Voluntariado
El milagro de ver: Elena Barraquer y su lucha contra la ceguera evitable
El documental «#NoMásCataratas» evidencia una cruel realidad de los países subdesarrollados: su población puede perder la vista debido a las cataratas, una cuestión impensable en países desarrollados.
Una semana. Eso es lo que dura una expedición de la Fundación Elena Barraquer a África. Los médicos, enfermeras y voluntarios que se desplazan hasta allí superando horas de viaje por tierra y aire, lluvia y niebla, trabajan sin descanso, a veces han llegado a iluminarse con la linterna del móvil, para llevar a cabo una misión que va mucho más allá de lo técnico: restaurar la dignidad de ver. Y es que, en el continente africano, la ceguera por cataratas y la falta de acceso a una intervención quirúrgica condena a miles de personas a la dependencia, a la pobreza y al aislamiento. Niños, adultos y ancianos pierden la posibilidad de estudiar, trabajar o simplemente valerse por sí mismos. «¿Quién no daría una semana de su tiempo por devolverle la vida a alguien?», pregunta Elena Barraquer, presidenta de la Fundación Elena Barraquer, como reflexión que encabeza el documental «#NoMásCataratas. Un desafío global» que se presentó ayer en el Campus Repsol de Madrid y que recoge la entrega, la emoción y el impacto transformador de las cirugías que se realizan en estas expediciones.
A esta cita asistieron, además de la presidenta de la Fundación, Antoni Brufau, presidente de Repsol; José Creuheras, presidente de los grupos Planeta y Atresmedia; Josu Jon Imaz, CEO de Repsol; António Calçada, director general de la Fundación Repsol e Isabel López Marín, miembro del patronato de la Fundación Barraquer.
El filme evidencia una cruel realidad a menudo ignorada o percibida con lejanía e indiferencia en países como el nuestro. Y es que, en los países desarrollados, resulta impensable perder la vista por cataratas. En consultas como la de la propia doctora Barraquer, por ejemplo, miles de pacientes se operan en cuanto la patología comienza a dificultar la visión. Pero en muchas regiones de África, esa posibilidad, simplemente, no existe. Hay regiones donde un solo oftalmólogo debe velar por la salud visual de más de un millón de personas. «Que la primera causa de ceguera evitable a nivel global sean precisamente las cataratas, algo que puede operarse con una intervención sencilla y segura, es una gran injusticia», denuncia la presidenta de la Fundación. Y añade: «Pero también es una oportunidad, pues constituye una ventana de esperanza, una forma tangible de contribuir a hacer de este mundo un lugar más justo y solidario».
El proyecto de crear este documental nació con un ambicioso objetivo: mostrar no solo la experiencia quirúrgica, sino lo que ocurre antes y después de cada intervención, la felicidad de los pacientes al recuperar la visión y la profunda transformación que se produce en todos los implicados.
Así, la producción desarrollada por la Fundación Elena Barraquer de la mano del equipo de The Moff, liderado por Elías Lalaux, recoge historias de superación, pero también testimonios conmovedores de equipos de voluntarios que han vivido estas expediciones desde primera línea. Con sus declaraciones, dejan patente, de forma subliminal, la respuesta a ese «por qué» que les guía en su cometido: la vocación. Dejan constancia de que ésta trasciende de su profesión y se convierte en compromiso humano, en impulso genuino de estar donde más se les necesita, en ese acto tan generoso de poner el conocimiento y el tiempo al servicio de quienes no tienen nada, salvo la esperanza de volver a ver.
26.000 cirugías realizadas
El impacto de esta labor humanitaria desde su despegue, en el año 2017, hasta finales de 2024 se ha traducido en cifras impresionantes: 25.830 cirugías realizadas en 77 expediciones quirúrgicas, más de 1.400.000 kilómetros recorridos, 26 países visitados, 200.000 consultas médicas realizadas, más de 65.000 gafas entregadas y, lo más importante, más de 180.000 personas beneficiadas. Y es que, cada día de estancia en el país en cuestión, operan a 90 personas.
