Investigación científica
Los cerdos vietnamitas, un capricho pesado
El Observatorio Justicia y Defensa Animal ha denunciado su matanza a tiros en Benidorm
Desde hace meses, la partida de Amanello –situada en la localidad valenciana de Benidorm–, contaba con la compañía de varias decenas de cerdos vietnamitas que campaban a sus anchas por la calle. Al parecer, la colonia fue detectada el verano pasado. Estos ejemplares procedían de personas que los adquirieron como animales de compañía y, que pasado un tiempo, decidieron abandonarlos. Esta semana, el Observatorio Justicia y Defensa Animal ha denunciado ante la Fiscalía de Alicante la batida que han sufrido estos animales por parte del Ayuntamiento de Benidorm. El propósito era acabar con la colonia cada vez más creciente que está asentada en la zona.
Muchas personas ya no se conforman con tener un perro o un gato como compañero de familia. En los últimos años, se ha puesto de moda la tenencia de nuevos animales domésticos y uno de ellos es el cerdo vietnamita. Adquirir uno de estos gorrinos es fácil y su precio ronda los cien euros. Cuando son pequeños, estos cerditos pesan pocos kilos y su aspecto resulta adorable. Pero a medida que crecen, su peso también aumenta y pueden llegar a alcanzar –en casos extremos– los 100 kilos. Es entonces cuando algunos de sus dueños ya no quieren responsabilizarse de esta carga tan «pesada» y dejan al animal solo en la calle.
La fundación balear Natura Parc recoge desde hace años a estos ejemplares encontrados en las vías. «En el año 2005, comenzó a ser frecuente encontrar a cerdos vietnamitas abandonados. Actualmente, nuestra fundación cuida a doce de estos animales que rescatamos de la calle», explica Javier Álvarez, secretario de la fundación. Estos mamíferos poseen una inteligencia similar a la de un perro y son capaces de convivir sin problema alguno con personas u otros animales, aunque su naturaleza es diferente y no pueden estar recluidos en una casa. «Los cerdos necesitan terreno, son animales de campo y precisan vivir en su hábitat natural», afirma Álvarez. Con el paso del tiempo, el animal padece las consecuencias de estar encerrado en un espacio pequeño: su cuerpo no crece correctamente, sus pezuñas sufren y es habitual que desarrolle sobrepeso. Los cerdos vietnamitas son omnívoros y precisan una alimentación variada: «Nos hemos encontrado casos extremos en los que el gorrino ha sido alimentado con cerveza o Coca-Cola. Era tal su grado de obesidad que el cerdo ya no podía andar porque sus patas estaban atrofiadas», cuenta Álvarez.
Varias personas abandonaron a estos animales en Benidorm y, tiempo después, los cerdos lograron crear una colonia cercana a los ochenta individuos. La situación comenzaba a ser insostenible; ocasionaron varios accidentes de tráfico y los vecinos estaban alarmados. Entonces, el Ayuntamiento de la localidad alicantina decidió que un cazador terminara con sus vidas a tiros. El Observatorio Justicia y Defensa Animal ha denunciado los hechos: «Estos cerdos son considerados animales de compañía en nuestro país», afirma Juan Ignacio Codina, portavoz del Observatorio Justicia y Defensa animal. «El maltrato hacia los animales domésticos está tipificado en el Código Penal. Por lo tanto, hemos presentado esta denuncia para exigir que se inicie una investigación con el propósito de encontrar a los responsables de la matanza», añade Codina.
La Ley de Protección de Animales de la Comunidad Valenciana establece un protocolo a seguir para aquellos animales que han sido abandonados: «Este protocolo establece que el Ayuntamiento debe hacerse cargo de ellos, recogiéndolos sin causarle daño y llevarlos a centros que puedan hacerse cargo de ellos», aclara el portavoz. El sacrificio siempre tiene que ser la última opción. Las defensoras de animales coinciden en que es inadmisible que en el siglo XXI no se hayan puesto en marcha medidas alternativas éticas con los cerdos, en lugar de acabar con ellos a tiros.
«Antes de adquirir cualquier animal, es necesario utilizar el sentido común y preguntarnos si realmente seremos capaces de garantizarle las necesidades básicas», afirma Álvarez. A veces, el dueño puede pensar que lo que le está proporcionando a su mascota es positivo, cuando en realidad la está perjudicando.
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