Ciencia y Tecnología
Los cosméticos no se experimentan en animales
Tradicionalmente, erradicar los experimentos con animales para el análisis de sustancias potencialmente tóxicas solamente suscitaba el interés de los grupos de defensa de derechos de los animales. Hoy en día es un propósito común en cada vez más empresas, organismos políticos y consumidores.
Por ello, el pasado mes de marzo entró en vigor en toda la UE la prohibición total de comercializar productos de higiene y cosmética que se hayan probado en animales. Por el contrario, los modelos informáticos se consideran una alternativa cada vez más viable a los experimentos con animales.
Con el fin de sacar partido a los progresos científicos recientes, en 2011 se inició el proyecto financiado con fondos europeos NOTOX, de cinco años de duración, cuyos artífices pretenden asegurarse de que Europa permanezca a la vanguardia de la técnica para la realización de pruebas de toxicidad y también del bienestar de los animales, informa la agencia de la UE Cordis.
Se aspira a desarrollar y validar nuevos modelos informáticos capaces de predecir posibles efectos tóxicos a largo plazo en el cuerpo humano. La consecuencia más importante de todo ello a corto plazo será que, sencillamente, ya no será necesario usar organismos vivos para probar la seguridad de ciertas sustancias.
El proyecto está enfocado al hígado, el órgano principal para eliminar sustancias tóxicas del organismo. Los científicos de NOTOX han examinado cómo afectan ciertas sustancias a las células hepáticas humanas mediante una serie de experimentos in vitro. A continuación programaron modelos informáticos de gran complejidad para reproducir sus hallazgos.
El paso siguiente consistirá en desarrollar algoritmos que imiten de un modo muy similar los procesos que se producen realmente en los tejidos humanos cuando se exponen a sustancias tóxicas. Ello capacitará a los científicos participantes para utilizar modelos computacionales nuevos con los que formular predicciones a largo plazo fiables. Se hará un seguimiento continuo de las actividades celulares, información que se organizará en una base de datos de toxicología donde también se incluirán datos genómicos y fuentes bibliográficas contrastadas.
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