La Guardia Civil investiga a los amigos de Diana en Madrid

El equipo que busca a la joven participó en el «caso Asunta». Interpol también está tras la pista

Pese al dolor de familiares y amigos y de todo un pueblo, A Pobra do Caramiñal, la pista de Diana, la joven desaparecida en el municipio coruñés la madrugada del lunes, sigue perdida. Según la Guardia Civil, la búsqueda se está desarrollando de un modo especial debido a la «complejidad» del caso. «Se trata de una investigación cerrada. No podemos desvelar ningún detalle porque podría resultar fatal. Lo que sí podemos decir es que el equipo que trabaja en el caso está sobradamente preparado, participaron en el caso “Asunta”». Recalcan que si no se ha seguido un procedimiento común, ni se han hecho batidas o grandes búsquedas con perros, «es porque existen indicios que nos hacen seguir otra línea de actuación más conveniente».

Los agentes encargados del caso han reconstruido las 24 horas previas a la desaparición de la joven y han tomado declaración a todas las personas que la vieron el día de su desaparición, incluidos algunos nuevos amigos de mayor edad que, finalmente, parecen no guardar ninguna relación con el caso. Su madre respondió a las preguntas de los investigadores durante cuatro horas el pasado jueves. Asimismo, se está investigando minuciosamente el círculo de amistades de la joven en Madrid, ciudad en la que residía.

Se ha especulado sobre la posiblidad de que fuera retenida por un feriante, de que hubiera quedado con alguien conocido, bien en persona o bien por las redes sociales, o que, en vez de seguir dirección a casa, se hubiera desviado hacia la zona del puerto. Lo que se sabe con certeza es que Diana quedó con unas amigas para ir a las fiestas del Carmen dos Pincheiros a las 22:30 horas, en un céntrico parque de A Pobra con el objetivo de ir a la verbena. Allí la llevó su madre en coche. Cuatro horas más tarde, algo cansada, decidió poner punto y final a la noche y se encaminó hacia su casa, en el municipio de Cabío-O Xobre. Eran las 2:30 de la madrugada, tenía poca batería en el teléfono. Menos de dos kilómetros y una escasa media hora separaban el lugar de la fiesta del chalet en el que pasaba las vacaciones junto a su familia –en concreto, su madre, Diana, y su hermana pequeña, Valeria–. Sin embargo, a partir de ese momento, se desconoce qué es lo que pudo suceder para que Diana no llegara jamás al domicilio familiar.

Pasadas las dos y media de la madrugada fue vista con un conocido en las cercanías de la pizzería Mi Manda Piccone, en el Paseo del Arenal. Minutos después se habría comunicado con un amigo de Madrid para expresarle su temor ante los comentarios de un hombre, que según algunas informaciones podría ser un feriante de etnia gitana: «Ven aquí, morena» le habría dicho a la joven. Sin embargo, la Guardia Civil está lejos de considerar este hecho como una prueba concluyente, dado que posteriormente el móvil de Diana habría seguido activo –hasta en torno las 3:30 de la madrugada– y es probable que ella hubiera continuado su camino.

Ayer se continuó buscando a Diana por el municipio. Los perros no hallaron ningún resto u objeto que perteneciera a la joven, algo que para los padres no es sino «una buena noticia». La posibilidad de que no se encuentre ya en el A Pobra cobra cada vez más fuerza. Si bien, como asegura el alcalde de A Pobra, José Luis Piñeiro García, «se desconoce su paradero y si fue forzada a marcharse, lo hizo voluntariamente a o si, en un principio, fue por voluntad propia y, después, la situación se torció». El caso, ya insertado en las bases de datos de la Policía, la Guardia Civil y las policías autonómicas, se ha incluido en las de Interpol y Europol ante la hipotética posibilidad de que la joven haya podido salir del país.