Hostelería
Lucio Blázquez: «El pulso no me falla para pagar a mis 104 empleados»
Lucio Blázquez tiene 84 años y lleva desde los 12 ganándose la vida entre fogones. La edad no le detiene y como reconoce él en diversas ocasiones todos los días se pone la chaquetilla blanca. Es este trabajo incansable el que le ha hecho colocarse entre los cocineros más reputados de nuestro país y ha elevado sus famosísimos huevos estrellados al éxito internacional. Es por ello que, en esta X edición de los Premios Alfonso Ussía, ha recibido el galardón a la Trayectoria Ejemplar, que comparte con el reconocido especialista en Cirugía General y Digestiva, Juan Carlos García-Valdecasas y que ha recibido de las manos de Mauricio Casals, presidente del diario LA RAZÓN.
No hay artista, escritor o político que no haya pasado por Casa Lucio, su emblemático local en la Cava Baja de Madrid, aunque muchos de ellos apenas iniciaban su meteóricas carreras cuando probaron su cocina. Y es que el que fuera el antiguo Mesón Segoviano se convirtió en su restaurante tras muchos años recibiendo las propinas de clientes satisfechos y tras ganarse la confianza de la que fuera su jefa, doña Petra. A la hora de buscar a una persona a la que traspasar su negocio no lo dudó y Lucio cogió las riendas y fundó Casa Lucio en 1974.
Calidad y tradición
Su misión desde ese momento se centró en dos cosas: apostar por la cocina tradicional y siempre buscar productos de primera calidad. Cada plato es sinónimo de calidad y tradición. Este saber hacer es el que hoy mantienen sus tres hijos –María del Carmen, Fernando y Javier– que trabajan codo con codo con su padre.
Es imposible separar el nombre de Lucio Blázquez del de su plato más popular y por el que muchos se acercan en una primera ocasión por su local: los huevos estrellados. Lo cierto es que es difícil conseguir el mismo resultado en casa. «Me han copiado el plato en el mundo entero», ha afirmado en diferentes ocasiones. Lo que tiene claro este cocinero es que ha conseguido darle la vuelta a un producto que, durante mucho tiempo, se ha considerado un alimento menor. «Antes se hacía un huevo y se mojaba el pan en él. Era una tristeza».
¿Cuál es el secreto de su éxito? La clave está en la cocción de los huevos, «si se pasan no valen para nada». En su cocina no hacen huevos fritos, sino que más bien los asa, siempre buscando que la yema se caliente y esté en el punto exacto para que caiga.
Pero para Lucio no existe el secreto del éxito, sólo «hay que levantarse cada día como si estuvieras empezando», así es como ha conseguido que su nombre esté ligado a uno de los platos más conocidos de la cocina española tradicional.
Al recibir el premio Ussía a la Trayectoria Ejemplar, Lucio hizo gala de su sentido del humor al bromear con los días que estará sin dormir por ser merecedor de tal galardón: «¡Tres por lo menos!». Tras advertir que «no soy un narrador sólo un tabernero madrileño, y con mucho orgullo», sí reconoció lo que le ha costado levantar un negocio que ahora cuenta con 104 empleados. «No me falla el pulso para es poder pagar a tiempo a mis trabajadores». Pues así, dice, es como se contribuye a que el país no decaiga. El cocinero, un declarado patriota, quiso despedirse con un sonoro «Viva España», que fue respondido con un largo aplauso.
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