Andalucía

Piden revisar la restauración de los ecosistemas

No basta con reintroducir especies animales o vegetales, advierten los expertos

Vista del corredor verde del río Guadiamar, contaminado gravemente en 1998 por el vertido tóxico de la mina de Aznalcóllar, y que se ha regenerado tras diez años de trabajos y unos 200 millones de euros de gasto, hasta el punto de actuar ya como corredor ecológico entre Doñana y Sierra Morena. Los expertos ponen esta actuación como ejemplo/ EFE
Vista del corredor verde del río Guadiamar, contaminado gravemente en 1998 por el vertido tóxico de la mina de Aznalcóllar, y que se ha regenerado tras diez años de trabajos y unos 200 millones de euros de gasto, hasta el punto de actuar ya como corredor ecológico entre Doñana y Sierra Morena. Los expertos ponen esta actuación como ejemplo/ EFElarazon

El éxito de la restauración de los ecosistemas más dañados por la intervención humana depende de algo más que de reintroducir las especies vegetales o animales que más han sufrido por esa degradación, y en la mayoría de los casos es determinante el grado de implicación de las poblaciones locales.

Científicos de todo el mundo, incluidos también españoles, han subrayado la necesidad de revisar los criterios con que se diseñan y ejecutan los proyectos de restauración ecológica, y publican el resultado de su investigación en la revista Science.

El texto concluye que los trabajos de recuperación de la vida silvestre se deben planificar y ejecutar mejor e incide en los beneficios que pueden reportar a las poblaciones locales, tanto desde el punto de vista ambiental (depuración del agua, calidad del suelo o del aire) como social (turismo de naturaleza).

El trabajo ha sido coordinado por la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg y el Centro Alemán para la Investigación Integrada de la Biodiversidad de Halle-Jena-Leipzig y han intervenido científicos del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (CSIC/Universidad de las Islas Baleares), la Estación Biológica de Doñana (CSIC) y la Universidad de Alcalá de Henares.

Los investigadores constatan que la naturaleza ha sido gravemente afectada en todo el mundo por la construcción de infraestructuras o la agricultura intensiva, lo que ha provocado una importante pérdida de biodiversidad y que muchos ecosistemas ya no sean capaces de realizar servicios como el de regular las inundaciones.

El estudio cita ejemplos de proyectos de restauración que se han ejecutado con éxito, como el del delta del río Oder, en la laguna Szczecin (entre Alemania y Polonia), y señala que la recuperación de numerosas especies (águilas, bisontes o castores) ha propiciado además un importante crecimiento del turismo de naturaleza.

El catedrático de Ecología de la Universidad de Alcalá de Henares, José María Rey Benayas, ha subrayado que para la «renaturalización» de un espacio se usan técnicas muy variadas «y la reintroducción de especies es solo una de ellas», y ha incidido en que todos los ecosistemas degradados son recuperables «hasta un cierto nivel», que puede ser muy elevado o reducido.

Rey Benayas, uno de los firmantes del trabajo, ha explicado a EFE que el objetivo «tradicional» de las restauraciones era recuperar el ecosistema original, lo que con frecuencia es imposible, pero ha precisado que aunque el paisaje original es muchas veces «irrecuperable» siempre hay que intentar recuperar la integridad ecológica.

A su juicio, la mejor restauración es «la pasiva», que se produce cuando se eliminan las perturbaciones que degradan un ecosistema, y ha señalado que el abandono de tierras agrícolas y ganaderas en España ha permitido recuperar millones de hectáreas de bosques y matorrales y mucha biodiversidad, o que hoy la superficie de bosques triplique la de 1900.

El catedrático ha señalado que algunas actuaciones, como eliminar o cerrar una carretera, son baratas, y otras -como demoler una presa- muy caras, pero ha asegurado que los servicios que presta un ecosistema se pueden valorar económicamente; «la evidencia científica muestra que la restauración ecológica, más que un coste, es una inversión», ha manifestado a EFE.

Entre las restauraciones positivas y exitosas que se han realizado en España ha citado la del río Guadiamar (Andalucía) tras la rotura de la balsa minera en Aznalcóllar o la «renaturalización» que se ha conseguido en los Pirineos gracias a proyectos para reintroducir el oso pardo o el buitre negro y al abandono de tierras agrícolas, que han vuelto a ser colonizadas por matorrales y bosques.

El experto ha citado también ejemplos con malos resultados, como algunas reforestaciones que se han realizado en el Mediterráneo, o la restauración de lagunas salinas en La Mancha, que han favorecido la inundación y la presencia de aves «pero han perdido su carácter natural genuino».

Rey Benayas ha insistido en que la «renaturalización» de un espacio debe siempre «convencer y seducir» a la población local, ya que puede ser muy beneficiosa para la gente desde muchos puntos de vista: sociales, económicos, ambientales o por el puro placer estético. EFE