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Nunca más «Nunca Máis»

La Razón
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Once años después del accidente del Prestige, se ha dictado sentencia. Lo primero que tengo que expresar es mi alegría por la absolución del Sr. López Sors quien, a mi juicio, nunca debió ser imputado pues en aquellos momentos se limitó a cumplir honestamente con su deber: este calvario personal de once años nunca le podrá ser resarcido. Pero además, la sentencia no deja dudas y dice que las decisiones tomadas entonces fueron basadas en criterios técnicos, al menos tan buenos como otros, sobre todo si se tiene en cuenta que en esas situaciones hay que tomar decisiones inmediatas. La sentencia llama también la atención sobre lo que muchos hemos venido sosteniendo todo el tiempo: aún hoy, once años después, nadie de los que señalaban como alternativa la opción de refugio en un puerto han tenido el coraje de decir cuál y si se me permite lo diré al revés, han mostrado una cobardía suprema al no atreverse a indicar qué ría gallega propondrían sacrificar en casos semejantes. Es preciso recordar que los daños que se causan al refugiar un buque así, ni de lejos son cubiertos por los fondos habilitados. En estas circunstancias ¿tenemos los gallegos y españoles que pagar de nuestros impuestos el daño causado por un tráfico que nos es ajeno?

Estoy contento además porque esta sentencia deja al descubierto la deshonesta e impúdica manipulación del accidente que en su momento hicieron el Bloque Nacionalista Gallego y el Partido Socialista. Amedrentar a la sociedad gallega con falsas profecías de que el PIB gallego iba a caer cuatro puntos y decir que todos tendríamos que emigrar, es una de las manipulaciones más zafias que he visto en mi vida política. Lo que distingue los partidos que tienen sentido de Estado de los que no lo tienen es, entre otras cosas, evitar sacar partido de desgracias de las que el adversario político no es responsable y lo digo con conocimiento de causa. Tuve la oportunidad de estar en idénticas responsabilidades políticas, es decir Consejero de Pesca, durante la marea negra del Mar Egeo en Coruña: la cooperación del Gobierno de D. Manuel Fraga con el Gobierno Central, entonces en las manos del PSOE, fue total y leal y nunca se nos ocurrió la utilización política de aquel otro accidente. Ésta es la enseñanza principal que creo que debemos, once años después, extraer todos los españoles: ante la adversidad ajena, unidad y colaboración leal y jamás alentar la ira y el odio hacia quienes tratan de resolver el problema.

Yo sigo defendiendo en estos casos extremos el alejamiento de los buques que chorrean crudo y a los que defiendan lo contrario les reto de nuevo a que indiquen qué ría gallega sacrificarían si de nuevo se produjera un accidente así. Si no tienen valor, que no lo tendrán, que se callen para siempre. Afortunadamente esto ya lo saben hoy en día los gallegos, que en reiteradas elecciones le han dicho nunca más a Nunca Máis.