«Llevamos ya más de 25.000 historias y cada una de ellas es especial. Recuerdo a una chica a la cuál, nada más ser operada, tumbada aún en la camilla, le pasé la mano por delante del ojo y, al darse cuenta de que la volvía a ver, esbozó una sonrisa. O a aquel hombre que me entregó su bastón y me dijo que se lo diéramos a otra persona porque él ya no lo necesitaba. O aquella madre que, al recuperar la vista, pudo volver a cuidar de sus hijos y ganarse la vida dignamente», recuerda Elena. Y es que las cataratas no son mortales, pero en África son las responsables de provocar la muerte de cuestiones de absoluta necesidad para una vida decente: las relaciones sociales, el pertenecer a una comunidad, el no tener que depender de los otros. Esto es lo que, operación tras operación, se esfuerzan en devolver estos profesionales.
Entre estas miles de historias que se les han quedado grabadas en la retina durante todos los años de trabajo también se encuentran las del personal local y las de los voluntarios de la Fundación Barraquer. Precisamente, ellos han sido un impulso para el desarrollo de este documental. «El comentario que más se repite después de la primera experiencia de un voluntario es: ‘esto hay que contarlo, lo que hacéis lo tiene que saber todo el mundo’. Por lo que la idea de hacer un documental era algo que nos rondaba en la cabeza desde hacía muchos años», explica Elena Barraquer.
Operar, pero también formar
Uno de los elementos que ha revolucionado las expediciones ha sido el quirófano portátil, cuyo montaje supone una hora y media. Diseñado y perfeccionado tras años de experiencia sobre el terreno, permite realizar cientos de operaciones en condiciones complejas. «Hoy en día somos como un reloj suizo: tú solo ves las manecillas moverse, pero detrás hay toda una maquinaria perfectamente engranada que hace posible que sigamos operando sin parar», describe Barraquer. Cada miembro del equipo conoce su función al detalle, lo que permite una eficacia sorprendente. «Llevamos cirugía de calidad a donde más se necesita, con agilidad, precisión y humanidad», afirma.
Pero los voluntarios que se desplazan hasta el terreno de la mano de la Fundación Elena Barraquer no solo operan, sino que también forman a personal sanitario local, crean alianzas y trabajan por un modelo de colaboración sostenible. Con estas otras iniciativas pretenden derribar algunos de los enormes desafíos y barreras existentes en el ámbito de la salud visual: la falta de especialistas o la escasa implicación gubernamental, entre otros muchos.
«Nuestro objetivo es claro: erradicar la ceguera evitable por cataratas en las zonas más vulnerables del mundo», subraya Elena Barraquer. Lograrlo requiere trabajo constante. La Fundación ha crecido gracias a una combinación de pasión, humildad y muchas horas de entrega. «No hay secretos... simplemente muchas ganas, esfuerzo diario y un equipo que cree de verdad en lo que hace. Pero también ha sido muy importante seguir aprendiendo de todas las personas que se han ido sumando al proyecto. Cada voluntario, cada colaborador, cada nuevo miembro del equipo nos aporta una mirada diferente, una manera distinta de hacer las cosas, y eso nos hace mejorar constantemente», elogia.
Además del trabajo constante y el aprendizaje constante, la presidenta señala otro ingrediente fundamental para el éxito: el apoyo social. «Todos podemos ser parte de este cambio positivo. Con compromiso, generosidad y empatía, es posible devolver la visión y abrir nuevas oportunidades para miles de personas. Este documental no solo visibiliza una realidad difícil, también celebra lo que sucede cuando actuamos juntos: miradas que se iluminan, sonrisas que renacen y vidas que vuelven a empezar. Nuestro mayor deseo es que esta historia inspire, movilice y abra los ojos», sostiene.
Así, la Fundación Elena Barraquer espera generar conciencia, inspirar solidaridad y movilizar toda clase de apoyos. «Queremos que el público salga con esperanza, conciencia y una sensación de inspiración. Que comprendan que una sencilla intervención de apenas unos minutos puede devolver la luz a una vida entera. Que todos podemos ser parte de este cambio positivo», sostiene la doctora Elena Barraquer con su habitual positivismo.