Sucesos

El guía del viaje: «Ocurrió en un segundo. De repente todo era hierro y polvo»

Los viajeros ilesos permanecen en un polideportivo de Lille
Los viajeros ilesos permanecen en un polideportivo de Lillelarazon

Apenas habían transcurrido catorce horas de viaje cuando los 59 pasajeros del autobús que viajaba desde Bilbao –con parada en San Sebastián– con destino a Ámsterdam se despertaron de golpe. Y es que eran pasadas las cinco de la mañana, cuando el conductor del autobús decidió pasar por un túnel por el que no debía. Medía un metro menos de la altura del vehículo. «Ocurrió en un segundo, y después no sabíamos qué había pasado», recuerda a LA RAZÓN el guía del grupo que viajaba con un acompañante. «Todo era polvo y hierro. Ha sido un ‘‘shock’’». Atiende a este diario al otro lado del teléfono desde el polideportivo que las autoridades galas han preparado para todos los viajeros. «Lo primero que hice fue mirar hacia atrás para ver cómo estaban los estudiantes y hemos sacado unas luces que llevamos en el autocar para poder ver cómo estaba cada uno». «Casi todos los estudiantes iban dormidos. Hasta llegar a París había algo de tráfico, pero una vez pasada la capital francesa es todo el rato autopista y recto hasta Ámsterdam». A esas hora, el sol aún no había salido y, aunque los servicios de emergencias no tardaron en llegar, fueron los viajeros los primeros que auxiliaron al resto de pasajeros. «He ido sacando a las personas que podían andar y hemos clasificado a los heridos. Cuando han llegado los servicios de emergencias, les hemos dejado realizar su trabajo».

Casi todos los viajeros son jóvenes estudiantes de las universidades de Deusto y del País Vasco, con edades comprendidas entre 18 y 25 años, aunque predominaban los más jóvenes. Auder Bolanos es uno de ellos y ayer, después de contactar con su familia y tranquilizarlos respondió las preguntas de la televisión pública gala France TV: «Yo iba en las primeras filas, recostado, dormido, y el golpe me ha despertado». Estaba ileso y su primera reacción fue interesarse por el estado de salud del resto de pasajeros. «Me giré y vi que muchos tenían los ojos cerrados, no sé si estaban inconscientes». Auder apenas tiene algún rasguño en la cara, pero sigue nervioso. Como explica el guía, ahora «es el consulado el que va a llevar todos los trámites de repatriación. La vuelta de los estudiantes se realizará mañana (por hoy), ya que así lo han considerado los psicólogos».