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El espeleólogo Juan Bolívar ya está en España
El policía nacional y espeleólogo Juan Bolívar Bueno ha llegado a España sobre las seis de la tarde procedente de Uarzazate (Marruecos) en el avión fletado por la Policía. A su llegada ha sido recibido por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.
El policía nacional y espeleólogo Juan Bolívar Bueno ha llegado a España sobre las seis de la tarde procedente de Uarzazate (Marruecos) en el avión fletado por la Policía tras el accidente en el que fallecieron otro agente y un abogado españoles, donde ha sido recibido por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.
Según han informado a Efe fuentes del Ministerio del Interior, el avión ha aterrizado en el aeródromo de Cuatro Vientos de Madrid, tras haber despegado de Uarzazate a las 13:00 horas GMT (las 14:00 hora local de Marruecos).
En la aeronave han viajado Juan Bolívar y el equipo de siete expertos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil que el Gobierno español envió el pasado día 5 a Marruecos para ayudar en las labores de rescate de los tres accidentados, dos de los cuales fallecieron.
Este equipo está integrado por cuatro guardias civiles expertos en montaña y tres agentes del GEO de la Policía Nacional.
Los familiares del policía que se desplazaron a Uarzazate para acompañarle durante su ingreso en una clínica no han podido viajar en el avión de la Policía por falta de espacio, según han informado fuentes oficiales marroquíes.
El avión que ha aterrizado en Cuatro Vientos tampoco ha transportado los cuerpos de los dos compañeros de Bolívar que murieron en el accidente ocurrido en el cañón de Wandrass -el agente José Antonio Martínez y el abogado Gustavo Virués-, ya que sus restos han sido trasladados a Marraquech para practicarles la autopsia.
El único superviviente es agente de la escala básica de la Policía, tiene 27 años y es originario de Granada, aunque llevaba unos tres años destinado en Madrid, según relataron a Efe allegados suyos.
Tras el accidente permaneció varios días en el cañón, en el que primero falleció Virués y luego Martínez, hasta que fue rescatado el pasado domingo, en buen estado físico pero con hipotermia y estrés postraumático.
Ingresó en la Clínica Chifa de Uarzazate, donde ha recibido la visita de autoridades españolas y marroquíes y de la que hoy ha salido por su propio pie.
Vuelven también los espeleólogos expertos en rescate
También han regresado la mayor parte del grupo de 16 espeleólogos españoles expertos en rescate que se trasladaron a Marruecos para asistir a los tres españoles accidentados en el Atlas, con la frustración de no haber podido ayudar a sus compañeros.
Un grupo de ellos ha llegado en dos furgonetas poco después de las 15.00 horas al puerto de Algeciras en un barco rápido procedente de Tánger, pero aguarda la llegada de un tercer vehículo con un remolque en las próximas horas a España en un barco posterior.
El portavoz de la Federación Andaluza de Espeleología (FAE), José Enrique Sánchez, ha explicado que el equipo regresa con la impotencia de no haber podido actuar ya que las autoridades marroquíes rechazaron los tres ofrecimientos que sucesivamente les hicieron para ayudar al rescate de los tres montañeros accidentados, dos de los cuales han muerto.
Ha contado a los periodistas que las autoridades marroquíes primero rechazaron que estos dieciséis expertos en rescate de montaña se incorporaran a las tareas, después de que bajara únicamente una médico especialista en espeleología, y usar la tonelada de material de última tecnología que ellos habían llevado para las complicadas tareas.
"Estuvimos 16 horas con todo el material desplegado delante", ha afirmado José Enrique Sánchez, que ha cuestionado las gestiones entre España y Marruecos. "Si hubieran sido estadounidenses, habría llegado la 'Navy' sin preguntar", ha señalado, tras asegurar que el superviviente no fue rescatado por las fuerzas marroquíes sino solamente "ayudado"a salir cañón.
Ha indicado que el equipo está mal anímicamente porque no han podido hacer lo que estaban dispuestos, aunque se ha mostrado satisfecho de entrar "de manera clandestina"en Marruecos como turistas cuando entendieron que las relaciones diplomáticas "son lo que son"y que podría haber un conflicto con la Guardia Civil, "que son los expertos, los especialistas y los profesionales".
Ha indicado que el viernes por la mañana recibieron la alerta y empezaron a hacer gestiones, hablaron con el ministro del Interior y con el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, que se pusieron a su disposición.
Sánchez ha puesto como ejemplo un caso parecido del año pasado en Perú, cuando un espeleólogo necesitó ayuda y a los montañeros españoles sí se les abrieron las puertas para que intervinieran.
Ha asegurado que trasladaron que ellos tenían la experiencia y la técnica necesaria, mientras que en Marruecos era la primera situación que se producía de este tipo a pesar de que se ha convertido en un destino promocionado para deportes de aventura y les pidieron que aceptaran su ayuda, "no desde un cuerpo de seguridad, sino desde unos voluntarios deportivos".
Además, ha manifestado que cuando el viernes les dijeron que iban a suspender las labores de rescate porque se estaba haciendo de noche le dieron ganas "de dar un puñetazo en la mesa", ya que los espeleólogos hacen su actividad en cuevas, "a oscuras de día y de noche"y les da igual si se hace de noche porque tenían iluminación de última tecnología: "Somos capaces de iluminar el cañón como la Gran Vía de Madrid".
