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El último regalo para Yéremi Vargas

Ithaisa Suárez abre las puertas de su casa a La RAZÓN para hacer balance de las últimas horas

El último regalo para Yéremi Vargas
El último regalo para Yéremi Vargaslarazon

Videoentrevista: La habitación de Yéremi está intacta. Un regalo le espera. Hizo la carta a los Reyes en febrero y su madre se lo compró pensando que volvería.

Ithaisa Suárez vive momentos de mucha tensión y dolor. Desde hace tres semanas, momento en el que los investigadores le comunicaron que tenían a un sospechoso principal responsable de la desaparición de Yéremi, esperan que transcurran los acontecimientos. Pero la espera es demasiado lenta. Quiere saber dónde está su hijo, qué pasó. Las últimas horas han sido muy intensas. Desde que se hizo pública la noticia de que Antonio Ojeda es el principal sospechoso, su casa ha sido un ir y venir de vecinos, amigos, familia y periodistas.

Ithaisa, en lugar de encerrarse a la espera de novedades, ha abierto las puertas de su casa. LA RAZÓN ha estado con ella, en la habitación de Yéremi, recordando al niño que con 7 años jugaba con sus primos en un solar cercano y que cuando fue llamado para comer, no regresó. Ese 10 de marzo de 2007 se detuvo el tiempo para su familia. Hoy, 9 años después, no pierde la esperanza de que ocurra un milagro y lo encuentren con vida, a pesar de que saben que es casi imposible.

Ithaisa no conocía a Ojeda, no recordaba haberle visto, pero su padre sí. "Se apoyaba en un palo para ver jugar a los niños. Pero muchos lo hacían. Cuando sacábamos las motos y los quads hacíamos mucho ruido y la gente se paraba a mirar. Además, había un gimnasio cercano. Después, una amiga me comentó que el presunto responsable de la desaparición de mi hijo nos miraba todos los días desde un bar cuando pasábamos de camino al gimnasio".

Ithaisa está convencida de que Ojeda es el responsable de la desaparición de Yéremi: "Cien por cien es él. Estoy convencida de que tuvo ayuda de alguien de su familia. Que alguien de su familia sabe lo que pasó". Ahora ya sabe que Yéremi no salió de la isla como se barajó en un primer momento. "Él no sacó a mi hijo de la isla. Está aquí".

También está convencida de que se trata de una persona mala, pero no de un enfermo. "En la cárcel le han examinado y han dicho que podría ser una persona enferma. No está enferma, es una mala persona".

"Quiero aferrarme"

Durante estos nueve interminables años Ithaisa ha recibido apoyo médico y ha logrado sobrevivir gracias a la esperanza. Una esperanza que todavía le queda: "Quiero aferrarme. Mantener un hilo de esperanza hasta que no lo vea y lo identifique. Quiero pensar que en algún momento dado se lo dio a alguien. Es lo que quiero pensar. Cuando pienso cosas malas me vengo abajo".

"Han sido nueve años horrorosos, pero siempre hemos pensado que algún día volvería. En casa siempre se habla de él como si estuviera presente. Sus hermanos también. El mayor quiere que cuando vuelva le enseñe artes marciales", indica.

"Su habitación está igual que hace 9 años. Sus muñecos de Winnie The Pooh, Michey Mouse, Spiderman, un cojín con su foto que le han regalado sus abuelos, su hucha, sus fotos... "Los dinosaurios le encantaban, «ET» también le gustaba mucho, pero por la noche le daba miedo. El kárate era una de las cosas que más le apasionaban", cuenta mientras señala cada uno de los objetos de la habitación.

"Su habitación está intacta, con todas sus cosas preferidas y con recuerdos que me han dado sus primos. Todavía tiene el dinero del último diente que se le cayó. Le gustaba la película de «la Máscara» y el febrero hizo la carta de los Reyes Magos para pedírsela. Al principio pensábamos que volvería y se la compré", indica mientras muestra el juguete.

Para Ithaisa, "han sido 9 años horrorosos. Me conciencié. el día que vuelva Yéremi. Incluso mis hijos pensaban que volvería. Hablamos de Yéremi como si estuviera presente. Su habitación está intacta, con sus cosas preferidas. Todavía tiene guardado el dinero del último diente que se le cayó".

El recuerdo de Yéremi sigue vivo en el corazón de Ithaisa, que recuerda a su hijo como un niño "juguetón, reservado y travieso. Era un poco hiperactivo y mientras hacía una cosa, cambiaba rápidamente para hacer una travesura". Pero siempre le perdonaban porque "lo hacía sin querer y luego ponía esa carita..."