Contaminación ambiental
Los termómetros de mercurio pasan a la historia
Los termómetros y otros dispositivos de medición que contengan mercurio y estén destinados a usos industriales no podrán venderse desde hoy en ningún país de la UE, tras la entrada en vigor una parte de un reglamento de la Comisión Europea aprobado el 19 de septiembre de 2012.
Además de los termómetros, tampoco podrán comercializarse desde este jueves otros dispositivos con mercurio, como barómetros, higrómetros, manómetros, esfigmomanómetros, extensímetros que se utilizan con pletismógrafos, tensiómetros y otras aplicaciones termométricas no eléctricas.
La Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas propuso en su día restringir el mercurio en estos dispositivos por presentar un riesgo para la salud humana y el medio ambiente, ya que, además, existen otros alternativos. El pasado mes de octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la coalición internacional 'Salud Sin Daño', formada por más de 470 organizaciones en unos 50 países, lanzaron la iniciativa 'Salud Libre de Mercurio en 2020', por la cual reclaman la eliminación de los termómetros y tensiómetros que contengan este elemento químico.
Esta iniciativa surgió después de que 140 países firmaran en Kumamoto (Japón) el primer acuerdo internacional para reducir el uso y el comercio de mercurio y, con ello, prevenir futuros daños a la salud y al medio ambiente.
Este tratado toma el nombre de Convención de Minamata porque en esta ciudad nipona se detectó en la década de 1950 un síndrome neurológico causado por la contaminación del agua tras el vertido de mercurio por parte de una planta petroquímica.
La campaña de la OMS y 'Salud Sin Daño' persigue eliminar la fabricación, importación y exportación de dispositivos médicos de medición con mercurio y apoyar alternativas sin este elemento porque el mercurio provoca una amplia gama de efectos graves sobre la salud, como daños cerebrales y neurológicos, especialmente entre los jóvenes, además de daños renales y al sistema digestivo. Si bien la Convención de Minamata permite que se siga utilizando el mercurio en aparatos de medición médicos hasta 2030 bajo ciertas circunstancias especiales, la OMS y 'Salud Sin Daño' consideran que las posibles consecuencias negativas para la salud derivadas del mercurio son tan grandes que proponen reducir esta fecha límite a 2020.
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