Murcia
Las fórmulas de Newton y Gauss que crean el algoritmo del Gordo de la lotería
Un informático y un economista están detrás de los cálculos de probabilidades de Loterías Perolo, en San Pedro del Pinatar (Murcia). El año pasado repartieron tres premios y «este año queremos dar cinco gracias a la fórmula matemática», afirma su gerente.
Un informático y un economista están detrás de los cálculos de probabilidades de Loterías Perolo, en San Pedro del Pinatar (Murcia). El año pasado repartieron tres premios y «este año queremos dar cinco gracias a la fórmula matemática», afirma su gerente.
Ángel García repite una frase a todos los que se le acercan pidiéndole consejo. ¿Qué número compro? «No soy Rappel», responde con tono jocoso.«Yo hago una labor de observación y valoro estadísticamente qué combinaciones tienen más probabilidades», añade. Él, ingeniero informático reinventado en «numerólogo y lotero» trabaja junto a Alberto Serna, economista de formación, pero que dio una vuelta a su carrera para apostar por Loterías Perolo, la administración de San Pedro del Pinatar (Murcia) que se hizo famosa el año pasado por entregar tres premios del sorteo de Navidad. Anoche, horas antes de empezar el sorteo, las colas de vecinos y gente llegada de diferentes puntos de España se extendía por toda la acera.
Para este año se han marcado un objetivo aún más ambicioso: «Queremos repartir cinco premios para igualarnos a Doña Manolita». Lo dice Miguel Ángel, el gerente de la administración y el perfil comercial del equipo. Él es el que diseña las campañas de márketing de Perolo, el que vende los cálculos de Ángel y Alberto. «El año pasado vendimos más de 14.000 décimos y este ya lo hemos duplicado», asegura. Con unos bombos dibujados en la puerta de la administración y siempre acompañados de «perolo», su singular mascota rosa que se identifica con los habitantes de esta localidad murciana, este año quieren duplicar ventas. Su misión: aumentar las probabilidades de todos aquellos que se acerquen a comprar un décimo al municipio. «Hasta un autobús turístico se desvió de su recorrido para comprar uno», reconoce Ángel.
Incluso antes de saber el éxito que habían alcanzado el año pasado, el «cerebro» del equipo ya se había puesto en marcha para mejorar la fórmula o algoritmo que había creado el año anterior. ¿Cómo habéis trabajado? Lanzamos la pregunta. Ángel se ríe. «De una forma sencilla, por favor», dice esta periodista, temerosa de tener que comprender todo un tratado matemático. Y es que, minutos antes, Ángel había explicado que habían trabajado durante cinco meses para conseguir los mejores resultados. «El año pasado sólo jugamos con la probabilidad estimativa» y lo explica con una pregunta: «Si lanzo una moneda y sale cara, ¿qué crees que tiene más probabilidades de salir en el siguiente lanzamiento? Cruz, ¿verdad?». Es una cuestión de probabilidad acumulada. «Si un número ya ha salido, es muy difícil que se repita al año siguiente», determina. El año pasado la suerte del primer premio recayó en el 66513. Por eso, «evitamos todos los décimos con esta terminación». Eso sí, si un cliente «lo pide por algún motivo sentimental no le vas a decir que no lo compre, al igual que ha ocurrido con el 00155, que se vendió muy rápido», explica el lotero/numerólogo. Eso sí, este último «tiene incluso más probabilidades por repetir la misma cifra al final», afirma.
A la parte estimativa se suma una nueva variante: la observación. Con ella consiguen reducir los números con más probabilidades. Para ello, Ángel ha analizado los 205 sorteos que se han realizado en España desde 1812. «He recuperado todos los premios que han ido saliendo». Todo un trabajo de hemeroteca, pero que «me permite descartar números», así como terminaciones. Saben, por ejemplo, que «la acabada en 5 ha salido 32 veces, la del 0 en 21 ocasiones, mientras que la terminada en 21 ha salido 7 veces». En la otra balanza se encuentran las que salen con mucha menos asiduidad: «El Gordo sólo ha terminado en 1 en cinco ocasiones». ¿Cómo explicarlo?
Es en este momento de la conversación en el que al ingeniero informático le salen «palabros» ajenos a los que sólo hemos estudiado Letras. «Es fácil –dice–. Es una fusión de masa de probabilidades que da lugar a la campana de Gauss. Esta mide el nivel de certeza, por lo que los números que se mueven ahí son los que están mejor posicionados para que toque». Ahí lo deja. Eso sí, quiere dejar claro que no es que hayan inventado nada nuevo: «Tanto el Binomio de Newton como la campana de Gauss existen desde hace mucho, simplemente los hemos utilizado para crear nuestro propio algoritmo e ir calculando cuáles son las mejores opciones de que toque», insiste. «Sabemos que existe un 0,1% de posibilidades de que toque cada una de las terminaciones», pero también incluyen datos como que «no todas han salido a lo largo de los últimos años».
Una vez han realizado todos estos cálculos, «extrapolamos el estudio a cada número de la cifra», pero añadiendo otra variante más: el 8 y 9 en el inicio del número no siempre ha existido en el Sorteo. Este dato también lo introducen en la formulación.
Lo que acabamos de explicar es la base de su trabajo, pero como indica Ángel, «hacemos muchos más cálculos porque trabajamos con la teoría del caos. Es decir, buscamos un patrón, una repetición...». Crean «un futurible». «Alberto y yo nos sentamos durante horas para ir mejorándolo y darle una mayor certeza». Van jugando con diferentes variantes. Saben que siempre pueden mejorar el algoritmo.
La parte comercial es muy importante para implicar a los 24.000 vecinos de San Pedro del Pinatar y al resto de españoles –y extranjeros– que se han acercado a la administración o que compran los décimos on-line. «Damos la opción del sobre sorpresa», cuenta Ángel risueño. El envoltorio, rosa como no podía ser de otra manera, da las indicaciones al comprador: no debe abrirlo hasta el día del Sorteo. «Buscamos que no se pierda la magia de la Lotería» y también buscan que se mantengan las ilusiones navideñas. Por eso, «cuando vienen grupos grandes les decimos que no compren el mismo número para todos, sino que hagan combinaciones con todas las terminaciones. Así, si se llevan más de diez diferentes se garantizan que les toca fijo».
Terminamos la conversación y Ángel insiste. «Nosotros sólo hacemos una labor de observación de probabilidades». Le insistimos: «Entonces, ¿qué terminación cojo para compartir con los compañeros?». Vuelve a reír. «Te propongo que elijas una terminación y nosotros con ese dato determinamos cuál es la cifra que más posibilidades tiene de tocar». Hoy comprobaremos si Perolo también ha dado suerte a LA RAZÓN.
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