Cirugía de precisión

La nueva nariz de Ignacio que salvó la impresión 3D

La extracción de un bulto que resultó ser un tumor en su tabique nasal le habría dejado una enorme deformidad de por vida

Entrevista con el Dr. Santiago Ochandiano, experto en cirugía oral y maxilofacial del hospital Gregorio Marañón, y que ha tratado a un paciente al que le ha realizado una cirugía de reconstrucción facial. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón.20 05 2024
El doctor Ochandiano junto a su paciente Ignacio de Miguel en el Hospital Gregorio MarañónAlberto R. RoldánFotógrafos

Hace tres años, Ignacio comenzó a ver que un bulto crecía en la zona superior de su nariz, al lado del ojo, justo donde había sufrido un fuerte golpe de joven. Él no lo dio importancia, pero con el paso de los meses aquello no paraba de crecer. Así que acudió al médico para ver qué podía ser aquello. «Se trataba de un pequeño tumor vascular en el hueso de la nariz que está provocando una deformidad progresiva», explica Santiago Ochandiano, jefe de sección de cirugía maxilofacial del Hospital Gregorio Marañón.

Lógicamente, escuchar el diagnóstico no fue agradable, la palabra «tumor» siempre asusta, pero su caso «pintaba bien», es más, Ignacio, ingeniero madrileño de 45 años, que fue intervenido hace cinco meses, cuenta emocionado cómo su nariz luce ahora incluso mejor que antes. Observa atento a Ochandiano, el doctor que lo ha tratado desde el principio y el que realizó la cirugía, ya que por primera vez verá en imágenes todo su proceso. Y es que, cirugías como la suya, una vez extirpado el tumor, que era benigno, plantean un serio problema estético que puede marcar de por vida al paciente. Al tener que quitarle parte del hueso de la nariz para eliminar el bulto, quedaba un hueco enorme en la zona. Una deformidad.

Y es aquí donde entró el juego la Unidad de Planificación Avanzada y Manufactura 3D (UPAM3D) del Marañón, una unidad pionera y que lleva en marcha desde hace poco más de siete años, para que el médico y su equipo pudieran mantener la integridad de su rostro. «Lo que hacemos en esta unidad es cirugía de precisión donde la estética es muy importante. En España hay aproximadamente 25 hospitales que pueden hacer biomodelos de este tipo, imprimirlos en el hospital a partir de la imagen radiológica y hacer vías de corte, pero en el país solo nuestro hospital tiene la licencia, cumplimos con el reglamento, para poder fabricar estas prótesis. Somos el único hospital fabricante», detalla el doctor.

Reconstrucciones personalizadas

Y ustedes pensarán, ¿y esto en qué afecta al paciente y a la recuperación de su rostro? Pues bien, según nos relatan, ya no es solo una cuestión de que en un mismo centro sanitario el paciente tenga la atención integral y que no hay a que externalizar el servicio de fabricación de la pieza a implantar, sino que también supone un ahorro de costes. «Si se externaliza el fabricado de las prótesis, es la empresa en cuestión la que se responsabiliza de ella, en este caso somos nosotros, nuestro servicio, los médicos ingenieros, los que nos responsabilizamos de todo el proceso y hacemos el seguimiento completo. Además, al hacer nosotros la fabricación de las prótesis, el coste baja una décima parte, o sea, podemos tratar a 10 pacientes en vez de a uno», comenta.

Mientras Ignacio observa en las instalaciones de esta unidad uno de los modelos que se utilizó para reconstruir su nariz tras la extirpación del tumor, otra compañera del equipo médico, la ingeniera Susana Gómez, nos muestra las diferentes máquinas con las que reproducen a la perfección la anatomía de sus pacientes. Allí trabajan seis ingenieros, una persona responsable de calidad y un técnico. De hecho, Susana fue una de las profesionales que diseñó esa lámina de 0,3 milímetros de titanio que se instaló en el tabique de Ignacio.

«La parte estética es fundamental. Hemos hecho reconstrucciones personalizadas y de precisión de mandíbulas, cráneos... de todo. Esto supone una calidad de vida futura para los pacientes increíble», apunta Ochandiano.

El trabajo que hacen es digno de la mejor ingeniería médica. Todo comienza en el servicio de Traumatología donde, a partir de imágenes radiológicas, realizan una planificación por ordenador y con esas imágenes preparan moldes que imprimen en 3 D en las impresoras del hospital. Incluso tienen una dentro del propio quirófano para hacerlo en tiempo real. Prueban la que mejor ajusta y realizan varios modelos hasta dar con la pieza exacta. En el caso de Ignacio, se le cortó con una sierra la parte del hueso afectada, se le hizo una especie de caja en el hueso para extirpar el tumor y se le colocó la pieza de titanio a medida para evitar la importante deformidad que se le quedaba después de la extracción. «Se le ajustó con tres tornillos y en una hora que duró la intervención se solucionó el problema», dice el cirujano.

«Yo pensaba que tras la operación me dolería bastante, ya que la nariz es una zona muy sensible, pero no fue así. Tan solo tuve amoratada la zona unos días, a las dos semanas ya estaba trabajando y haciendo vida normal. Además, mi nariz estaba un poco torcida y con esta intervención quedó recta totalmente», dice con una sonrisa. «Para el paciente, esto es imbatible. Cumple una función estética fundamental y aporta una calidad de vida increíble, porque no se le nota nada», dice Ochandiano mientras observa el resultado en la cara de su paciente.