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«Las llamas se propagaron tan rápido que no pudimos escapar»

Un incendio en un local recreativo de un pueblo portugués deja ocho muertos y 40 heridos

Dos miembros de la Policía portuguesa y un camión de Bomberos junto al local del incendio en Vila Nova
Dos miembros de la Policía portuguesa y un camión de Bomberos junto al local del incendio en Vila Novalarazon

Un incendio en un local recreativo de un pueblo portugués deja ocho muertos y 40 heridos.

Portugal amaneció ayer de luto, nuevamente lamentando la muerte de un número notable de sus ciudadanos en un incendio. Al menos ocho personas fallecieron entre las llamas que consumieron la Asociación Recreativa, Histórica y Cultural de la aldea de Vila Nova da Rainha (Tondela, Viseu) la noche del sábado. Más de 40 personas resultaron heridas en la deflagración y, al menos, 16 de ellas permanecían ayer en estado grave.

El fuego se propagó mientras se celebraba un torneo de cartas, expandiéndose tan rápidamente por la planta superior del edificio que las personas que participaban en las actividades ni se dieron cuenta de lo que acontecía. El pánico se desató al desplomarse parte del techo, atrapando a numerosas personas bajo los escombros mientras que otras tantas formaban un tapón en la entrada al intentar escapar de las llamas. De hecho, varias víctimas –entre ellas, algunos ancianos– fueron aplastadas en la avalancha humana que se formó.

Gran parte de los heridos han sido desviados a centros especializados en quemaduras en Lisboa y Oporto en las horas posteriores al incendio. La mayoría de las víctimas mortales son residentes de pueblos cercanos que participaban en el torneo. Entre ellas se encuentran Sérgio Santos, fundador de la asociación recreativa que ardió, y Vítor Lopes, de 54 años, que era delegado de la Federación Portuguesa de Fútbol y ayudó organizar la Eurocopa de 2004. «Las puertas quedaron completamente bloqueadas por los cuerpos», explicó Eduardo Antunes, superviviente de la tragedia, en declaraciones a los medios lusos. «Las llamas se propagaron con una rapidez inimaginable. No podíamos hacer nada para escapar». «No dio tiempo para nada... Muchas personas cayeron por las escaleras y se amontonaron ahí. Fue terrible, incluso sacando personas a la fuerza por ventanales fue imposible salvarlos a todos».

En declaraciones al «Diario de Noticias» el también superviviente Carlos Ferreira describió las escenas de pánico descontrolado. «Tuve la suerte de ser uno de los primeros en salir del edificio. Unas 15 personas consiguieron salir antes de que se formara el tapón en las puertas. Abrían hacia dentro... Una vez que se amontonaron las personas fue imposible reabrirlas».

En una rueda de prensa, el alcalde del municipio, José António Jesus, explicó que los investigadores indican que el incendio comenzó cuando reventó un calentador ubicado en la segunda planta del edificio. «Además del incendio, el calentador soltó mucho monóxido de carbono, lo que habría precipitado los daños en las vías respiratorias de muchos de los presentes, lo que contribuyó al número tan elevado de víctimas mortales».

Como muestra de solidaridad con los afectados, el presidente de la República portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa, se apresuró ayer a acudir a Tondela junto al ministro de Administración Interior, Eduardo Cabrita, para expresar su pesar y visitar a las víctimas y sus familias en el cercano hospital de la ciudad próxima de Viseu. El jefe del Estado luso también alabó la labor de los Bomberos y efectivos sanitarios que respondieron a la tragedia. El presidente portugués también dedicó unas palabras a la «capacidad de resistencia» de los residentes de la zona, una de las más castigadas por los incendios forestales del pasado verano. «Todos han sabido estar a la altura de las circunstancias en una situación que desearíamos que nunca hubiese tenido lugar», lamentó Rebelo de Sousa.