Mascotas
«No entiendo que haya un cielo para estar con las mascotas»
Choco y Lucas son los compañeros inseparables de uno de nuestros mayores adivinos
«Tuve un chiguagua blanco al que le atropelló un coche. Me quedé en shock. Quería volver a tener otro, pero ya no deseaba que fuera blanco porque no me había traído buena suerte, y entonces, un criador de Valencia me ofreció uno color marroncito. Mi chocolatito, que pasó a llamarse Choco», resume el vidente.
«Tuve un chiguagua blanco al que le atropelló un coche. Me quedé en shock. Quería volver a tener otro, pero ya no deseaba que fuera blanco porque no me había traído buena suerte, y entonces, un criador de Valencia me ofreció uno color marroncito. Mi chocolatito, que pasó a llamarse Choco», resume el vidente. Es un hombre dulce, amable y empático. Como no podía ser de otra forma, su conexión con los animales es tremenda: «¿Sabes qué pasó? Que un año después, una amiga me regaló un Pomerania, e integré a Lucas a mi “familia”». Dice que todos los dueños de perros expresan lo mismo, pero no por ello omite contarlo: «A los míos solo les falta hablar. Si estoy preocupado se sientan a mis pies; si estoy escribiendo o leyendo, se ponen a mi lado, y cuando estamos de relax viendo la tele, se suben al sillón. Eso sí, Choco no se mueve de mis piernas ni cuando estoy en el coche, salvo que conduzca: me sigue al baño, me espera junto a la ducha...». Por la noche no duermen en su cama: respetan su espacio, «pero Lucas se tumba en su camita, debajo, y Choco en su colchón, junto a mí». De tal forma mantienen la liturgia sus perros que, cuando el año pasado estuvo ingresado por una neumonía «me los tuvieron que llevar a la clínica porque no se movían de mi alcoba. Cuando entraron por la puerta me hicieron una fiesta de lametones, aullidos y cariño». Quien primero fuera modisto –entre otras, de la hermana del Rey, y muchas famosas...– y hoy uno de nuestros mayores adivinos, asegura no tener capacidad de visualizar el futuro de sus mascotas «aunque sí de pequeñas cosas. Si les duele la tripa, o les ocurre algo, lo percibo. Pero los que realmente tienen una sensibilidad especial hacia nosotros son ellos. Notan hasta cuando te duele la cabeza». Intuye que pueden tener alma «si así podemos denominarlo, porque a muchos humanos se les quedó por el camino el sentido común que ellos tienen multiplicado. Creo, y no te rías, que si Dios nos creó a todos, y a ellos para hacernos tan felices, no entiendo que no haya un cielo para estar con nuestras mascotas». Como hombre de fe, dice que tendremos una nueva vida en la que mejorar, por lo que se pregunta que «¿por qué no íbamos a reencontrarnos con ellos?». Hasta tal punto lo piensa que los perritos que se le han muerto los ha enterrado en el jardín de su casa debajo de un olivo protector... «incluso les pongo flores». Le dejamos camino de su consulta, donde sigue acudiendo cada día, así como atendiendo sus líneas telefónicas. «Dentro de poco publicaré mi próximo libro: ''Rappel y sus estrellas'', donde hablará de la emperatriz Soraya y el escapulario que le regaló, la propuesta de matrimonio que le hizo Athina Onassis, Lola Flores, Rocío Jurado, María Dolores Pradera... Una vida plena de modisto, director artístico, vidente... y hombre de bien.
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