España
Cómo hacer posibles unas vacaciones sostenibles
El respeto a la naturaleza, el apoyo a la poblaciones locales y la compensación de las emisiones de CO2 son algunas prácticas que reducen el impacto ambiental del turismo
El primer mandamiento del viajero sostenible consiste en asegurarse de no dejar más huellas en el lugar por el que pasa que las de sus pisadas. Pero sobre las huellas que la experiencia del viaje deje en las personas no hay nada que objetar. Sobre todo si éstas son positivas.
Este el tipo que a los responsables de Ecowildlife les gustará que queden en sus clientes. Especialistas en viajes de ecoturismo y naturaleza, sus expediciones «son viajes bonitos, de poca gente, enfocados a la fauna y la etnografía. Digamos que son viajes de aventura controlados», explica José Carlos de la Fuente, naturalista y uno de los guías de la agencia creada por otro naturalista, José Luis Rivera, hace 25 años. Es pequeña, «y no queremos crecer más», pero su oferta abarca países de los cinco continentes y ofrece un abanico de experiencias que van desde seguir los senderos del tigre en la India a contemplar auroras boreales en Noruega, observar lobos en Canadá o hacer fotografías en Nepal, vivir la primavera en Doñana o adentrarse en la Selva de Irati en La Rioja.
Los guías son naturalistas, biólogos o fotógrafos, «pero en la filosofía de la empresa los guías locales son fundamentales, porque son los que mejor conocen el lugar y para cooperar con la economía local», añade el naturalista.
En cada viaje hay una especie o un espacio natural emblemático, «pero no buscamos solo la pura observación: intentamos que haya un conocimiento del entorno, de los usos del territorio y de las personas que coexisten con ello, porque constituyen un elemento fundamental de la conservación. Y todo eso nadie mejor que uno de ellos para explicarlo».
Obviamente, los viajes «son programados, claro, pero no hay ningún problema en desviarnos en algún momento si al grupo le llama la atención algo, yo que sé... un árbol lleno de zorros voladores encima de una pagoda. Pues vamos a verlo, porque no vamos a golpe de pito, se trata de disfrutar», destaca.
Como empresa de turismo de naturaleza en la que trabajan naturalistas, tiene mucha lógica que colaboren «con diferentes proyectos ambientales. Estamos integrados en el Tiger Project en la India, uno de los más ambiciosos proyectos de conservación que se han puesto en marcha nunca. Y con otros más pequeños, como una iniciativa de microcréditos para crear talleres de costura con las esposas de los batidores que guiaban a los maharajás en las batidas para cazar tigre».
Cuando se acabó la caza del tigre en la India, ellos quedaron en riesgo de exclusión social. «Ahora los maridos trabajan como guías en los parques nacionales y ellas tejen telas para pequeños talleres de sastrería; las visitamos, les compramos un aparato de aire acondicionado o una máquina de escribir. No nos olvidamos de la gente, que al final va a estar cara a cara con la conservación de las especies. Desde aquí puede ser muy fácil pedir que se conserve al tigre, pero ellos viven allí y se pueden ver en el riesgo de pasar andando delante de ellos. Hay que compensar la dureza de convivir con esas especies con dignidad».
Ecoturismo certificado
El Club de Ecoturismo de España es una entidad creada por la Asociación de Ecoturismo de España y reúne a alojamientos, restaurantes, empresas de servicios turísticos ubicados en espacios protegidos. En conjunto, agrupa a un total de 553 empresas de toda España que trabajan con criterios de sostenibilidad en 24 destinos.
Para formar parte de este club, han de cumplir «unos requisitos específicos, como los de la Carta Europea de Turismo Sostenible y los de Productos y Servicios de las Reservas de la Biosfera, verificados por nosotros. Así garantizamos que se promueve un turismo responsable que, de verdad, sirva para conocer e interpretar la naturaleza», detalla la gerente del club, Amanda Guzmán.
«Cada uno en su sector hace las cosas muy bien: aplican medidas de minimización de impacto ambiental en temas de agua, de energía, de residuos. Además, a través de ellas se apoya el desarrollo local, no solo porque están ubicadas y trabajando en el territorio, también porque consumen productos y servicios locales y participan en iniciativas y proyectos de la zona».
Todas están visibles en la página www.soyecoturista.com y, junto a las características del establecimiento, se incluye información sobre su compromiso con el medio ambiente y las acciones que realizan.
De cara al público interesado, que «se considere ecoturista, que quiere pasar su tiempo libre disfrutando de la naturaleza, viajar de otra manera e ir a establecimientos que tengan esa filosofía y respeten el medio ambiente en su gestión diaria, nos importa mucho que tengan toda la información previa posible y que se sientan a gusto luego», puntualiza.
Compensar emisiones
Si se tiene el propósito de dejar la menor huella posible, conviene también tener en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero que el disfrute de las vacaciones pueden implicar. Todas las que no se puedan evitar, al menos se pueden compensar. En otras palabras: se pueden calcular las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) ocasionadas por los viajes o las estancias, entre otros, y abonar una cantidad de dinero para apoyar proyectos de reforestación o de generación de energía limpia.
A ello se dedican en CeroCO2, una iniciativa de Ecodes creada en el año 2005 para ayudar a las empresas, entidades públicas y otras organizaciones a reducir su huella de carbono y compensar las emisiones de su actividad. Su responsable, Laurent Sainctavit, afirma que «las más habituales y las más importantes son las de las empresas. De parte de personas particulares, aunque va creciendo el número, de momento no hay una demanda masiva».
En la página web de esta iniciativa hay unas «calculadoras para ayudar a medir las emisiones de GEI. No habiendo un viaje en avión, que es el medio de transporte que más emisiones genera, la cantidad sube menos. Le siguen los desplazamientos en coche particular, el autobús, el tren y lo que menos, claro, en bici o a pie».
De momento, los cruceros no están incorporados en su calculadora, «pero lo estamos planteando y quizá en un futuro próximo también ofrezcamos la posibilidad de calcular las emisiones de esos viajes».
Además del transporte, se pueden estimar las emisiones de otros conceptos de las vacaciones, como las estancias en alojamientos. En el capítulo hoteles, «las emisiones van en función de la categoría. En uno de más estrellas, si hay una piscina o un spa, hay más consumo de agua y, por tanto, aumentan las emisiones de una estancia ahí. Por ejemplo, para un hotel de cuatro estrellas el cálculo sería unos 40 kilos de CO2 emitido y, en un alojamiento turístico básico, unos 10».
Una cuestión interesante reside en que, «además de la compensación de emisiones, todos los proyectos tienen un componente social por el cual una parte de la cantidad abonada se destina a financiar proyectos que benefician a las poblaciones locales. Por ejemplo programas de salud, de electrificación, formación, etc. Y todos los proyectos de la plataforma tienen una certificación, de emisiones y social».
Como premio por la buena acción, el viajero sostenible se puede desgravar «ese pago en la declaración del IRPF, porque se considera una donación y se le envía un certificado. Para un ciudadano particular será del 30 o 35 por ciento de la donación realizada».
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