Cambios climáticos
El clima no puede hacer huelga
Las cifras con motivo de la Huelga Mundial del Clima lo dicen todo. Ya no es solo un movimiento estudiantil, su grito por el planeta ha convencido también a los adultos.
Las cifras con motivo de la Huelga Mundial del Clima lo dicen todo. Ya no es solo un movimiento estudiantil, su grito por el planeta ha convencido también a los adultos.
Si el pasado viernes se echaron a la calle cuatro millones de personas a nivel mundial, hoy se espera que la Huelga del Clima sea aún más numerosa. Se han convocado manifestaciones en 170 países y hay, de momento, 6.383 eventos organizados, informaba ayer la activista sueca Greta Thunberg en su perfil de Twitter. En España, el grito por el planeta se escuchará en al menos 70 municipios. Sus nombres no son conocidos. Pero su mensaje, sí. «Es importante que todo el mundo se manifieste por este problema porque nos va a afectar a todos y más a los más jóvenes, que no podemos esperar a ser la generación del poder», afirma Alejandro Martínez, miembro de Juventud por el Clima, una de las plataformas convocantes de la huelga, junto a 2020 Rebelión por el Clima, Alianza por la Emergencia Climática y Alianza por el Clima. La voz cantante la siguen llevando los jóvenes, pero no es solo una huelga estudiantil, es también una laboral y de consumo, porque, pese a los descalificativos de algunos, lo cierto es que son ellos los que están dando una lección al mundo. También lo hacen con sus acciones. Alejandro, por ejemplo, confiesa que «he dejado de volar desde hace dos años» y «compro la menor ropa posible, este año, he adquirido dos o tres prendas y lo hice para sustituir las que estaban ya muy viejas». «Es importante que la gente se informe de su huella, las pequeñas acciones que toman cada día también cuentan», añade.
Este movimiento, el de los Fridays For Future, llamó la atención de Susana, de 22 años. «Voy a la huelga porque sigue sin verse muy claro la crisis ambiental. Hay que hacer algo ya. Está bien que se reúnan como en Nueva York pero siempre existen intereses económicos detrás que impiden que se tomen medidas necesarias, y es urgente. Los datos científicos asustan». Por eso ella, además de manifestarse, trata de reducir su huella de carbono: «Soy vegetariana convencida por el tema ecológico, ya que la carne requiere más tierra, agua, emisiones... Además, evito comer cosas preparadas por los envases. También miro la procedencia de fruta y verdura y no compro mucha ropa. De hecho, intento que sea de segunda mano; nos la cambiamos entre los amigos».
Luisa Diezma, de 16 años, tiene claro que hoy también irá a la huelga: «Voy por mi futuro. La inacción política está haciendo que yo no lo tenga. El cambio hay que hacerlo ahora mismo. El punto de ‘‘no retorno’’ es ya: en 2030. Es ahora, no en tres generaciones». Luisa anima a todo el mundo a acudir, sin importar la edad que tenga, «ven por tus hijos, sobrinos o nietos. El momento de la acción es ahora, no en tres generaciones», repite. Esta joven de 16 años empezó a interesarse por el cambio climático «el año pasado. Comencé a investigar y flipé con que nadie estuviera haciendo nada al respecto, cuando debería ser la primera preocupación de políticos, padres y abuelos». El pasado mes de abril conoció el movimiento, y desde entonces trata de estar en todas las acciones que puede, y aunque cree que tiene más peso la acción colectiva para presionar a los políticos que la individual, también intenta poner su granito de arena: «Trato de no malgastar recursos, de no comer carne, ir en transporte público, cerrar el grifo... Cosas sencillas. Si uno se para y piensa un segundo se dará cuenta de que no cuesta nada». Manuela Martín, también de 16 años, tiene claro que irá. «Sin duda. Es importante asistir porque nuestra generación es consciente de lo que nos jugamos y no es nuestra culpa. Urge un cambio radical a nivel global».
