Fauna
Buscar a Dory pone en riesgo al pez cirujano azul
Temor a un indeseado «efecto Nemo»
Más del 90% de todas las especies marinas que acaban en acuarios y tiendas de animales son capturadas en estado salvaje. Según los científicos, unos 45 países se han abastecido de más de 30 millones de individuos. Más del 60% de ellos son capturados en aguas indonesias y filipinas, y EE UU es el mayor importador de especies ornamentales. Representa el 80% del comercio global, seguido de Europa y Japón.
Entre la multitud de especies que forman este negocio se encuentra el pez payaso Amphiprion ocellaris, conocido también como Nemo, tras protagonizar la película que Disney-Pixar estrenó en 2003. A la pérdida de hábitat debido al calentamiento global, que provoca un declive de los arrecifes de coral, se unen las capturas descontroladas de este pez. Cada año más de un millón de ejemplares de la familia de los peces payasos es atrapado para el comercio de acuarios.
“Las poblaciones de peces de arrecife ya están luchando debido al aumento de las temperaturas en el mar y a la acidificación del océano causados por el calentamiento global. Lo último que necesitan es que los arranquen de su hogar natural», denuncia Carmen da Silva, investigadora en la Universidad de Queensland (Australia) y coordinadora del proyecto Saving Nemo Conservation Fund en esta ciudad.
El equipo de esta organización sin ánimo de lucro propone abastecer a las tiendas con peces criados en cautividad para proteger a los ejemplares salvajes, educar a los consumidores y desarrollar una investigación centrada en la conservación. El grupo pretende asegurar que Nemo se encuentre exactamente donde debe estar: en las anémonas de mar de los arrecifes de coral.
“Las especies de peces payaso son muy fáciles de criar en cautividad y las hembras ponen muchos huevos de una vez, por lo que realmente no existen razones para seguir atrapándolos en estado salvaje. Además, estos ejemplares criados en cautividad se encuentran mejor en los acuarios que los que son capturados en los arrecifes”, asegura Karen Burke da Silva, miembro del proyecto y científica en la Universidad Flinders al sur de Australia.
Desde hace cinco años, el equipo está criando 7 especies de las 28 que existen de peces payaso para vender peces ‘sostenibles’ a acuarios locales.
El peligro al que se enfrenta Dory
Sin embargo, los científicos se muestran ahora preocupados por la situación del pez cirujano regal o azul (Paracanthurus hepatus), de color azul índigo y hasta 31 centímetros de longitud, encarnado por el personaje de Dory que protagoniza la secuela Buscando a Dory. El estreno en España será el próximo 22 de junio.
“La gente se enamoró de los adorables personajes de la primera película y quiso tenerlos como mascotas en sus casas, en lugar de hacer caso al mensaje conservacionista: dejar a Nemo en el lugar al que pertenece, el océano”, recalca Burke para quien la película podría provocar un resurgimiento de especies ornamentales, esta vez de Dory, robadas de los arrecifes.
Esta especie, además de las amenazas naturales a las que se enfrenta como la fragmentación severa de su hábitat, era en 2002 la octava especie más comercializada en el mundo, según el Global Marine Aquarium Database.
Aunque en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza consta de una ‘preocupación menor’, entre 1997 y 2002, antes del estreno de la primera película, ya se habían capturado 74.557 individuos. Ahora se calcula que cada año se atrapan unos 400.000 peces cirujano regal.
Además, contrariamente a Nemo, los peces como Dory tardan mucho tiempo –cerca de dos años– en alcanzar la madurez sexual y en la actualidad su cría en cautividad no es posible, anuncian desde la Saving Nemo Conservation Fund. “Por lo tanto, si ves un pez cirujano regal en un acuario o en una tienda es que ha sido capturado de su hogar en la naturaleza”, concluyen desde la fundación.
✕
Accede a tu cuenta para comentar