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La libertad sin argumentos de Samuel Benítez

El Supremo ordena a la Audiencia de Sevilla que revise su absolución en el «caso Marta del Castillo»

Imagen de archivo de Samuel Benítez
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«No he tenido nada que ver. Soy inocente y no puedo aportar nada más». Estas palabras fueron pronunciadas por Samuel Benítez el 30 de noviembre de 2011, dos meses antes de ser absuelto junto a María García y Francisco Javier Delgado por su implicación en la desaparición y muerte de Marta del Castillo.

«No he tenido nada que ver. Soy inocente y no puedo aportar nada más». Estas palabras fueron pronunciadas por Samuel Benítez el 30 de noviembre de 2011, dos meses antes de ser absuelto junto a María García y Francisco Javier Delgado por su implicación en la desaparición y muerte de Marta del Castillo. Una decisión especialmente dolorosa para la familia de la joven sevillana, sobre todo porque las incongruencias de su coartada parecían que iban a destinarle a una condena segura. Sin embargo, el Tribunal Supremo cree que ha llegado el momento de revisar la decisión. Así, ha ordenado dictar a la Audiencia Provincial de Sevilla una nueva sentencia para Samuel al considerar que los argumentos para absolverlo no son lógicos.

El Supremo podría dar a conocer hoy la resolución del recurso planteado en su día tanto por la Fiscalía como por la acusación particular. En lo que se refiere a Miguel Carcaño, condenado a 20 años por el asesinato, el tribunal sumará a su pena dos años más por un delito contra la integridad moral, tal como adelantó ayer LA RAZÓN. Ahora, sin embargo, es la sentencia de Samuel la que tendrá que ser revisada.

Como explica José Joaquín Gallardo, juez decano de Sevilla, el hecho de que el Supremo ordene una nueva sentencia significa que «la sentencia anterior no era correcta». «El Supremo considera que el argumento para absolver a Samuel no era lógico. Por ello, la Audiencia debe valorar de nuevo las pruebas de este acusado», explica. Así, el juzgado «deberá dictar una nueva sentencia manteniendo la absolución o condenándolo como encubridor», pero no con los criterios «ilógicos» que motivaron su decisión anterior.

Un correctivo

Para José Carlos Velasco, penalista de Fuster-Fabra Abogados, la decisión del Supremo no tiene por qué ser definitiva. «La defensa de los condenados podría recurrir al Tribunal Constitucional mediante una demanda de amparo alegando el principio ''non bis in idem'': el derecho a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho», apunta. En todo caso, las medidas del Supremo, opina, suponen un «ligero correctivo a la Audiencia Provincial de Sevilla».

Mientras, Manuel Caballero, abogado de Samuel, prefiere no opinar. «Hemos escuchado hasta tres o cuatro versiones diferentes. Y hasta que no vea la resolución del Supremo, no me lo creo», afirmó. «Hoy –por ayer– hemos hablado con funcionarios del Supremo y no se sabe absolutamente nada», añadió.

La familia de Marta cree que ese carácter «ilógico» de la sentencia podría venir dado por las horas en las que se estima que los condenados –por el momento sólo Carcaño y «El Cuco»– se deshicieron del cadáver de la joven la noche del 24 de enero de 2009. La audiencia estimó que el cuerpo salió de la casa de la calle León XIII –propiedad del hermano de Carcaño, Francisco Javier Delgado– en torno a las 22:15 horas. Sin embargo, existe una sentencia previa, la del juez de menores que condenó a «El Cuco», que estimaba que el hecho pudo producirse durante la madrugada. Así, hay que recordar que Samuel tenía coartada desde las 12:00 horas de aquel día hasta las 2:00. Y los otros dos absueltos, Francisco Javier Delgado y su novia, María García, no poseen coartada para aquella madrugada.

No hay que olvidar que, en un principio, Samuel llegó a confesar ante la Policía –y hasta dos veces– su implicación en el caso. Sin embargo, durante la celebración del juicio, se desdijo aduciendo supuestas presiones policiales para que confesara.

En definitiva, la Audiencia absolvió a Samuel en base a los repetidores de telefonía móvil –por el tráfico de llamadas no pudo estar en León XIII– y a la falta de restos biológicos tanto en el piso como en el coche de la madre de «El Cuco», donde, supuestamente, fue trasladado el cadáver. Con todo, aquella sentencia siempre dejó la puerta abierta a un «tercer desconocido» nunca identificado..