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Llega a España el consumo alternativo: trueque, segunda mano, compras colectivas...

La Razón
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Tras cinco años de crisis, los europeos se han visto abocados a controlar sus gastos: el aumento del paro, las politicas de ajustes presupuestarios influyen en su poder adquisitivo que, según todos los indicadores, será menor en 2013. España, junto con la República Checa, son los que peor ven la situación económica de sus países y son los que más han bajado los ánimos en el último año. Sin embargo, frente a todas estas dificultades, los consumidores europeos están demostrando una gran capacidad de reacción y de adaptación.

Ya no vale con reducir los gastos superfluos, hay que buscar nuevas formas de adquirir lo que necesitamos. Y el consumo alternativo y colaborativo se afianza cada vez más entre los ciudadanos comunitarios: trueque, productos de segunda mano, compras colectivas, alquiler, compra directa del productor, intercambio de servicios... son algunos de los numerosos fenómenos que ya se han convertido en una realidad para un gran número de ciudadanos europeos, y que se empieza a introducir con fuerza en España. Una realidad que viene para quedarse, según las conclusiones de el Observatorio Cetelem-BNP Paribas, realizado a partir de 6500 entrevistas en 12 países europeos.

El mercado de segunda mano, que hasta ahora estaba encerrado en tiendas de antigüedades y rastrillos, ha encontrado en Internet un medio de difusión sin precedentes (el 89% de los europeos consultados afirma utilizar Internet en sus procesos de compra). Comprar un producto de ocasión sigue siendo la mejor manera de conseguir "gangas", sobre todo, en época de crisis: algo que hoy en día realizan el 59% de los europeos, pero que se intensificará hasta el 68% en los próximos meses. En España, un 63% compra de segunda mano, cifra que se intensificará hasta el 76% en los próximos años.

La alternativa más radical a las ventas, el trueque convence a casi un tercio de los europeos que lo han practicado, una cifra que llegará a más de la mitad en un futuro, movido por la dificultad económica, y el placer de intercambiar o llevar a cabo un consumo más ecológico. En el futuro un 55% de los españoles practicará el trueque, en Portugal un 75%. De la misma forma el 75% de los europeos, el 73% de los españoles, piensa revender objetos que ya no utilizan.

A medida que la oferta cobra fuerza y los fabricantes entran en el juego, los consumidores europeos se adscriben cada vez más al modelo de compra colectiva, nuevamente ayudados por Internet. Aunque, en conjunto, este modelo triunfa en las encuestas de intención de los europeos, las disparidades son importantes entre los países del norte (Alemania y Reino Unido) más reticentes a la idea, y los del sur (con Italia y Portugal a la cabeza) especialmente fanáticos de las agrupaciones de compradores.

En el caso de España, un 40% declara realizar actualmente compras en este tipo de páginas, comportamiento que aumentará en los próximos meses hasta un 63%.

El alquiler frente a la compra es una modalidad poco extendida de momento, pero que se va a expandir en los artículos que de consumo que se utilizan esporádicamente; deportivos, de bricolaje o jardinería: en el futuro, un tercio de los europeos preferirá alquilarlos a comprarlos... y más del 10% preferirá incluso alquilar este tipo de material de forma duradera.

La realidad es que la mayoría de todas las partidas de nuestro presupuesto ha disminuido, exceptuando los denominados gastos vitales: la alimentación, evidentemente, pero también los gastos sanitarios. Sólo el 34% de los europeos, el 26% de los españoles, afirma que aumentará sus gastos durante los próximos 12 meses.

La intención de aumentar el ahorro está al alza entre la mayoría de consumidores que se lo pueden permitir. Dos países del sur de Europa marcan la excepción: España y Portugal, donde la intención de aumentar el ahorro es menor que el año anterior; esta bajada a contracorriente del resto de países se explica por la situación económica crítica de los hogares portugueses y españoles, que estuvieron a la cabeza de quienes declararon percibir unos ingresos insuficientes para hacer frente a sus gastos (65% y 50%, respectivamente), y también que tendrían que hacer uso de sus ahorros (6 y 11% respectivamente) o que recurrirían a créditos al consumo para llegar a fin de mes (10 y 6% respectivamente).