Brote de ébola
Menos pacientes en urgencias en Alcorcón y más en otros hospitales
Las llamadas a los teléfonos de información sobre el ébola han bajado de más de 400 en el primer día a unas 200 ayer
Desde que Teresa Romero, la auxiliar de enfermería contagiada de ébola, ingresase en el Hospital de Alcorcón y se confirmase que había contraído la enfermedad del sacerdote Manuel García Viejo, el miedo al virus se extendió por las plantas del centro. La primera reacción fue no acudir al servicio de Urgencias que, frente a una media de entre 180 y 190 atenciones diarias, pasó a tener una media de 140 pacientes, medio centenar menos que lo habitual. Asimismo, según ha podido saber este periódico, pese a que, finalmente, no hubo ninguna baja voluntaria, entre el personal sanitario hubo mucha inquietud y llegaron a plantearse no acudir a su puesto de trabajo hasta que hubiese garantías de que se había desinfectado correctamente el box en el que estuvo ingresada Romero.
Las mismas fuentes explicaron que la preocupación había sido mucho más alta en este hospital que en La Paz o en el Carlos III, donde fue trasladada la auxiliar de enfermería, porque es un centro más pequeño y menos acostumbrado a crisis de esta magnitud. Así, en Alcorcón la desinfección del lugar se prolongó durante dos días para tranquilizar al personal, pero la carta distribuida por el médico que atendió a Teresa Romero, antes de ingresar voluntariamente en el Hospital Carlos III el pasado jueves, volvió a agitar los ánimos de los médicos, enfermeras, celadores y demás trabajadores del centro hospitalario. Tras estos momentos de tensión, el Hospital de Alcorcón ha regresado a la normalidad pese a que todavía había menos pacientes en Urgencias que los habituales.
En cambio, fuentes del servicio de Urgencias de la Comunidad de Madrid explicaron que, curiosamente, mientras que en el Hospital de Alcorcón bajaron las atenciones de emergencias, en el resto de hospitales de la región ha habido un incremento progresivo de pacientes en los servicios de Urgencias. Este aumento, achacable a la llegada del tiempo frío y los episodios de gripe, coincide inversamente con las atenciones telefónicas sobre el ébola en los números gratuitos puestos en marcha por Sanidad desde que se supo que Romero estaba contagiada por la enfermedad. De este modo, el primer día hubo más de 400 llamadas de personas interesadas en conocer las formas de contagio y la sintomatología del ébola, seguidas de unas 300 el miércoles y en torno a 200 llamadas ayer.
Los «apestados» del centro de salud
Tensión y mutismo. Nadie en el centro de Salud Laín Entralgo de Alcorcón, al que acudió Teresa Romero para consultar a su médico sobre su estado de salud, quiere oír hablar de ébola. «Tienen mucho miedo», dice una sanitaria. Lo peor es que ha habido una reunión en otro centro de Salud próximo, el de «Los Castillos», y algunos trabajadores han pedido expresamente que no acuda ningún trabajador del Laín Entralgo, que tiene un guardia de seguridad en la puerta. «personal de riesgo» a cualquier profesional sanitario que entre en contacto con un paciente infectado.
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