Caso Marta del Castillo

Antonio del Castillo: «Se podía haber hecho algo más en La Majaloba»

El padre de Marta del Castillo y su familia intentan levantarse después del varapalo que de la búsqueda pero insisten que «el cuerpo está en esa carretera»

Antonio del Castillo, durante la búsqueda en la finca sevillana
Antonio del Castillo, durante la búsqueda en la finca sevillanalarazon

La familia de Marta del Castillo pasa uno de los peores momentos desde la desaparición de la joven sevillana el 24 de enero de 2009. Tenían (y tienen) el convencimiento de que el cuerpo está en una finca de la carretera que une Sevilla con La Rinconada. Cuando la Policía fijó el lugar en La Majaloba aumentó la ilusión, pero también la tensión. Primero fue el maíz, después las lluvias y finalmente el georradar y las excavaciones. El hallazgo de una zona de descombros con una malla naranja de obra, tal y como describió Miguel Carcaño, les creó falsas expectativas. Ahora, tras el fracaso de la búsqueda buscan la forma de seguir adelante, una tarea harto complicada.

La voz de Antonio está algo más apagada de lo normal, pero oculta la energía de una persona que no se da por vencida. No para de darle vueltas a la cabeza y sigue pensando que su hija está en esa carretera. La primera pregunta es obvia: ¿Y ahora qué? La respuesta, inmediata: «Reponerme». Otra vez. Son ya innumerables las veces que Antonio ha pasado por esto, aunque esta vez es especialmente dura. «Ha sido una caída impresionante, una gran desilusión. Los restos de redes de protección estaban allí, los escombros también, pero no ha salido todo. Vamos a levantarnos. No es el primer golpe y nos quedan muchos por recibir del juzgado», lamenta.

El padre de Marta del Castillo ha seguido de cerca las investigaciones, pero se ha quedado con «la sensación de que se podía haber hecho más en la finca, haber utilizado alguna máquina más para levantar mas terreno».

Ahora toca un periodo de reflexión, al igual que en el caso de la Policía. «Tienen que revisar muchas cosas. Mirar toda la información que disponen. Lo más lógico es que vuelvan a visitar a Miguel Carcaño para obtener nuevos datos», indica.

Antonio tiene claro que «Miguel está diciendo verdades, pero no se sitúa. Una persona acostumbrada a ir andando a cualquier sitio, que no sale de Sevilla y que no monta en moto de manera habitual no tiene posibilidad de saber lo que había en esa carretera y, en cambio, le describió la zona a la Policía».

El mayor miedo de la familia es que esté diciendo la verdad pero que no hayan dado con los restos de la niña porque hayan movido el cuerpo. «Es una duda que tenemos y que nos genera gran inquietud. A la Policía le parece una posibilidad extraña, pero a mí no. El resto de los implicados lleva en la calle mucho tiempo y puede haber una tercera persona que colaborara con Francisco Javier y que todavía desconozcamos», dice.

«Esta posibilidad –añade– haría prácticamente imposible encontrar a Marta porque ha habido una sentencia absolutoria contra el hermano de Miguel y el juez y la Fiscalía no están por la labor de intervenir, y ese es el mayor problema. No podemos comprobar los movimientos bancarios o analizar las llamadas telefónicas porque se necesita una orden judicial».

Toda esta situación está atormentando a la familia Del Castillo, que durante estos días apenas ha dormido. Eva Casanueva ha permanecido al margen, en casa, pero acompañada. Sin ver la televisión por prescripción médica. No ha pasado ni un momento sola, pero eso no ha evitado que la tensión le haya pasado factura. «Eva ha estado en la retaguardia, donde se ven las cosas peor que en primera línea», describe su marido, que tampoco ha podido conciliar el sueño, lo poco que ha dormido lo ha hecho gracias a los fármacos, «aunque llevo mucho sin dormir porque se me olvida tomarlos. Sus hijas son el verdadero motor de la familia: «Si no las hubiéramos tenido, hubiera sido para acabar con nuestra vida, de una manera o de otra. Después de algo así, o le das sentido o haces una locura».

Antonio confía plenamente en la Policía pero no descarta ir a buscar por su cuenta: «Se me ha pasado por la cabeza. Me gustaría poder hacerlo, pero tengo que ir de la mano de la Policía. Cuando ellos me digan que no son capaces, saldré por mis propios medios. Gracias a Dios tengo voluntarios que me ayudarían, que me aportarían maquinaria. Hablaría con el dueño de la finca su hiciera falta para pedirle permiso para volver a cavar».

«Hay que dejar pasar un tiempo. No voy a volver a La Majaloba porque están los medios de comunicación y no quiero que piensen que soy un loco obsesivo. Tengo el resto de mi vida para buscar a Marta, no puedo marcarme plazos y tirar por tierra el trabajo de los investigadores. Ahora toca ser paciente».

De momento, el lunes vuelve a trabajar después de unos días de vacaciones que se había reservado para esta búsqueda: «En el trabajo hay que darlo todo, pero antes y después seguiremos haciendo cosas».

Entre ellas, continuará hablando con las personas que contactan con ellos para darles algún tipo de pistas. «Hace poco, un hombre me dijo que vio en la finca un coche pequeño y otras cosas que coinciden con lo que dice Carcaño y que no puedo revelar, pero que concuerdan con los hechos», recuerda.

Al finalizar la entrevista, Antonio, siempre cercano, recuperó algo de fuerzas: «Hay muchas cosas por hacer. Yo no mando y tengo que hacer lo que ordene la Policía, a la que estoy muy agradecido por dejarme estár ahí».

La finca sigue siendo su obsesión, «hay una serie de fotos aéreas hechas por la administración en las que se ven cosas que ya o están y eso habrá que mirarlo. está claro que si no es en esa finca, es en la colindante, pero Marta está en esa carretera y tengo toda la vida para encontrarla».