Medio Ambiente
¿Qué vale más un kilo de coca o un de cuerno de rinoceronte?
Cada día, 2,7 rinocerontes, 82 elefantes y 273 pangolines son asesinados por los furtivos. Cada cuatro días un tigre tiene el mismo final. El tráfico de especies se ha convertido en la principal amenaza para su supervivencia. Además, cada año se trafica con 1,5 millones de aves vivas y 440.000 toneladas de plantas medicinales. Unos datos desoladores que explican la magnitud de esta actividad criminal tan lucrativa: el mercado negro asociado al tráfico de especies silvestres asciende a 90.000 millones de dólares al año, según estima el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) e Interpol.
Este delito, promovido por mafias internacionales, «es una de las actividades ilegales más lucrativas», afirma Javier Cachón, director general de Biodiversidad y Calidad Ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica. El tráfico de vida silvestre es la cuarta actividad criminal más grave a nivel mundial, sólo por detrás del tráfico de drogas, las falsificaciones y el tráfico de seres humanos. Prueba de ello es que «un kilo de coca cuesta 35.000 euros y uno de cuerno de rinoceronte cuesta en el mercado negro entre 45.000 y 95.000 euros», afirma el capitán del Seprona Esteban José de Diego.
España, debido a su situación geográfica, «es un país donde se da un enorme tráfico de especies» como zona de tránsito, así como por demanda nacional. Por ejemplo, «el 31% de las pieles de reptiles encautadas entre 2005 y 2014 tenían a España como destino final», añade Cachón.
El último gran golpe al tráfico ilegal de especies en nuestro país habla por sí solo. Tigres, leones, patas de elefantes y así hasta más de 200 piezas de animales, 60 de ellas especies protegidas por el Convenio CITES de especies amenazadas. Ésa es la imagen macabra con la que se encontraron los agentes de la Guardia Civil en una nave de un contructor con el que colaboraba un antiguo empresario de zapatos de Alicante. Dieron con ellos tras el rastreo que se hizo de Internet. Tras localizar múltiples anuncios, pusieron en marcha la operación «Taxideralia», que se enmarca dentro del Plan Tifies del Ministerio para la Transición Ecológica y del Seprona. Durante la misma, se ha investigado a seis personas, los taxidermistas y los intermediarios, como presuntos autores de un delito contra la fauna, por tenencia, tráfico y comercialización de especies protegidas. Los taxidermistas no sólo realizaban la actividad sin ningún tipo de acreditación, sino que además vertían los residuos diractamente en el alcantarillado, con el consiguiente riesgo para la salud pública. En cuanto al valor de las piezas en el mercado negro, sólo uno de los leopardos estaba a la venta por 8.000 euros.
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