Barcelona
Las medusas condicionan la elección del destino de vacaciones
El 31 por ciento de los españoles cambia su destino de vacaciones a causa de las medusas, según un estudio realizado por Safe Sea que señala que más de la mitad de los ciudadanos (59%) teme a estos animales. Además, el estudio señala que las provincias más afectadas son las de Barcelona, Tarragona, Levante, Mediterráneo Andaluz y Baleares, a cuyas orillas llegan las medusas en verano.
En concreto, el 30 por ciento de los españoles ha sufrido picadura de medusas en los tres últimos años, un porcentaje que asciende al 43 por ciento en las zonas atlánticas. Sin embargo, en Baleares esta cifra sube a dos picaduras por verano. Además, el 79 por ciento de las picaduras se registraron en el Mediterráneo y el 18 por ciento en el Atlántico. En las aguas atlánticas, la población tiene "menos experiencia"en protegerse contra las picaduras de medusas, según el estudio de Safe, fabricante de un protector solar antimedusas.
El 31% de los encuestados ha confesado que ha modificado su destino de vacaciones si en ocasiones anteriores ha sufrido una picadura de medusas. Asimismo, ante la presencia puntual de medusas durante la jornada playera, un 50 por ciento decide no volver a bañarse, un 24 por ciento cambia de playa y un 26 por ciento se queda, pero extremando las precauciones.
En cuanto a los paliativos, aunque el 27% de los encuestados ha sufrido picaduras en el último trienio, el estudio apunta que hay un "total desconocimiento"de los remedios caseros que funcionan con las picaduras. Las leyendas urbanas han provocado que un 31% de los españoles considere que orinar en la picadura de medusa es un remedio eficaz, así como aplicar barro o agua dulce fría. Algunos de estos procedimientos no solo no funcionan, sino que no son recomendables y empeoran el estado de la picadura. Tan solo un 18% conoce el único remedio casero útil: aplicar agua de mar.
En todo caso, añade que "afortunadamente"solo un 8 por ciento de los españoles recurre a los remedios caseros en caso de picadura, mientras que el 77 por ciento acude al puesto de socorro o centro médico para ser tratados por un profesional, mientras que un 9% se salta este paso y acude directamente a la farmacia. Según la experta en medusas Verónica Fuentes, las medusas utilizan las células urticantes que tienen en distintas zonas de su cuerpo, sobre todo en los tentáculos como forma de defensa y alimentación. Estas células urticantes, los cnidoblastos disponen de un filamento enrollado que ayuda a inyectar el veneno.
Entonces, la presión de la célula donde se ubica el filamento enorrado es muy elevada y el sensor se sitúa en estas células, lo que les permite detectar la presencia de una presa, un potencial depredador o un contacto accidental con un humano. Al producirse el contacto con otro cuerpo el filamento puede dispararse a una velocidad extremadamente elevada y penetrar fácilmente en el cuerpo del otro organismo.
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