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Europa reabre la «guerra» de la vacuna del papiloma humano

Europa reabre la «guerra» de la vacuna del papiloma humano
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La Agencia Europea del Medicamento va a revisar la seguridad de este fármaco. Las afectadas aseguran que puede causar dolor crónico y taquicardias.

En el mundo se han vacunado 72 millones de personas contra el Virus del Papiloma Humano (VPH). Un medicamento que, sobre todo, se aplica a mujeres adolescentes antes de que inicien su actividad sexual. De acuerdo con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), desde 2007 se han liberado más de cinco millones de dosis para su administración. Sin embargo, desde que la vacuna se aprobó y empezó a administrarse ha generado una gran polémica por los efectos secundarios que han sufrido algunas niñas. Por ello, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha decidido ahora «revisar aspectos específicos de su seguridad», aunque la Aemps insiste en que este estudio no conlleva por el momento «ningún cambio en las condiciones de autorización de las vacunas frente al VPH y su balance beneficio-riesgo se considera positivo».

El principal motivo que lleva a la necesidad de revisar los efectos adversos tanto de Gardasil como de Cervarix, los dos nombres comerciales de las vacunas que se administran, es su posible relación con la aparición del síndrome de dolor regional complejo (CRPS, en sus siglas en inglés) y el síndrome de taquicardia postural ortostática (POTS, en sus siglas en inglés). El primero está relacionado con una disfunción en el sistema nervioso central y sus síntomas suelen estar relacionados con cambios dramáticos del dolor y una especial sensibilidad en la piel. El otro síndrome suele causar desmayos, mareos y un rápido aumento del ritmo cardiaco. De acuerdo con los datos de la agencia española el número de casos de POTS en mujeres vacunadas ha sido de 66, mientras que de CRPS es de 95, en todo el mundo. En nuestro país, de acuerdo con el Sistema Español de Farmacovigilancia, sólo se han recibido dos notificaciones de síndrome de dolor y una de taquicardia.

Desde la Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma Humano (AAVP) no coinciden con los datos del Ministerio de Sanidad. Es más, aseguran que cada semana reciben llamadas de nuevos casos de mujeres que sufren alguno de estos síndromes. Aurora Rodríguez es vocal de la entidad y su hija, de 21 años, es una de las afectadas. «Estamos contentas de que por fin se revisen los efectos secundarios, pero creemos que llega tarde». Del mismo modo, considera que «debería paralizarse la vacunación hasta que Europa termine con su análisis». Sin embargo, éste no parece el objetivo de la revisión porque, como apunta la Aemps, «en base a las conclusiones, se decidirá si es necesario actualizar la información de la ficha técnica y del prospecto para que las mujeres y los profesionales sanitarios dispongan de la información más actualizada».

La vacuna, que está incluida dentro del calendario de todas las comunidades autónomas, y que apoyan la mayoría de sociedades médicas, en especial la que agripa a los ginecólogos, se administra para proteger a las mujeres del cáncer de cérvix porque, aunque son los varones los portadores del virus, es la mujer la que puede padecer cáncer de cérvix – la cuarta causa de muerte por cáncer en mujeres–, a pesar de la existencia de programas de cribado para el diagnóstico prematuro del mismo.

La hija de Aurora acaba de terminar cuarto de la ESO y es que los dolores crónicos que sufre desde que la inyectaron la primera dosis no le han permitido acudir a clase con normalidad. «Los análisis nos han demostrado que lo que sufre es una intoxicación por metales. Tiene los niveles de mercurio, níquel y aluminio elevados y por eso le atacan al sistema nervioso», explica. Y no sólo le dan ataques de dolor, si no que también sufre momentos de fatiga intensa, «estuvo dos días enteros durmiendo». La vocal afirma que las niñas que sufren los posibles efectos adversos de estas vacunas «pierden la visión y la audición, sufren convulsiones y dolores erráticos», entre otros. Sin embargo, ningún organismo científico ha confirmado aún su relación.

En el año 2011 diferentes sociedades científicas españolas realizaron un documento de consenso sobre la vacunación frente al virus del papiloma humano (VPH). Todas mantienen su acuerdo con respecto a los beneficios de este medicamento, Así, la Asociación Española de Pediatría (AEP) mantiene su recomendación a la vacunación de todas las mujeres adolescentes, a pesar de las demandas de la asociación de afectadas. Desde esta entidad aseguran que, «en España han muerto tres chicas –una de Asturias, otra de Valencia y otra de Cataluña– por la vacuna, dos de ellas de nuestra asociación, pero cuando se les practicó la autopsia determinaron que su muerte era desconocida, a pesar de haberse puesto la vacuna recientemente», sostiene la vocal. Desde la asociación aseguran que la EMA ha registrado más de 150 notificaciones por esta vacuna que acabaron en muerte.

En agosto del año pasado la asociación de afectadas se reunió con la directora de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Mercedes Vinuesa, y le pidió al Gobierno la retirada de esta inmunización porque «no es necesaria, ni efectiva», afirmó al término de la reunión la presidenta de la asociación Alicia Capilla; que se reconozcan sus efectos adversos, tales como «problemas neurológicos»; una atención sanitaria adecuada para las afectadas; un fondo de compensación por daños y un protocolo de actuación. Pero, como han comentado a este diario, estas medidas aún no se han puesto en marcha.

Otra de las exigencias que plantean desde la asociación es que se cree un fondo de compensación para las afectadas, similar al que funciona en Estados Unidos y Francia. En el país vecino, la Justicia reconoció la relación de causalidad de la vacuna del papiloma con daños en el sistema inmune de una chica de 15 años. Así, el sistema de compensación tuvo que hacerse cargo de su indemnización.