Cambios climáticos
El cambio climático ahoga al abeto de Navidad
Una investigación alerta sobre el grave peligro de extinción de los abetos mediterráneos. El aumento de temperaturas y la mayor frecuencia de fenómenos extremos, como sequías y olas de calor, reducirá el crecimiento de estos bosques entre un 20% y un 50% a partir del año 2050
Qué lejos quedan aquellos tiempos en los que uno de los momentos mágicos de la Navidad era acudir a la Plaza Mayor de la ciudad, a un mercado navideño o incluso a un invernadero, cargar el coche con un lustroso abeto, plantarlo en medio del salón y dedicar toda una mañana a decorarlo con adornos que luego admirarían las visitas.
El problema llegaba después, por supuesto, cuando había que decidir qué hacer con aquel árbol. Eran otros tiempos.
Ahora la tradición, mucho más ecológica y racional, es sustituir el abeto natural por un sucedáneo de plástico, cada vez más endeble, comprado a precio asequible en el “chino” de la esquina. Y lo que sobra, para el presupuesto de las fiestas.
Comprar un abeto natural para las navidades, siempre en un invernadero, es ya una rareza, y dentro de poco puede ni siquiera ser eso, por culpa del cambio climático.
Un equipo internacional de investigación liderado por científicos de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (UPO) y el Instituto Pirenaico de Ecología de Zaragoza (perteneciente al CSIC) ha comprobado que el incremento de las temperaturas y una mayor duración e intensidad de las sequías y las olas de calor extremas han puesto en serio riesgo de desaparición algunos bosques relictos de abetos, únicos de la región mediterránea y considerados amenazados o en peligro de extinción según la lista roja UICN.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores han desarrollado una nueva metodología de modelado y predicción de la vulnerabilidad de los bosques en un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
En él se refleja el análisis de treinta bosques en refugios climáticos de pinsapo (Abies pinsapo en España, Abies maroccana y Abies tazaotana en Marruecos), el abeto blanco (Abies alba España e Italia), el abeto silesia (Abies cilicica en Turquía, Líbano y Siria), el abeto griego (Abies cephalonica en Grecia y Balcanes) y el abeto del rey Borys (Abies borisii-regis en Balcanes).
Según explica Raúl Sánchez-Salguero, investigador de la UPO y primer firmante del estudio, de acuerdo con las previsiones climáticas y las respuestas observadas durante eventos extremos del siglo XX, el aumento global de las temperaturas y periodos más secos y cálidos “provocarán una reducción del crecimiento y un acortamiento de la estación óptima de desarrollo de algunas de estas especies durante la segunda mitad del siglo XXI en los límites sur y de menor altitud -zonas más secas y cálidas-, lo que podría desencadenar fenómenos de decaimiento y aumentar las tasas de mortalidad de los árboles”.
Por tanto, si tienden a aumentar estos procesos de mortalidad, como indica esta investigación, “el desarrollo de nuevas metodología empíricas para la detección de indicadores tempranos de vulnerabilidad, como la evaluada en este caso, será clave para anticipar posibles fenómenos de mortalidad generalizada del arbolado”, explican los investigadores Jesús Julio Camarero y Juan C. Linares en un comunicado de la UPO.
Los autores de este trabajo emplean un novedoso modelo matemático que proyecta cómo cambiará la anchura de los anillos anuales de crecimiento de los árboles de cada bosque en función de las tendencias climáticas y considerando las respuestas que ya se han observado a eventos climáticos extremos.
Con ello, teniendo en cuenta también varios escenarios de emisión de gases de efecto invernadero, han evaluado la vulnerabilidad y estabilidad de estos bosques únicos en respuesta a distintas proyecciones climáticas del siglo XXI.
Esto arroja varios escenarios posibles. En el de mayor emisión de gases invernadero y con más eventos extremos, que supone una tasa más elevada de calentamiento y mayor aridez, la persistencia de los bosques de abeto blanco y la mayoría de abetos mediterráneos situados a menor altitud en España, Italia, Marruecos, Grecia, Turquía, Siria y Líbano, estarán en grave riesgo de desaparición, pese a haber actuado como refugios climáticos durante miles de años.
Muchos de estos bosques reducirán su crecimiento entre un 20% y un 50% a partir del año 2050, alerta la investigación, que sostiene que el cambio climático en esta amplia región y la diversidad de ambientes considerados son una excelente representación de los potenciales efectos que podrían soportar muchos bosques endémicos mediterráneos en el siglo XXI.
Con esta nueva metodología, según los investigadores, “se ha mejorado la identificación y comprensión del momento en el que un bosque supera un límite de crecimiento mínimo durante eventos extremos con decaimiento forestal, lo cual puede ayudar a pronosticar y predecir futuros procesos de mortalidad”.
Además de la Universidad Pablo de Olavide y el Instituto Pirenaico de Ecología, han colaborado en el trabajo la Universidad de Padova y la Universidad de Pavia (Italia); la Universidad de Barcelona; la Universidad de Columbia (USA); CETEMAS-Asturias; la Universidad de Tirana (Albania); la Universidad de Nueva York (USA); la Universidad Técnica de Múnich (Alemania); el Instituto Stereas Elladas (Grecia); y el CEACTierra de la Universidad de Jaén.
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