Opinión
Hecha a sí misma
Isabel Preysler, que ha vuelto a la carga después de una temporada en el ostracismo, asegura que «es una gran defensora de la mujer aunque no lo parezca»
Echo un vistazo al panorama de la vida intrascendente, a esas páginas que puedes muy bien pasar por alto porque ni afectan al devenir del país, ni a decisiones políticas equivocadas –como viene sucediendo en nuestro día a día–, o a conflictos internacionales o a algo que vaya a incidir en lo personal o, en líneas generales, al género animal y humano que puebla la tierra. Paso unas hojas de periódico de fin de semana, mientras observo la belleza de los Picos de Europa por un lado, con un cielo limpio y puro que me lo permite, y por el otro las olas picadas del Cantábrico, y me encuentro con una Isabel Preysler que vuelve a la carga después de una temporada en el ostracismo, asegurando que «es una gran defensora de la mujer aunque no lo parezca». ¡Pues claro que sí! ¡Nunca me hubiera atrevido a decir lo contrario! Ella más que nadie puede garantizar que el hecho de ser carismática ya es en sí casi más que una brillante carrera universitaria, en la disciplina que fuere, ya que sin ningún tipo de preparación ni atractivo inicial ha sido capaz de acaparar titulares y portadas, de seducir a nuestro artista más internacional, al noble más noble del gotha español, al ministro más sobresaliente de uno de los gobiernos más vibrantes de nuestra reciente historia, haciéndolos sus maridos, uno detrás de otro, y a un escritor internacional, Premio Nobel, si bien con este último no pudo culminar su relación, no sé si porque era ya perro viejo y venía resabiado, o por una serie de cuestiones diferentes que no vienen al caso y a nadie importan. Lo que sí es cierto es que renace de un fracaso personal para mostrarse igual de atractiva con setenta y tantos y hacerse con la imagen de una firma de ropa nacional, con la que lleva trabajando algunas temporadas. ¿Que es una gran defensora de la mujer? No lo dudamos; ¿que es un trabajo mantenerse con buen físico a pesar de los años? Cierto, como lo es también que la diosa Fortuna la lleva al lado cobijándola con su clemente sombra.
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