Sánchez ha dicho que expusieron sus 2.000 metros de cuerda especial, cinco taladros neumáticos para anclajes, mosquetones, poleas, y todo el material imprescindible, para que "cogieran lo que quisieran", pero después de una hora de negociación del cónsul español se les comunicó que "bienvenidos"y que si necesitaban algo les llamarían, ha dicho.
Sin embargo, ha lamentado que los medios marroquíes parece que no eran los adecuados: "Si lo que mis ojos han visto es lo que es, los medios evidentemente no son los ideales".
Ha resaltado que Juan Bolívar "no ha sido rescatado, ha sido ayudado a subir hasta arriba"y que si no tiene la fuerza para ayudar él y hay que sacarlo en una camilla o que intervenga la Guardia Civil, "este señor no sale", ha concluido.
Salvó la vida milagrosamente
Sólo el propio Juan Bolívar sabe lo que ocurrió en el cañón de Ouandrás, en el que sus dos compañeros, Gustavo Virués y José Antonio Martínez, perdieron la vida y él logró salvar milagrosamente la suya. Hasta ahora, se sabe que los tres ascendían el cañón, de unos ocho kilómetros de largo, cuando uno de ellos resbaló, posiblemente por las placas de hielo, y arrastró a los otros dos en la caída, ocasionándoles heridas que resultaron fatales. «Desconoceremos lo que ha pasado hasta que Juan se recupere», afirmaba ayer a este diario Antonio Ávila, miembro del equipo de Rescate de Bomberos de Granada y también del Grupo Espeleológico Ilíberis, del que todos los afectados formaron parte. Tras su rescate el domingo, Bolívar se encontraba ayer sedado, a petición propia, en la clínica Chifa de Ourzazate, donde previsiblemente pasará varios días de reposo. Mientras, los cadáveres de sus dos compañeros –Gustavo, el primero en fallecer, y José Antonio, que murió el domingo– fueron extraídos del cañón. Sin embargo, su traslado a un centro hospitalario cercano no se produjo ayer, debido a las malas condiciones climatológicas. Y también por la orografía del terreno: el cañón por el que cayeron y sus paredes se estrechan en algunos tramos hasta los 40 centímetros.
Aparte del estrés postraumático, el superviviente sufría hipotermia, algo comprensible debido a que la expedición, atrapada en una pared de unos 2.400 metros de altitud, estaba rodeada de nieve. Con todo, según cuenta José Enrique Sánchez, secretario de la Federación Andaluza de Espeleología, Bolívar pudo salir «por su propio pie», a través de cuerdas y anclajes, y «sin utilizar la camilla». Según apunta Ávila, los agentes marroquíes que se encontraban en la zona –los refuerzos españoles todavía no habían llegado– descendieron hasta abajo y, «muy bien habilitado», lo condujeron hasta la salida del cañón. Algo que quizá no habría sido posible de no ser Bolívar, policía de profesión y jugador de rugby, «físicamente muy fuerte», como afirmó a Efe su entrenador del equipo del Alcobendas C.
Con todo, de no haber sido por su familia, Bolívar no habría vivido para contarlo. El domingo 29, los tres espeleólogos partieron de Sevilla junto a un grupo de nueve personas para adentrarse en el Atlas marroquí. Una vez allí, se separaron del resto del grupo, con el objetivo de reencontrarse entre el martes y el miércoles en Taghrafet. Ante la falta de noticias, sus compañeros, entre los que se encuentran Juan y Diego Bolívar, padre y hermano respectivamente del desaparecido, pusieron una denuncia en la Gendarmería marroquí. «Pasaron 48 horas sin que los agentes hicieran nada», apunta Ávila. De hecho, Juan, Diego y otro espeleólogo, José Morilla, se adentraron el pasado vienes en la zona, «con nieve hasta la cintura», y «avistan en un nevero –una zona de nieve– dos cuerpos que se mueven, mientras que otro está inerte». Fueron los primeros en divisarlos y, consecuentemente, avisaron a los gendarmes. Al ver que los agentes no contaban con los medios adecuados –sólo tenían cuerdas con nudo tipo prusik, más finas y «con las que no se va muy lejos»–, Juan Bolívar padre y Munilla intentaron el rescate a través de un sistema de tracción y poleas para hacer subir una camilla, desde abajo, y rescatar a José Antonio. Sin embargo, las autoridades marroquíes los desalojaron. Las 48 horas que pasaron hasta que los espeleólogos localizaron los cuerpos, unidas a los dos días que las autoridades marroquíes tardaron en autorizar la llegada de un operativo español, han puesto bajo sospecha la actuación del Gobierno local. ¿El resultad habría sido diferente de haber actuado antes? «Si no hubieran puesto pegas ni bloqueado las ayudas, José Antonio» –el español que falleció el domingo– «se habría salvado». «Hay una serie de protocolos, no es tan fácil», afirma Sánchez, que señala que Interior, la Policía Nacional, la embajada de Rabat y el Consulado español «nos han atendido inmediatamente».
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