Barcelona
La «femme fatale» de la guardia urbana
El triángulo amoroso formado por Rosa, Albert y Pedro, todos ellos del cuerpo policial, acabó con la muerte del tercero. Rosa estuvo tres días sin denunciar la desaparición del fallecido
Rosa asentó los pilares de su vida sentimental sobre una falla. Quizá ocurrió así por su personalidad o fue la mala suerte a la hora de elegir pareja. Pero, desde 2007, el suelo sobre el que trataba de construir su futuro amoroso no ha dejado de temblar y agitarse.
Rosa asentó los pilares de su vida sentimental sobre una falla. Quizá ocurrió así por su personalidad o fue la mala suerte a la hora de elegir pareja. Pero, desde 2007, el suelo sobre el que trataba de construir su futuro amoroso no ha dejado de temblar y agitarse. Con Óscar, un subinspector de la Guardia Urbana, mantuvo una relación sentimental desde octubre de 2007 a febrero de 2008. Comenzó apasionada, pero el amor se dio la vuelta y enseñó colmillos retorcidos. Rosa denunció que durante su noviazgo accedió a hacerse fotografías de alto voltaje erótico junto a Óscar y que él, despechado cuando decidió abandonarle, se coló en su cuenta de correo electrónico (conocía la clave) y envió a todos sus contactos una fotografía de ella practicándole sexo oral acompañada de un texto que la describía como una auténtica ninfómana. La tórrida escena corrió como la pólvora entre los miembros de la Guardia Urbana y hubo todo tipo de chanzas. Cuando se acercaban a preguntarle, Óscar decía no saber nada. «¿Ya no estás con ella?», indagaban. «No, ¡qué va! Tenía una doble vida. Me engañaba con otro tío», respondía él. Tras Óscar, llegaron Pablo y un guardia urbano más. Dicen que ninguno atesora un buen recuerdo de ella, pero al menos las rupturas no acabaron en los juzgados.
Rubén, mosso d´Esquadra, parecía el definitivo. Quizá porque no era Guardia Urbano. Rosa, ilusionada, encauzó tanto su vida que se animó a crear una familia y tuvieron dos niñas que han cumplido 4 y 7 años de edad. Olvidó que el suelo sobre el que construía sus relaciones era inestable. El tiempo acabó recordándoselo. La separación fue conflictiva. Rubén luchaba por la custodia compartida de sus hijas, pero ella se negaba en rotundo. Las quería para ella sola. Hay quien apunta que para quedarse la casa que tenían en común y poner la mano para recibir el dinero de las pensiones. Sea como fuere, el juez le dio la razón a ella de forma cautelar. Hasta que llegara el juicio de la separación, las niñas, la casa y la pensión se las quedaría ella. Rubén hubo de conformarse con un pequeño régimen de visitas.
Pedro, guardia urbano, entró en la vida de Rosa pese a estar casado con Patricia y tener un hijo con ella de dos años. «Estaba muy enamorado. Hasta las trancas. Atrás dejó a una esposa maravillosa», comenta su entorno policial. Tan enamorado que no dudó en sacar pecho por Rosa y enfrentarse a Rubén llegando incluso a cruzarse acusaciones en comisaría. Rubén lo denunció por un tema de un recibo de la casa y Pedro lo acusó de distraerle el teléfono móvil profesional para consultar la base de datos. El guardia urbana luchó por ella. Con Patricia, así se llama ella, tuvo un hijo que ahora tiene dos años. Su separación fue amistosa. De hecho, a pesar de que Pedro la dejó por otra, se seguían llevando bien.
Este el terreno sobre el que comenzó a construir su relación Pedro con Rosa. Lo sabía todo y la apoyaba. Sólo desconocía un detalle y es que Albert, otro guardia urbano cuya sola presencia intimida, mantenía con ella una relación paralela de ida y vuelta. Nadie sabe desde cuándo, quizá fuera «el otro» que fastidió la relación con Óscar. Lo que ahora se sugiere es que el destino pudo unir a Rosa y Albert en el secreto de un oscuro incidente. En 2014 los dos estuvieron vinculados con la muerte de un vendedor ambulante que se precipitó por un desnivel de la montaña de Montjuïc. A falta de pruebas, la investigación se cerró como un accidente, pero ahora los mossos tratan de determinar si aquel fallecimiento pudo ser en realidad un asesinato y está vinculado con el de Pedro. ¿Fue este descubrimiento el que propició su muerte?
La investigación ha determinado que Pedro murió el lunes por la noche. Hasta el jueves, su cadáver calcinado dentro de su propio vehículo no fue encontrado en el pantano de Foix, cerca de Barcelona. Durante estos tres largos días, Rosa no dio la voz de alarma ni presentó ninguna denuncia, algo que sorprendió a su entorno y a los investigadores. «Nos enfadamos y se fue a airearse», explicaba ella. «¿Por qué no dijiste a nadie que había desaparecido?», insistían con lógica unos y otros. «Es que como estaba tan volcada con las niñas, no me preocupé de él. Casi ni me di cuenta. Quizá debí prestar más atención», trataba de justificarse ella ante la estupefacción general.
Ante la injustificable respuesta, los investigadores siguieron preguntando y Rosa, acorralada, terminó delatando a Albert, haciéndole responsable de la muerte de Pedro. El asesinato lo cometió él bajo la amenaza de hacer daño a sus hijas: «Voy a hacer que tus hijas se ahoguen en su propio vómito si no me ayudas» cuenta «La Vanguardia» que le dijo. La obligó a ayudarle a deshacerse del cuerpo. El guardia urbano afirmó lo mismo, pero al revés. Hay una declaración importante que aclara los hechos para los mossos. La actual pareja de Rubén acudió al juzgado que instruye el caso para declarar que las hijas de Rosa le comentaron durante su visita semanal que el lunes por la noche su madre «subió al piso de arriba» del chalé en el que vive en Vilanova «con la ropa manchada de sangre. Se oían ruidos abajo y vieron alguien que no era Pedro». Las dos estaban en su habitación de la planta de arriba y su madre fue a verlas para advertirles que Pedro estaba durmiendo y que no salieran del cuarto para no despertarle. Tras conocer este testimonio, la actual pareja de Rubén acudió a ver al juez encargado del caso y le hizo un relato pormenorizado. Sin embargo, este testimonio todavía deja abierta la duda de quién de los dos asesinó a Pedro, aunque los mossos d´Esquadra cada vez están convencidos de que pudo ser un plan conjunto en el que participaron los dos.
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