Laura L. Álvarez
Justicia para Diana Quer: hoy comienza el juicio por su asesinato
La joven madrileña fue asesinada en agosto de 2016. El juicio empieza hoy con la elección del jurado popular, que se encargará de dictar el veredicto contra el único acusado: José Enrique Abuín, «El Chicle».
La joven madrileña fue asesinada en agosto de 2016. El juicio empieza hoy con la elección del jurado popular, que se encargará de dictar el veredicto contra el único acusado: José Enrique Abuín, «El Chicle».
Eran las 2:38 horas del 22 de agosto de 2016 cuando Diana se «acojonó». Así se lo dijo a un amigo de clase, con el que iba hablando por WhatsApp para sentirse segura mientras regresaba caminando a su casa de veraneo.
Apenas le quedaban un par de kilómetros para llegar, pero José Enrique Abuín Gey, alias «El Chicle», ya la había elegido. Él estaba «de caza». Paseaba con el Alfa Romeo gris de su mujer por las fiestas de A Pobra do Caramiñal, y la mala suerte quiso que Diana se cruzara en su camino. Fue la primera vez que vio al individuo que acabó con su vida. Ella creyó que era uno de los feriantes que esos días ocupaban el pueblecito gallego con motivo de las fiestas patronales. «¿Qué te ha dicho?», le preguntó su amigo. «Morena, ven aquí», contestó ella a las 2:42. Fue la última vez que Diana escribió un WhaatsApp.
La pregunta de su amigo, un minuto después («¿Y qué le has dicho?») quedó sin contestar. Ya se había subido en el coche de Abuín. Según el escrito de la Fiscalía, «El Chicle» aprovechó «una zona de parque apartada, despoblada y escasamente iluminada, con naves abandonadas» para «seguirla en su coche, lentamente y sin perderla de vista, acechándola hasta llegar al sitio más apropiado».
A partir de ahí todo sucedió muy rápido. Tras amordazarla y atarla con bridas de pies y manos, la metió en el maletero del coche y cogió la autovía de Barbanza (AG-11). A las 2:58 tiró su móvil desde el viaducto que cruza Taragoña y que meses más tarde sería encontrado por una mariscadora. Poco después de las 3:00 de la madrugada cogió la salida hacia Asados en el punto kilométrico 17.
La llevó hacia el lugar más lúgubre de toda Galicia. Una fábrica abandonada, Muebles M R, a pocos minutos de la casa de sus padres y donde él había vivido toda la vida: conocía bien el terreno porque, como todos los agresores sexuales, actúan en un radio en el que se sienten cómodos. Allí, este ser violó a Diana. Pudo hacerlo durante una hora porque su muerte no se produciría hasta casi 60 minutos después de llegar a ese terrorífico lugar.
Tras agredirla sexualmente, según el relato del Ministerio Público, Abuín apretó la brida que le había colocado al cuello «hasta que la mató por estrangulamiento con fractura perimortal del asta mayor del hueso hioides», según explicaría el forense en el informe de la autopsia. 20 días después volvió al lugar del crimen para lastrar el cadáver.
Le colocó dos grandes bloques de adobe «con un peso de 18,5 kilos, unidos entre sí con un cable, que pasó por la zona dorsolumbar del cuerpo y aseguró en las axilas». «El Chicle» metió el cadáver en un pozo de 10 metros de profundidad que había en el sótano de esa nave.
Allí «tiró su bolso, su tanga y su cuerpo», con la brida aún sujeta al cuello. «El Chicle» tuvo la capacidad de mantenerse callado y durante casi 500 días nadie descubrió nada. Fueron 16 meses en los que veía a una familia madrileña destrozada por la desesperación de no saber nada. La UCO de la Guardia Civil, junto con el equipo de la Policía Judicial de La Coruña, asumieron uno de los casos más complejos que recuerdan.
Tras una ardua investigación, lograron identificar al responsable de esta barbaridad y consiguieron que les llevara hasta el lugar donde estaba su cuerpo. La familia, al fin, podía enterrarla.
Elección del jurado
Hoy comienza el juicio por estos hechos en la Audiencia Provincial de Coruña con la elección del jurado popular. Serán ellos los encargados de declarar a «El Chicle» culpable o inocente de los delitos que se le acusan.
El objeto del veredicto está previsto que lo entreguen el 11 o 12 de noviembre. Antes, pasarán por aquí más de 50 testigos y 40 peritos que arrojarán luz sobre las circunstancias en las que se cometió el crimen y todo el trabajo que tuvo que hacer la Guardia Civil hasta llegar al responsable de la desaparición de Diana. Una de las pruebas fundamentales fue la cámara de la gasolinera de la autopista que detectó el fogonazo de luz de los faros de Alfa Romeo que conducía Abuín.
Costó mucho identificarlo (hicieron un estudio de qué modelos tenían los focos a esa altura), así como desencriptar el móvil de Diana después de haber estado tanto tiempo sumergido en el agua de la ría.
Mañana será uno de los días más importantes porque está prevista la declaración del acusado y de los padres de Diana. Los sucesivos, lo harán familiares de «El Chicle», conocidos de la víctima, una decena de feriantes que esos días estaban en A Pobra y los especialistas que han participado en la investigación, buzos, guías caninos, técnicos en telefonía móvil y el forense que practicó la autopsia.
El Ministerio Público pide para el acusado la prisión permanente revisable, 12 años por agresión sexual y 20 por detención ilegal además de una indemnización para los padres de 254.000 euros y 36.000 para su hermana Valeria.
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