Paloma Pedrero

Padres atrapados

Familias durante una manifestación a las puertas del Consulado español en Kiev (Ucrania)
Familias durante una manifestación a las puertas del Consulado español en Kiev (Ucrania)larazon

Yo también tuve a mi hijo en Ucrania. Pero mi criatura ya tenía dos años cuando llegó a mí. Era muy bella y tenía un comportamiento complicado. En el tiempo previsto volvimos a casa. Aún así también me sentí atrapada por las leyes y los burócratas en Kiev, como lo están ahora un grupo de padres que tuvieron a sus hijos por gestación subrogada. Ocurrió que el Gobierno de allí decidió que los niños nacidos desde febrero, no serían inscritos como españoles, no tendrían pasaporte, no podrían viajar. Una instrucción que no concedía moratoria, pese a que muchas de las posibles gestantes ya estaban embarazadas. Estos hijos no son solo apátridas, sino que cuando a sus padres les caduque en breve el visado serán niños desamparados. Es una situación terrible. No se puede condenar, se esté o no de acuerdo con este tipo de maternidad, a padres que la eligieron cuando era legal. Y menos aún a los niños nacidos. Imaginen el tormento que pueden estar viviendo estas familias en un país con una lengua endiablada y una cultura tan distinta. Imaginen vivir día tras día la imposibilidad de volver a casa con su bebé. Imaginen la soledad de su paternidad, la angustia de no saber qué pasará, la cárcel en la que han acabado. Cuando yo adopté la corrupción era descarada, y hasta nos hacían elegir por foto un niño muy enfermo como hijo. Nosotros razonábamos que no podíamos criar a un niño con tan terrible enfermedad. Nos contestaban que solo era un trámite. La impotencia ante tanta falsedad era desoladora. Ahora estos padres atrapados en Kiev deben regresar con sus hijos. Nuestro Gobierno tiene que resolverlo por vía diplomática ya. Imaginen su situación, señorías.