Fin a la experimentación con animales
Los grandes simios, libres de experimentación
El Gobierno aprueba modificar la normativa sobre transporte y sacrificio de animales como paso previo a la nueva ley que endurecerá la investigación
El Consejo de Ministros dio ayer un paso más para aumentar la protección de los animales frente a la experimentación científica al remitir a las Cortes Generales el Proyecto de Ley que modifica la actual normativa vigente respecto al cuidado de animales en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio. Se busca adaptar así el contenido de la legislación en este asunto a «la evolución de los conocimientos en materia de bienestar animal e incrementando con ello su nivel de protección. El nuevo Proyecto, que modifica la ley de 2007, supone una transposición de una nueva directiva europea que amplía el ámbito de aplicación de las actuales normas de protección.
Hasta ahora, estas medidas de protección sólo se aplicaban en el caso de animales vertebrados. Con la nueva legislación, que podría aprobarse probablemente a lo largo de la primavera de este año, la protección se extenderá a otros tipos de animales. En este sentido, determinados invertebrados, tales como los cefalópodos –pulpo o calamar, entre otros– o algunas formas fetales de mamíferos pasarán a gozar de una mayor protección frente a los procesos de experimentación científica.
Métodos alternativos
Además, respecto a los primates, la nueva ley prohibirá expresamente cualquier forma de experimentación con grandes simios. En rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la vicepresidenta primera del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, remarcó que esta nueva legislación promoverá medidas para garantizar el bienestar de animales. Para ello, se tratará de equilibrar la actividad investigadora con una mayor protección de determinadas especies, así como impulsar la calidad de la investigación científica con otros métodos alternativos, informa Ep.
La portavoz del Ejecutivo aseguró que esta iniciativa del Consejo de Ministros supone un «paso importante para asegurar la máxima protección de los animales». Asimismo, indicó que, en términos de experimentación científica, habrá que recurrir a alternativas al uso de animales «siempre que sea posible».
Además, el proyecto de ley prevé establecer las normas de actuación de las Administraciones competentes para la autorización de los proyectos de experimentación u otros fines científicos en los que se utilicen animales. «Puesto que la nueva legislación europea prevé la necesidad de autorización de todos aquellos procedimientos en los que se utilicen animales, se fijan disposiciones específicas para regular cómo debe entenderse el silencio administrativo cuando se solicite dicha autorización.
La remisión a Cortes del proyecto de ley es el paso previo para que la ley, a cargo del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, sea una realidad. Se busca así poner fin a los numerosos abusos e irregularidades que se producen en el sector de la investigación científica en todos los campos: desde la docencia a la agricultura o la cosmética, terminando con unas prácticas comunes para muchas multinacionales, como es el caso de Procter & Gamble.
De esta forma, el objetivo es mejorar la calidad de vida de las especies durante su paso por los laboratorios de experimentación en la medida de lo posible, así como evitar la muerte como criterio común de punto final de los procedimientos científicos, sustituyendo la muerte del animal con por un criterio de finalización «más humanitario».
Para al alcanzar el texto que saldrá adelante, el departamento que dirige Miguel Arias Cañete ha llevado a cabo una serie de consultas, tanto con las comunidades autónomas como con los sectores afectados. Además, según la nueva norma, está previsto que sólo se puedan utilizar animales cuando su uso esté justificado por la finalidad que se persigue, valorando sus oportunidad siempre en términos de sus potenciales beneficios.
Reducir el sufrimiento
La idea es que especies habituales en los laboratorios como ratones, hámsters, cobayas, perros, gatos, primates, peces o gallinas no sufran innecesariamente dolor, angustia o daño duradero. Asimismo, se quiere evitar que estos animales sean sometidos a procedimientos duplicados y asegurar que cuenten con los cuidados oportunos. Para velar por que esto sea así se seguirán tres premisas: primero, tratar de emplear otros métodos de experimentación que no incluyan animales; en segundo lugar, si el primer punto no fuese posible, intentar reducir al mínimo posible el número de animales empleados; y por último, lograr que los tests empleados en los experimentos sean menos agresivos.
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