Cádiz
Las aguas residuales también crean energía
La depuradora municipal de Chiclana de la Frontera (Cádiz) se ha convertido en un laboratorio en el que se ensaya cómo las aguas residuales urbanas pueden convertirse en un campo de cultivo de microalgas que, después, pueden transformarse en una nueve fuente de energía bio.
Iberdrola Ingeniería y FCC Aqualia han presentado hoy en esta depuradora la investigación que llevan a cabo en este campo dentro del proyecto de Investigaciçon en Tecnologías Avanzadas para la Valorización Integral de Algas «CENIT VIDA».
La iniciativa, en la que se han creado unos revolucionarios sistemas de captura de CO2 y de bioproducción de microalgas, así como un innovador sistema de aprovechamiento de aguas municipales, es «totalmente innovadora y rupturista a nivel mundial» y afronta el desafío de crear las tecnologías necesarias para el aprovechamiento eficiente e integral de las algas, según explica en su exposición.
El proyecto, que lleva ya tres años en marcha en esta depuradora, es una iniciativa de investigación pionera en el ámbito de las microalgas, desarrollada por 13 empresas y 25 organismos de investigación, que reciben el apoyo del Ministerio de Economía y Competitividad a través de una cofinanciación del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).
La investigación ha pasado por una fase de laboratorio, otra «piloto» y ahora está en el momento de configurar un «prototipo», en unas especie de circuito abierto de aguas residuales urbanas de mil metros cuadrados, en el que se estudia cómo optimizar el proceso y ganar en efectividad, según ha explicado el director de Innovación y Tecnología de FCC Aqualia, Frank Rogalla.
En estos espacios las aguas residuales urbanas sirven de alimento a las microalgas, unos organismos naturales que crecen sin más ayuda que el sol y el aire y que son considerados muy relevantes por su contenido energético y por su aporte de compuestos como proteínas, espesantes, vitaminas, enzimas, antibióticos, cosméticos, productos farmacéuticos o productos químicos.
Los usos de las microalgas que se investigan en la depuradora de Chiclana son muy variados.
El proyecto «CENIT VIDA» busca convertir su masa, una especie de «pasta de espinacas», en gas metano, a través de bacterias.
Los responsables de este proyecto destacan que en Madrid ya hay 500 autobuses que se mueven con metano, un gas que emplean ya también «un millón de coches en Italia», entre otros ejemplos que dan idea del futuro que puede tener el metano obtenido por este nuevo método para impulsar un nuevo modelo de ciudad sostenible.
El proyecto, que cuenta con una subvención de más de ocho millones de euros del CDTI, forma parte de un proyecto más amplio europeo que también se desarrolla en esta depuradora denominado Allgas.
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