Salud

Una buena excusa: la pereza es genética

Científicos estadounidenses encuentran 36 genes relacionados con la motivación para hacer ejercicio físico

Una buena excusa: la pereza es genética
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El estilo de vida de las sociedades modernas nos predisponen a ser sedentarios: cogemos el coche para todo y usamos la televisión y otros medios estáticos como fuente principal de ocio.

Sin embargo, la pereza podría no tener su origen solo en las condiciones sociales sino también en la genética.

Al menos eso es lo que sugieren los resultados de una reciente investigación realizada en la Universidad de Missouri (MU), Estados Unidos, informa Tendencias 21.

El estudio ha revelado que ciertos rasgos genéticos pueden predisponer a las personas a estar más o menos motivadas para hacer ejercicio y mantenerse activas.

Para prevenir la obesidad

Frank Booth, profesor de la facultad de veterinaria de dicha Universidad, en colaboración con el investigador Michael Roberts, criaron de manera selectiva a ratas para que estas tuvieran rasgos de actividad física extrema o bien de pereza extrema.

Según los científicos, estas ratas han demostrado que la genética desempeñaría un papel en la motivación para hacer ejercicio. Booth y su colaborador creen que estos resultados serían extrapolables a los seres humanos.

"Hemos demostrado que es posible estar genéticamente predispuestos a la pereza", afirma Booth en un comunicado de la MU.

Esta constatación "podría suponer un paso importante en la identificación de las causas adicionales de la obesidad en seres humanos, sobre todo teniendo en cuenta los aumentos dramáticos en casos de obesidad infantil en Estados Unidos. Resultaría muy útil saber si una persona está genéticamente predispuesta a estar desmotivada para hacer ejercicio, una tendencia que aumentaría su propensión a convertirse en individuos obesos", añade el investigador.

Características del estudio

En su estudio, publicado por el American Journal of Physiology: Regulatory, Integrative and Comparative Physiology, Roberts y Booth pusieron a las ratas en jaulas que tenían ruedas giratorias, y midieron el tiempo que cada una de ellas dedicó a correr voluntariamente dentro de dichas ruedas, dentro de un período de tiempo de seis días.

A continuación, cruzaron a machos y hembras de entre los 26 ejemplares que más corrieron y, por otra parte, también a ejemplares de los dos sexos de las 26 ratas que menos corrieron.

Este proceso fue repetido a través de 10 generaciones. Posteriormente, se comprobó que la línea de ratas corredoras corría de manera voluntaria 10 veces más que la línea de ratas perezosas.

Una vez creadas las "ratas supercorredoras"y las "ratas vagas", los científicos estudiaron asimismo los niveles mitocondriales en las células musculares de estas (las mitocondrias son orgánulos celulares encargados de suministrar la mayor parte de la energía necesaria para la actividad celular); compararon la composición corporal de todas ellas; y realizaron exhaustivas evaluaciones genéticas de los animales, a través de la secuenciación del ARN de cada rata.

Resultados obtenidos

"Aunque encontramos pequeñas diferencias en la composición corporal y en los niveles mitocondriales de las células musculares de las ratas, sí conseguimos hallar importantes diferencias genéticas entre las dos líneas de ratas", afirma Roberts.

"De los más de 17.000 genes distintos presentes en una parte del cerebro, identificamos 36 genes que pueden desempeñar un papel en la predisposición a estar motivados para la actividad física", añade el científico.

Una vez identificados dichos, los investigadores planean ahora continuar su estudio con el fin de explorar los efectos que cada gen tiene en este tipo de motivación.

Más información en Tendencias 21