender en España «siempre que provengan de un fabricante autorizado» y sólo se puede fabricar aquí «si cuentan con la autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps)».
En realidad, como señala el abogado, este tipo de productos ya se venden en nuestro país. «De forma masiva, ya se está comercializando en los ‘‘grow shops’’ aceites con concentración en CBD y ahora están empezando a aparecer en algunos herbolarios». En otras tiendas, de forma minoritaria, «se están vendiendo cogollos de cáñamo industrial que no tienen THC pero sí CBD». En todo caso, los bancos de semillas de cannabis echan mano de un «truco legal» para evitar conflictos: venden sus productos como objetos de coleccionismo, a los que aplican incluso un 21% de IVA, para no incurrir en la ilegalidad, reflejada en el artículo 368 del Código Penal.
De momento, los clubes de cannabis no están regulados en nuestro país. «Sí existe jurisprudencia por parte del Tribunal Supremo, que dicta que hay que estudiar cada caso concreto. Por eso no están criminalizadas todas las asociaciones. Al final, depende de lo que se considere como ‘‘uso compartido’’», afirma Soriano. Hasta la fecha, se han dictado al menos tres condenas a estos clubes. Las penas oscilan de uno a tres años por poseer hasta 10 kg de marihuana, y de tres a cuatro y medio por poseer a partir de 10 kg.
El uso terapéutico del cannabis está sobre la mesa del Congreso de los Diputados y está pendiente de debatirse. En España se han aprobado tres leyes sobre el consumo de marihuana en País Vasco, Navarra y Cataluña, si bien «todas ellas son parciales y sólo afectaban a los clubes cannábicos». Estos textos están pendientes de los recursos interpuestos ante el Tribunal Constitucional.
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