El poder de nuestras decisiones
Quién lleva más tiempo es «Virko», de 30 años. Así es como le conocen. Es miembro de la Asociación Madrileña Antiespecista (AMA). «Yo me centro en plasmar un mensaje, que es el gran poder que tenemos con nuestras decisiones como consumidores en un planeta en crisis climática. Por ejemplo, en el aspecto animal. Soy vegano desde hace un año y medio, cuando te haces descubres que no es tan difícil como parecía desde el otro lado. Quizá lo más complicado son las cuestiones sociales», como cuando uno va a comer a casa de alguien. Pero «comer es un hábito más que se cambia en tres semanas y es saludable». Le preguntamos por qué va a ir hoy a la huelga, y reconoce que se siente «bastante ridículo al tener que explicar por qué, quienes se lo tienen que plantear son los que no van a ir. Si existe un problema que nos afecta a todos es éste. ¿Qué hay más importante que demostrar a los políticos que la ciudadanía está despierta? Exigimos soluciones».
Un compromiso que empieza por él mismo: «Cambiar hábitos parece difícil pero cuesta menos de lo que parece», nos insiste. «En mi casa, por ejemplo, mi padre se ha hecho vegano. Fue fácil, porque se puso a ver documentales conmigo y poco a poco cambió. Y mi madre ha reducido mucho el consumo de productos cárnicos». Virko también está concienciado con el residuo cero, «sobre todo, en el tema de plásticos. Y es fácil. Con hacerte con un termo o una botella de acero inoxidable nunca más comprarás botellas de aguas. También adquiero muchos productos a granel, como legumbres, semillas, cereales, etc. En cuanto a la compra, hace poco contactamos con ‘‘Tu cesta ecológica’’, y nos llega un lote cerrado de fruta y verdura que viene sin plástico, toda metida en una caja de madera». En cuanto al transporte, no tiene carné ni coche por convicción. Y por si esto no fuera poco, trata cada día de aprender nuevos hábitos que reduzcan su huella cotidiana.
Pasado, presente y futuro
Todos ellos acudirán a la huelga para pedir que se den soluciones ya a la emergencia climática que estamos viviendo. «Las movilizaciones por el clima –recuerdan en Greenpeace– vienen de lejos. La más importante, que dio lugar a marchas masivas, la People’s Climate March, congregó en Nueva York frente a la ONU a más de 300.000 personas en 2014, mientras se producían cientos de movilizaciones paralelas por todo el mundo. Aun así, en aquel momento, ni siquiera soñábamos con algo como lo que está por venir».
Hoy, millones de personas de todo el planeta se unirán a la huelga. Ya no son solo jóvenes, aunque tengan la voz cantante, sino que su lucha ha hecho que colectivos de toda índole se sumen. En Madrid, la manifestación comenzará a las 18.00 en la Plaza de Atocha y llegará hasta la Puerta del Sol convocada por las cuatro plataformas citadas, a las que se han sumado Amigos de la Tierra, WWF, Greenpeace (que lleva tiempo pidiendo la neutralidad de CO2 en 2040), Ecologistas en Acción y SEO/Birdlife, entre otras. También la apoyan Trabajores por el Clima, sindicatos... incluso partidos políticos. Los últimos en mostrar su apoyo: el PSOE y el PP. Mientras los primeros piden a sus afiliados y simpatizantes que acudan, en el PP reiteran su «sólido compromiso» y aseguran ser «responsables y ambiciosos» contra el cambio climático pero no irán al no ser partidarios de las huelgas como mecanismo de resolución de «problemas complejos ni de conflictos». Paradójico, porque el objetivo es reclamar a los gobiernos soluciones más eficaces para frenar y combatir el cambio climático. A este paso, va a parecer que estamos todos de acuerdo. Ojalá, aunque de momento nuestras emisiones dicen lo contrario: 332,8 millones de toneladas de CO2 equivalente, y eso que son un 2,2% menores que en 2017.
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