Brote de ébola
Paciencia y Helena vencen al ébola: «Ya rezan y bailan»
Tras los difíciles momentos que han vivido tanto la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, como las Misioneras de la Inmaculada Concepción por los fallecimientos de los misioneros contagiados por ébola en Monrovia, por fin llegan buenas noticias desde uno de los países más azotados por el virus. La hermana María Pilar, de las Misioneras de la Inmaculada Concepción confirmó ayer a LA RAZÓN que según las últimas noticias recibidas por la Orden, tanto la hermana Paciencia Melgar, como la hermana Helena Wolo han dado negativo en las últimas pruebas que se les han practicado a ambas para comprobar si tienen el virus del Ébola. Una noticia que llena de alegría a toda la Orden que espera que tanto ellas como la hermana Juliana, que tampoco padece el virus y sigue internada en el hospital Carlos III de Madrid por precaución, sean dadas de alta. Según explicó el propio centro, la misionera podría ser dada de alta el próximo jueves, tras cumplir los 21 días de cuarentena que se han fijado, ya que éste es el periodo de incubación del virus.
Desde la Orden, el director de Juan Ciudad ONGD, José María Viadero, se alegra mucho con las nuevas noticias, aunque mantiene cierta cautela: «Aún hay que ser cautelosos porque tienen que hacerles una segunda prueba para confirmar definitivamente que no tienen el virus». Pero, si nos guiamos por su estado de ánimo, están convencidos de que les darán el alta definitivamente: «Yo no he hablado directamente con ellas, pero otro hermano me ha comentado que Helena se encuentra muy bien. Está rezando o bailando», explica el misionero que insiste en que estas dos actitudes se complementan en África. Si al final la sangre de las dos misioneras dieran negativo al virus del Ébola, Viadero asegura que «normalmente existen unos protocolos que obligan a las misioneras a estar en una segunda cuarentena, aunque no sabemos exactamente qué van a hacer». Tanto Paciencia como Helena fueron compañeras del misionero español fallecido por el virus, Miguel Pajares, que, como él, se contagiaron tras atender al director del Hospital San José de Monrovia, Patrick Nshamdze, que falleció días después.
En lo que se refiere al tratamiento que les han administrado, el director de Juan Ciudad ONGD insiste en que «les han dado lo mismo que al resto de enfermos, un tratamiento de soporte». Nada de «sueros milagrosos». Lo cierto es que, al contrario que en otras enfermedades, del ébola se desconocen más cosas de las que se saben y los médicos no conocen exactamente por qué algunas personas sobreviven y otras no, aunque lo que sí tienen claro es que el estado de salud de la persona infectada es clave para luchar contra el ébola porque, «al igual que todas las enfermedades infecciosas es una lucha: el bicho o tú. No hay factores que indiquen supervivencia», afirma José Antonio Pérez Molina, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc). Y es que con otros virus como la malaria si al enfermo le han picado muchos parásitos transmisores tiene menos posibilidades de salir adelante que otro al que sólo le ha picado uno. Una de las opciones que se baraja para obtener buenos resultados es empezar a tratar a la persona nada más conocer que está infectada, pero como explica Pérez Molina, «es difícil saber si ésto puede ser efectivo porque hoy no existe ningún tratamiento probado –recuerda– y a las personas infectadas sólo se les puede dar soporte. Suministrarles líquidos, plasma, plaquetas...».
En lo que se refiere a los tratamientos experimentales que se han suministrado a algunos de los pacientes que han superado la enfermedad, los médicos aún desconfían de sus beneficios. Se les ha dado a un número muy reducido y mientras los dos enfermos estadounidenses se han recuperado, ni el misionero Pajares, ni un médico liberiano al que se le dio han podido con la enfermedad, a pesar del ZMapp.
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