Soria
Libertad para los hijos de la cárcel
El proyecto «Vacaciones con los niños que viven en los centros penitenciarios» permite que menores de tres años que conviven con sus madres en prisión disfruten de una semana en un campamento de verano
El proyecto «Vacaciones con los niños que viven en los centros penitenciarios» permite que menores de tres años que conviven con sus madres en prisión disfruten de una semana en un campamento de verano
Recluídos sin haber cometido ningún delito. Ésa es la realidad que sufren en nuestro país gran cantidad de niños, hijos de unas madres que cumplen condena entre rejas. Los pequeños pasan sus tres primeros años de vida en la cárcel junto a sus progenitoras por razones psico-afectivas; después, un familiar o tutor se hace cargo de ellos.
Por ese motivo, nace el proyecto "Vacaciones con los niños que viven en los centros penitenciarios". Con él, bajo la organización y supervisión de la Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos, se pretende ofrecer una semana de libertad para niños procedentes del centro penitenciario de Aranjuez, de la unidad de madres Jaime Garralda y de las casas de acogida de la fundación antes mencionada.
Asimismo, algunas de sus madres obtienen permiso del centro para acompañar a los menores en el campamento de verano, previo visto bueno por parte de Instituciones Penitenciarias. De esta forma se intenta favorecer la integración y normalización de las internas en un ambiente de libertad para facilitar la futura adaptación y reinserción de este colectivo en la sociedad.
La actividad tuvo lugar del 11 al 17 de julio, en Santa María de Huerta (Soria), en el colegio del Sagrado Corazón. Allí convivieron durante una semana tanto condenadas con sus hijos, como matrimonios del módulo de familias del centro penitenciario de Aranjuez y voluntarios de la Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos. En caso de que las madres no obtuvieran el permiso necesario, contaban con la posibilidad de enviar a sus pequeños, que estarían a cargo de un voluntario.
Durante los días de campamento se llevaron a cabo distintos ejercicios y excursiones, visitas a lugares de interés turístico, jornadas de piscina y paseos nocturnos por los alrededores de Santa María de Huerta. Además, se sucedieron diversas actividades didácticas con los menores y dinámicas de grupo y talleres de relajación con las reclusas.
Aquellos padres que asistieron al campamento debieron cumplir el perfil exigido por Instituciones Penitenciarias, guardando características tales como sociabilidad dentro de prisión, tercer grado, pocos meses de condena, etc.
Alrededor de 60 niños y 35 internas se beneficiaron de este proyecto. A estos se sumaron aproximadamente 50 voluntarios jóvenes y otros 25 adultos que se encargaron de la dirección del campamento y de la organización de dinámicas de apoyo para las madres.
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